Los coleccionistas de amigos, unos 'raros' seres dentro de tu Facebook
Nota del editor: Brenna Ehrlich y Andrea Bartz son las sarcásticas creadoras del blog de humor y el libro Stuff Hipsters Hate (Cosas que los hipsters odian). ¿Tienes alguna pregunta para la etiqueta en el mundo digital? Contáctalas en netiquette@cnn.com.
(CNN) — Cuando me llega una solicitud de amistad o si alguien acepta la mía, envío un "gracias por la (solicitud/aceptación) de la amistad” en un mensaje privado, además de una actualización rápida, una o dos líneas como máximo. La mayoría de las ocasiones recibo a cambio algo parecido. Con algunos amigos esto conduce a una conversación más grande, a veces no, pero de cualquier manera por lo menos nos comunicamos.
De vez en cuando, mando un mensaje y el nuevo “amigo” no se molesta en responder. No estoy segura sobre qué hacer con el asunto. Veo su actividad en FB, sé que ha entrado aunque nunca respondió. Si se supone que debemos ser “amigos”, un rápido “hola” y tal vez una actualización sería algo cortés de su parte. Distintos amigos indican diferentes significados:
1. Si no han respondido después de varias semanas y se les ve activos, tan sólo retira su “amistad” porque sólo te estaban “acumulando” en sus listas.
2. No les envíes mensajes privados, mejor escribe en su muro. A muchas personas no les gusta eso de los mensajes privados.
3. ¿A quién le importa? De cualquier forma no quieres hablar con esas personas (lo que supongo me lleva de regreso a la opción 1, pero ese método parece más bien severo).
¿Cuál crees que es el método correcto?
Harto de falsos amigos
Todos hemos sido víctimas (aunque no nos demos cuenta) del "Coleccionista de Amigos".
El coleccionista de amigos es un animal astuto, y a menudo ebrio, que se esconde dentro de todos nosotros y amenaza con levantarse y asumir nuestra forma durante un encuentro muy poderoso con la memoria y las horas que pasamos en Facebook.
El fenómeno fue menos frecuente durante los días cuando teníamos que escribir el nombre de un conocido en la barra de búsqueda, entrecerrando los ojos en el polvo de nuestra niñez y con un trago de tequila encima para recordar su apellido.
Pero hace algún tiempo Facebook añadió la molesta modalidad de “personas que quizá conozcas”, la cual nos impulsa a agregar amigos de la infancia, compañeros de universidad medio recordados y chicos al azar de banda indie (o lo que me gusta denominar: “futuros exnovios”) con total desenfreno.
Muchas veces agregamos a esas personas no porque queramos particularmente charlar con ellos, sino simplemente porque somos afectados por la picante curiosidad —"me pregunto qué estará haciendo ahora el fulano"— y sólo tenemos que hacer clic y rascar un poco.
Ya sabes lo que pasa cuando uno rasca muy fuerte: sale sangre. Y en este caso, la sangre es tuya, porque te lastima cuando tu falso amigo rehuye tus amistosas —no espeluznantes, no asesinas, ¿verdad?— insinuaciones.
Hagamos todos una promesa: No seré coleccionista de amigos. Incluso si nuestro buen amigo Martin Martini nos sugiere que lo hagamos a las 3 de la mañana.
Y para responder a tu pregunta: Retírale la amistad a la falsa amiga. Probablemente volverá a pedirte ser su amigo, sin darse cuenta de que ya lo ha hecho. Como un verdadero criminal, un coleccionista de amigos siempre vuelve a la escena del crimen.