El optimismo ciego puede contribuir a perpetuar nuestro estrés
Nota del editor: La colaboradora de CNN Amanda Enayati reflexiona sobre el tema de la búsqueda de la serenidad, bienestar y equilibrio en la vida en tiempos de estrés.
(CNN) — Si podemos reconocer las implicaciones perjudiciales para la salud por el alto nivel de estrés —enfermedades cardiacas, altos niveles de colesterol, presión arterial alta, diabetes, obesidad y depresión, entre otros— entonces, ¿por qué muchos de nosotros fracasamos para manejarlo?
La respuesta, según los expertos, podría ser un tipo de ceguera intencional conocida como el “sesgo del optimismo”.
“Es una inclinación de la naturaleza humana ver nuestra situación y nuestro futuro con una óptica color de rosa”, dice David Ropeik, autor de How Risky is It, Really?: Why Our Fears Don’t Always Match the Facts (¿Cuán riesgoso es, realmente?: ¿Por qué nuestros temores no siempre coinciden con los hechos?).
“Solemos ver nuestras perspectivas como algo mucho mejor de lo que pueden ser en realidad, especialmente cuando nos comparamos con otra persona. El optimismo nos permite lidiar con las dificultades y arriesgarnos en la vida”.
Por ejemplo, si te preguntan cuánto tiempo piensas que durará tu matrimonio. Posiblemente estimes mucho más tiempo que lo estadísticamente probable. Y si te piden calcular la duración de tu matrimonio comparado con el de alguien más, tu estimación probablemente sea incluso más grande.
“Ciertamente hacemos esto con nuestra salud: ¿Qué tan probable es que te internen en un hospital en los próximos cinco o diez años?, ¿qué tan probable es comparado con alguien más? Tendrás los mismos resultados”, dice Ropeik.
La mayoría de la gente es un poco optimista y eso es bueno, dice Tali Sharot, autor de The Optimism Bias: A Tour of the Irrationally Positive Mind. (El sesgo del optimismo; Un viaje por la mente irracionalmente positiva).
“Aproximadamente el 20% de las personas que no tienen el sesgo del optimismo están clínicamente deprimidas . De hecho, cuando las cosas van realmente mal, la gente se vuelve más optimista, no menos, porque ahí es cuando lo necesitamos más”.
La trampa de sentirse bien aunque se esté mal
Según Sharot, hay más razones para celebrar nuestra inclinación hacia la esperanza. “El optimismo es mejor para tu salud mental, alivia a tu mente y en realidad disminuye el estrés”.
También beneficia la salud física. La gente optimista tiene más probabilidad de seguir las indicaciones de los médicos, de tomar vitaminas, a comer mejor y hacer ejercicio. También, el optimismo puede convertirse en una profecía que se cumpla por sí misma. Si crees que tendrás un resultado positivo, tienes más probabilidades de actuar para lograrlo.
El lado negativo del sesgo del optimismo entra en juego cuando las percepciones color de rosa adormecen a las personas en la negación, en lugar de llevarlos a actuar sensatamente.
“La gente cree que tiene mucho control sobre su vida, algunas veces incluso cuando las cosas están verdaderamente fuera de su control. Se justifican diciéndose que pueden hacer cosas para evitar las consecuencias negativas. Por ejemplo, pueden pensar, 'sé que el estrés tiene todos estos efectos negativos, pero puedo controlarlo para que vaya en la dirección correcta cuando lo necesite. ¡Tal vez pueda hacer más ejercicio!'. Pero en realidad no hacen más ejercicio, y tampoco toman otra acción que pueda protegerlos”, explica Sharot.
Ropeik concuerda: “Los riesgos que son cuestión de elección no parecen asustarnos tanto. Es un lenguaje emocional completamente distinto. Pero la conclusión es que el estrés realmente es algo malo. Nos la pasamos asustando a la gente con nuevas enfermedades raras, cuando el estrés puede ser mucho peor como (un factor que) contribuye a una serie de enfermedades crónicas, incluyendo algunos tipos de cáncer”.
Al final, “el sesgo hacia el optimismo te ayuda a lidiar en cierto grado, pero también puede engañarte para que ignores el peligro”, señala Rpeik. “Hasta cierto punto estamos menos preocupados de lo que deberíamos por algo, y eso aumenta nuestro riesgo. Si el sesgo del optimismo nos permite negar que nuestras estresadas vidas son perjudiciales para nuestra salud, el daño supera por mucho la cantidad de alivio que el optimismo puede traer”.
Entonces, ¿el optimismo es bueno o malo?
“Dos cosas para tomar en cuenta: quieres estar consciente del riesgo y quieres tener clara la psicología detrás de la forma como interpretas y evalúas el riesgo. Cuando conoces las dos, estás mejor equipado para actuar”.
Sharod hace una advertencia similar: “La gente debe estar consciente de sus sesgos y entender cómo el cerebro crea esas ilusiones. No hay nada de malo en que las personas crean que van a estar bien, siempre y cuando no termine ahí”.
“Incitar al optimismo”, exhorta Sharot, “pero también poner énfasis en la necesidad de actuar”.
¿Quieres actuar? Aquí hay algunos consejos rápidos para combatir el estrés .