Los cambios en el estilo de vida pueden evitar la demencia
La demencia senil tiene mucho en común con las enfermedades del corazón; y comparte muchas de las mismas causas, de acuerdo con un artículo publicado el martes en la revista Nature Reviews Neurology.
Así como las enfermedades del corazón, el deterioro cognitivo que acompaña a la edad es usualmente resultado de la combinación del estilo de vida y otros factores, según el artículo. La diabetes, obesidad, hipertensión no tratada, estilo de vida sedentario y el estrés están ligados a las enfermedades del corazón y a la demencia.
Otros factores que se relacionan con la demencia son: la apnea del sueño obstructiva y no tratada, depresión clínica, trastorno bipolar, deficiencia de vitamina B12, trastorno de estrés postraumático, trauma en la cabeza, lesión cerebral causada por la falta de oxígeno, y el gen de apolipoproteína E (ApoE) o Alzheimer.
El autor principal, el médico Majd Fotuhi, dice que la última investigación muestra que la demencia se puede retrasar, detener y a veces revertir con cambios en el estilo de vida.
Fotuhi, un porfesor asistente de neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, dice que son noticias importantes para cualquiera que esté preocupado por la demencia o por enfrentar el deterioro mental.
“De repente, puedes estar a cargo”, dice Fotuhi, también presidente del Instituto de Neurología para la Investigación y Salud del Cerebro, quien estima que sólo una quinta parte de la demencia senil es Alzheimer .
Fotuhi y sus colegas estudian factores que alteran el tamaño del hipocampo, un par de estructuras de casi el tamaño de un pulgar en cada lado del cerebro, que es vital para la formación de nuevas memorias.
Un hipocampo grande se asocia con la buena memoria y la función cognitiva; uno más pequeño está relacionado con el desarrollo de demencia.
“El hipocampo es muy sensible a un número de factores ambientales”, dice Fotuhi.
A diferencia de otras estructuras en el cerebro, el hipocampo puede incrementar su tamaño en los adultos. Los estudios muestran que el ejercicio moderado, estimulación mental, meditación, y el tratamiento para enfermedades cardiovasculares, depresiones clínicas y la apnea del sueño obstructiva incrementan el tamaño del hipocampo.
Fotuhi y sus coautores argumentan que los investigadores que buscan las causas y las curas para el deterioro cognitivo se han enfocado mucho en las placas amiloides que acompañan a la demencia de Alzheimer.
Arthur Kramer, un profesor de psicología en la Universidad de Ilinois en la zona metropolitana de Urbana-Champaign, ha estudiado el ejercicio, tamaño del hipocampo y la memoria en adultos de mayor edad.
“Creo que las noticias son buenas, ya que hay medidas que podemos tomar antes de que se descubra ese medicamento que mejora la salud del cerebro”, dice Kramer. Añadió que ahora los investigadores necesitan aprender qué es lo que pasa en el hipocampo cuando aumenta de tamaño.
El médico Cristopher Callahan, director del Centro de la Universidad Indiana para la Investigación del Envejecimiento, dice que el artículo señala la gran cantidad de evidencia de la habilidad del cerebro para crecer y cambiar, incluso entre los adultos.
“Hay muchas razones para que la gente cuide su dieta y controle las condiciones crónicas, así como para incrementar su actividad física”, dice Callahan. El reto para los doctores, añade, es encontrar formas de motivar a los pacientes a cambiar sus estilos de vida.
“La posible pérdida de habilidades cognitivas está presente en términos de lo que la gente teme; más que el miedo a morir. Esto podría ser un impulso para que la gente se cuide a sí mismo”, dice Callahan.
Caleb Finch, un profesor de gerontología y ciencias biológicas en la USC (Universidad del Sur de California), advierte que ninguna cantidad de cambios en el estilo de vida puede curar el Alzheimer.
“Si es Alzheimer, no hay mucho que se pueda hacer por ahora”, dice Finch. “En el momento en el que el Alzheimer se encuentra en sus primeras etapas, ya ha habido una pérdida masiva de neuronas en el hipocampo y la corteza. No hay nada conocido que lo prevenga o revierta porque las células ya se han ido”.