El cerebro genera algunas sustancias que podrían motivar los pecados

Cometer conductas pecaminosas puede tener su explicación en las sustancias que produce nuestro organismo
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Al debate sobre el origen de las conductas pecaminosas entre la religión y la filosofía se ha sumado -de acuerdo con la revista Quo- un nuevo contendiente: la neurociencia.

Roberto Adolfo Betanzo, profesor del departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Anáhuac México Sur, explica que todos los pecados, salvo en casos excepconales, “son fruto de decisiones conscientes acerca del acto realizado y sus consecuencias".

Las numerosas sustancias que obran en el cerebro mantienen un equilibrio entre dos funciones, “los sistemas de excitación y los de inhibición”, señala la doctora Anabel Jiménez, investigadora de neurociencias en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I).

“Estamos a las puertas de conocer las relaciones entre nuestros actos y la química del cerebro”, compartió la investigadora.

Una de las sustancias que corren por el cerebro es la oxitocina, también conocida como la hormona del amor y la felicidad. 

“Se determinó que (esta hormona) influye en el sistema límbico, estructura encargada de modular conductas como la empatía y la antipatía; el agrado o el desagrado por aquello que percibimos mediante los sentidos”, dijo el investigador Miguel Condés de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Paul Zak, investigador en el Center for Neuroeconomics Studies de la Claremont University fue de los pioneros en estudiar la relación entre la oxitocina y la conducta.

“Desde joven, me interesó conocer  los mecanismos detrás de la maldad y la bondad del humano”, dijo en entrevista con la revista Quo.

Su análisis de la presencia de esta hormona en la sangre de algunos voluntarios encontró que quienes tenían menos oxitocina en su organismo, eran más egoístas.

La doctora Jiménez piensa que “es posible que en algún momento del futuro podamos crear tratamientos más efectivos contra enfermedades como la depresión”.

Por el momento, la ciencia está en las etapas iniciales de exploración. Miguel Condés cree que no será fácil, ya que “una conducta no solo se puede explicar por medio de una sustancia; categorizar causas y efectos de la conducta será una tarea compleja”.

¿Y la religión? Betanzo asegura que “no es posible explicar la conducta y los pecados solo por un juego de sustancias químicas; la conciencia de los seres humanos se ha desarrollado en largo tiempo”.