Un buen plan de contingencia es clave para enfrentar una amenaza volcánica
Terremotos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas... ¿será que la Tierra se está volviendo más violenta?
Según los expertos, no. Percibir un aumento en la frecuencia y el poder destructivo de las catástrofes tiene mayor relación con la facilidad de recibir información en tiempo real y la extensión de asentamientos en zonas de mayor riesgo.
Tampoco se puede hablar de “desastres naturales”. La doctora Virginia García Acosta, directora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), detalla en un estudio que habría que quitar a los desastres el adjetivo de “naturales”, pues no es el fenómeno lo que provoca un desastre, sino que es resultado de una construcción social del riesgo.
Kathleen Tierney, directora del Centro de Riesgos Naturales de la Universidad de Colorado, explica que “la educación, la capacitación, y desarrollar la habilidad de planear y practicar nuestras reacciones, son factores muy importantes para reducir la confusión, ansiedad, negatividad y las conductas improductivas, durante todo tipo de crisis”.
Una erupción volcánica
En México hay más de una decena de volcanes activos; los más peligrosos son el Volcán de Colima y el Popocatépetl. Pero el Pico de Orizaba, y el San Martín Tuxtla, ambos en Veracruz, también están en el listado. En Chiapas, al sur del país, tenemos El Chichón y el Tacaná, mientras que en Nayarit está el Ceboruco.
Gran parte del país está ubicado en la región conocida como el Cinturón de Fuego, que abarca las costas del pacífico y se caracteriza por constante actividad sísmica y volcánica.
Los expertos aseguran que no es necesaria una gran actividad volcánica para estar alerta.
Las ceniza volcánica, por ejemplo, puede causar silicosis y problemas respiratorios cuando es inhalada; limitar la visibilidad de los transportes y tapar coladeras y drenajes.
Principales manifestaciones volcánicas:
- Flujos de lava: Su baja velocidad brinda tiempo suficiente para ponerse a salvo.
- Flujos piroclásticos: Avalanchas destructivas formadas por fragmentos o bloques de lava, ceniza y gases muy calientes.
- Flujos de lodo: Mezcla de bloques, ceniza y cualquier otro escombro con agua, que puede producir potentes torrentes de lodo.
- Lluvias de fragmentos y ceniza: Explosiones que lanzan gases calientes y fragmentos de todos tamaños. Los más finos recorren grandes distancias por el viento.
Para evitar afectaciones debido a una erupción volcánica , sigue estas recomendaciones:
Antes de una erupción atiende a las alertas emitidas con el Semáforo de Alerta Volcánica.
Durante la actividad volcánica hay que evitar el contacto con la cenizar en el aire, protege los ojos con gogles y usa marcarilla para tapar tu nariz y boca. Sella la casa con cinta y cubre el tinaco, coladeras, autos y aparatos electrónicos.
Después deberás retirar la cenizas de los techos, pues si se moja podría ocasionar daños debido a su peso. Para recoger la ceniza del suelo, humedécela y deposítala en bolsas de plástico.
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