Tombuctú, el tesoro turístico de Mali, en riesgo por un levantamiento
Durante siglos, Tombuctú ha existido en el imaginario de occidente como el lugar más exótico y remoto jamás concebido.
Ubicado en el extremo sur del Sahara , adquirió un estatus casi mítico en los países distantes debido a su inaccesibilidad y a la fama del extraordinario material y riqueza intelectual que ahí se encuentran.
Sus curiosos visitantes llegan atraídos por los tesoros que sobrevivieron a la época medieval de la ciudad, como un centro académico, religioso y mercantil: sus maravillosas mezquitas de arcilla y cientos de miles de manuscritos eruditos que pertenecen tanto en colecciones públicas como en privadas.
La ciudad, que hoy forma parte de Mali y es conocida como “la ciudad de los 333 santos” debido a los imanes sufís, jeques y escolásticos enterrados aquí, se convirtió en Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1988.
Pero hay temor de que este legado que se ha cuidado con tanto esmero se encuentre bajo amenaza a causa de los grupos de rebeldes armados que este mes invadieron la ciudad, durante el vacío que dejó la retirada de las fuerzas del gobierno malí.
Irina Bokova, directora deneral de la UNESCO, ha hecho un llamado a los grupos para que respeten y protejan el legado cultural de la ciudad. “Se deben salvaguardar las maravillas arquitectónicas en arcilla de Tombuctú, que son las mezquitas Djingareyber, Sankore y Sidi Yahia”.
“Junto con los 16 cementerios y mausoleos, son esenciales para la conservación de la identidad de los malíes y de nuestro legado universal”.
Tombuctú, con 50,000 habitantes, está sitiada por al menos dos grupos rivales que se han involucrado en revueltas al norte en contra del gobierno malí, cuyas oficinas principales están en Bamako, la capital al sur del país.
Uno de ellos es Ansar Dine , un grupo islamista salafí que busca imponer la ley sharia. El otro, el movimiento de liberación nacional MNLA, ha luchado por un país independiente del pueblo nómada de los Tuareg, al norte del país, y a principios de este mes proclamó la independencia , unilateralmente, de la región que ellos llaman Azawad.
Siguiendo el derrocamiento del presidente libio Moammar Gadhafi , muchos de los tuareg que habían luchado para las fuerzas de Gadhafi regresaron al norte de Mali llevando sus armas. El mes pasado, un levantamiento de tuaregs desató un golpe militar contra el presidente malí Amadou Toumani Toure, por oficiales insatisfechos con los esfuerzos del gobierno de acabar con la insurrección. Pero en el desorden que siguió al golpe militar, los rebeldes sitiaron extensas áreas del norte.
Martin van Vliet, investigador del Centro de estudios africanos en Leiden, en los Países Bajos, señaló que, puesto que Tombuctú ya no era una ciudad de economía vital o relevancia militar, ahora era un trofeo importante para los rebeldes dado su significado simbólico .
“El grupo que controla Tombuctú controla la capital simbólica de toda la región, debido a que es ampliamente conocida en todo el mundo. Si controlas dicha ciudad, se sabrá”, dice Martin van Vliet.
El principio de la leyenda
Históricamente, la leyenda de Tombuctú comenzó a esparcirse en el mundo medieval cuando el emperador de Mali hizo su peregrinación a la Meca, a través del Cairo en 1324, y maravilló a todo aquel que se encontraba en el camino con el oro que llevaba su gente.
A principios del siglo XVI, los reportes de la ciudad de arena –que entonces era parte del imperio songhai – se filtraron y llegaron a Europa a través del diplomático y escritor morisco Leo Africanus , lo cual le dio a la ciudad su estatus mítico de El Dorado africano.
El convertirse en el primer europeo en llegar a la ciudad se volvió una obsesión para los exploradores de occidente, muchos de los cuales murieron en las arenas desérticas. En 1824, la Sociedad Geográfica de París incluso ofreció una recompensa al primer europeo que concretara tal hazaña.
No obstante, dos años más tarde, la persona que lo logró se enfrentó al desastre. El explorador escocés Gordon Laing sobrevivió un ataque de los nómadas tuareg en camino hacia Tombuctú, sólo para descubrir, a su llegada, que la riqueza de la ciudad había disminuido desde la época de su esplendor. Laing se quedó en la ciudad un mes y fue asesinado dos días después de su partida.
Durante su época de oro, Tombuctú fue un pueblo de gran actividad comercial en el corazón de las principales rutas comerciales de oro y sal, y el mayor centro intelectual y espiritual, con un papel clave en la difusión del islam en África. Los eruditos islámicos viajaban grandes distancias para estudiar en la universidad de la ciudad, que llegó a albergar a 25,000 alumnos en sus mejores días, y que tenía tres mezquitas.
Construidas de ladrillos de arcilla y madera, al estilo arquitectónico característico sudano-sahelí, las mezquitas Sankore, Sidi Yahia y Djingarei-ver hasn sido y siguen siendo la mayor atracción de la ciudad. Esta última, la más antigua de Tombuctú, se construyó durante el siglo XIV, mientras que Sankore, durante su época dorada, tenía, según se afirmaba, la más grande colección de libros de África, desde la Biblioteca de Alejandría.
“En los siglos XIV y XVI, Tombuctú era una importante ciudad universitaria donde se producían muchos de los manuscritos que se referían al conocimiento de la astronomía, la economía, la religión las matemáticas, la física y la medicina”, dice Lazare Eloundou, jefe de la unidad de África del UNESCO's World Heritage Center .
Incluyendo los demás componentes del legado cultural de Tombuctú, este tesoro oculto de manuscritos –que se calcula son cientos de miles– permanece en la ciudad tanto en colecciones públicas como en privadas.
Durante generaciones, las familias locales han protegido los frágiles manuscritos, algunos de los cuales datan del siglo XIII, de los invasores. Con temor de que los responsables de los disturbios actuales saqueen y destruyan estos tesoros, los bibliotecarios y curadores se esfuerzan por esconder los textos o por sacarlos de la ciudad para ponerlos a salvo. Aunque hay reportes de que las oficinas de las bibliotecas locales has sido saqueadas por hombres armados, no se han registrado pérdidas importantes de documentos, de acuerdo con Eloundou.
“Aún nos preocupa lo que pueda suceder en caso de una pelea. Nos preocupa en riesgo de sufrir daños", dijo Eloundou. “Tampoco sabemos cuál será la reacción de los grupos islamistas en lo que respecta a los manuscritos”.
Dijo que el legado de la ciudad era muy importante para la gente del lugar, pues es motivo de orgullo cultural y también una fuente de ingresos. Aunque los tesoros de la ciudad permanezcan indemnes, les afectaría el aislamiento en el que podría caer la ciudad a partir de este levantamiento. Además, en la zona más amplia, aproximadamente 200,000 personas han sido desplazadas a causa del levantamiento.
“El hecho de que esta parte del país haya sido sitiada por la rebelión de los tuareg y los grupos islamistas, no permite que los turistas la visiten, y las comunidades dependen en gran medida de los ingresos por turismo”, dijo. “Esto afectará nuestras vidas de manera significativa”.