Mamás trabajadoras: ¿qué tan costoso es 'mantener' un empleo?
En un país como México, que cerró 2011 con un crecimiento económico de 3.7% y una inflación de 3.82%, la idea de que una familia sobreviva con un solo ingreso y construya un patrimonio es casi un sueño. Esta situación obliga a muchas madres a ser cada vez más creativas para conciliar su desarrollo profesional con la atención de los hijos.
La carga es muy pesada. Además de la doble jornada y la discriminación en el mercado laboral -en México los hombres ganan en promedio entre 4% y 12% más que una mujer en puestos de responsabilidad similar , según datos del INEGI-, también deben asumir la carga financiera que implica buscar un ingreso y cuidar a los hijos.
Es decir, a los gastos de transporte, comida, ropa adecuada, lavandería, tintorería, estacionamiento y gasolina que todo trabajador tiene en su condición de empleado, las familias con hijos deben sumar el costo de una guardería o una niñera que garantice el bienestar de los pequeños.
Aracely Sánchez, ingeniera y arquitecta, decidió retirarse del medio laboral luego del nacimiento de su segundo hijo. “Mi mamá me ayudaba con la niña, pero ya es mayor y dejarle la responsabilidad de dos era demasiado. Pagar una guardería privada para el bebé y el colegio de la niña definitivamente salía de nuestro presupuesto".
"Al poner en la balanza ese gasto contra mi ingreso y mi horario de 8 a 8, la ganancia real era tan mínima que no valía la pena encargar al bebé en manos extrañas y perderme sus mejores gracias”, cuenta Sánchez, quien aprovecha toda oportunidad de conseguir ingresos adicionales, casi siempre como vendedora de productos por catálogo.
¿Por qué fue Aracely quien renunció a sus sueños profesionales y no su esposo? “ Hay que ser realistas y prácticos . Más allá de las críticas y el peso social, en ese tiempo no ganaba ni la mitad de lo que Jaime –su esposo, también ingeniero- traía a casa”. Con todo, ella corrió con suerte, pues no todas las familias pueden financiar que papá o mamá se retiren del mercado laboral.
Tal vez por eso, la tasa de participación de la mujer en el mercado laboral en México ha pasado de 17% en 1970 a 43.5% de la Población Económicamente Activa total al cierre de 2011, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Mamitas tras la “chuleta”
Tras ocho meses “malabareando” entre su trabajo como profesionista independiente con cinco clientes y el cuidado de su recién nacido, Laura Escamilla recibió una oferta laboral a la que no podía ni quería renunciar: un puesto ejecutivo de tiempo completo, “con un buen sueldo y prestaciones”.
Más allá del problema que significó encontrar la mejor opción de cuidado para su hijo, que pasó desde las guarderías de estado, donde el niño siempre estaba suspendido por enfermedad, a pagarle a familiares y a guarderías privadas, el descalabro económico ha sido constante. El niño ya tiene cuatro años.
“El rollo económico pesa. En estos años las vacaciones han sido cortas y a lugares no muy caros; no hemos cambiado de coche en cinco años y nos restringimos en ciertos gastos que consideramos superfluos, pero sin duda valió la pena tener un sueldo fijo y mis prestaciones… Me siento más tranquila con mi futuro”.
Mejor sola…
El abandono del empleo también es impulsado por la inequidad de género en las condiciones laborales generales, y los bajos salarios, hasta 20% menores para las mujeres, según el Informe sobre Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de Género y Desarrollo, elaborado por el Banco Mundial.
Sin embargo, es importante aclarar que dejar el trabajo asalariado y dejar de buscar ingresos económicos son cosas muy diferentes. En México existen cerca de 26 millones de madres, y de ellas casi 11 millones trabajan, según datos del INEGI y del Consejo Nacional de Población (CONAPO) a 2010. Más de 6.5 millones no tienen pareja y son el único sostén de su hogar.
Es el caso de Angelina García, madre soltera de una pequeña de 5 años. Sin seguridad social ni un familiar que pudiera apoyarla, durante el primer año de vida de su hija echó mano de sus ahorros para quedarse en casa y cuidarla.
“Todavía arrastro deudas de ese entonces. Mi alternativa fue buscar opciones de trabajo en casa mientras mi niña asistía a una guardería de Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social), que me cobraba 800 pesos al mes. Hoy vivo del freelance y mi niña va en un jardín de niños público con jornada de cinco horas. La rutina es estricta y mi vida social inexistente, pero funciona”.
Un gran porcentaje de madres trabajadoras laboran en el sector informal, lo que las deja sin la opción de dejar a sus hijos en una guardería del estado, que sólo atienden a unos 500,000 niños de los más de 3 millones de pequeños menores de 4 años con necesidad de este servicio.
Y aunque el Programa de Estancias Infantiles que la Sedesol lanzó en 2007 atiende a más de 220,000 niños, una gran mayoría de las madres con o sin seguridad social deben recurrir al sector privado, en el que los precios van de los 1,500 a los 5,000 pesos por mes, pues suelen cubrir casi todo el horario que ellas trabajan, con comidas incluidas.
Angelina sueña con conseguir un empleo de tiempo completo y prestaciones, como el de Laura, pero su situación económica y familiar es incompatible con esa posibilidad.
“En estos años perdí dos buenas ofertas de trabajo, porque en ambas me aclararon que alguien tendría que responsabilizarse del cuidado de mi niña. En uno de ellos iba a gastar casi todo mi sueldo en pagar la guardería de 7 a 7, sin contar transportes y comidas… decliné.
“Me gustaría que los empleadores incluyeran la palabra ‘flexibilidad’ en sus políticas laborales”, remata.