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Un aerosol nasal, ¿evitará los suicidios de los militares estadounidenses?

Michael Kubek, de la Universidad de Indiana, obtuvo una subvención para investigar los usos de este aditamento en la milicia
mar 21 agosto 2012 01:45 PM

La solución al aumento en las tasas de suicidio y depresión entre los miembros de la milicia estadounidense, ¿está en un aerosol nasal? Eso espera el ejército de ese país.

El Ejército contó 38 suicidios confirmados o sospechas de suicidio en julio , su más alta tasa en la historia. Ante esta crisis, el Ejército dio luz verde a una subvención para el médico Michael Kubek, profesor de la Universidad de Medicina de Indiana, en Estados Unidos, para que profundice sobre si el aerosol nasal podría ser una forma segura y efectiva de administrar un neuroquímico antidepresivo para el cerebro y ayudar a calmar los pensamientos suicidas.

El Ejército toma en consideración a sus miembros activos y no activos. Tres de esos soldados se encontraban en funciones en otro país al momento de su muerte. Antes de julio, el mayor nivel mensual de suicidios de soldados fue de 33 en junio de 2010 y julio de 2011, según las estadísticas publicadas por el Ejército.

Kubek ayudó a descubrir la hormona liberadora de tirotropina (THR, por sus siglas en inglés), que es conocida por tener efectos antidepresivos y antisuicidio. El problema es que la sustancia química natural no puede cruzar fácilmente la “barrera hematoencefálica”.

Esta barrera está destinada a proteger al sistema nervioso, y evita la entrada de cualquier sustancia en la sangre que pueda lesionar al cerebro, incluyendo hormonas y neurotransmisores. Pero también hace que sea extremadamente difícil llevar la TRH al cerebro a través de métodos normales de aplicación de la sustancia química, como píldoras o inyecciones, que resultan inútiles.

La milicia espera que Kubek, un profesor asociado de Anatomía, Biología Celular y Neurobiología, utilice una subvención de tres años para resolver con otros investigadores cómo utilizar un aerosol nasal para llevar la THR de manera segura al cerebro y que calme los pensamientos de los soldados.

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La investigación de Kubek fue descubierta por el médico de la Marina, el capitán Neal Naito, hace varios años, según un comunicado de prensa de la Universidad Indiana. Naito, exdirector de Salud Pública para la Marina estadounidense,  ahora jubilado, se acercó a Kubek para ver si su investigación podía ser aplicada a miembros activos de la milicia y veteranos.

El Ejército ha confirmado 120 suicidios de militares activos y no activos en 2012, con otras 67 muertes sospechadas como suicidios, pero que continúan bajo investigación. El Ejército reportó 242 suicidios en 2009, 305 en 2010 y 283 en 2011.

“Estas muertes son problemáticas y trágicas”, dijo Kubek en un comunicado. “Los antidepresivos comúnmente utilizados pueden tomar semanas en hacer efecto y tienen una etiqueta de advertencia de su relación con ideas suicidas en adultos jóvenes . Es por eso que esperamos desarrollar un sistema no invasivo, que actúe rápido y sea fácil de utilizar que conduzca el compuesto que se ha demostrado que reduce los pensamientos suicidas”.

La milicia estadounidense enfrenta una “epidemia” de suicidios y necesita mejoras en los servicios de salud mental para tropas activas y tropas que regresan a casa, dijo el secretario de la Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, al comité del Congreso.

“El suicidio es el enemigo más duro con el que me he enfrentado en mis 37 años en el Ejército. Y es un enemigo que no solo asesina a soldados, sino a decenas de miles de estadounidenses cada año”, publicó en un comunicado el general Lloyd J. Austin III, vicedirector del Ejército, después del lanzamiento de las estadísticas de suicidios en julio.

Las técnicas de Kubek pueden ser prometedoras. Tardará algunos años saberlo, pero es una investigación que el Ejército sabe que es importante.

“El suicidio es prevenible. Combatirlo efectivamente requerirá de soluciones sofisticadas dirigidas a ayudar a los individuos a construir resiliencia y fortalecer sus capacidades para afrontar la vida”, dijo J. Austin.

Kubek trabajará con el profesor de Farmacología en la Universidad Hebrea en Jerusalén, Abraham Domb, para descubrir cómo proporcionar el medicamento efectivamente. Ese proceso, según la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, debe tomar aproximadamente un año. Posteriormente, Kubek trabajará con investigadores en la Universidad Purdue, en Estados Unidos, en pruebas clínicas en el segundo y tercer año de la subvención.

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