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La falta de sueño durante la adolescencia pone en riesgo la salud

La mala calidad del sueño aumenta las probabilidades de desarrollar niveles de colesterol altos, hipertensión, sobrepeso u obesidad
mié 03 octubre 2012 10:04 AM
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Un estudio demostró que la mala calidad del sueño puede ocasionar problemas cardiacos en los adultos. Los trastornos del sueño durante la adolescencia también aumentan los riesgos a la salud, según un estudio publicado el lunes en el Canadian Medical Association Journal.

“Cuando las personas piensan en los factores y las conductas que ponen en riesgo la salud cardiovascular, difícilmente piensan en los hábitos del sueño”, dijo el médico Brian McCrindle, autor principal del estudio y cardiólogo en la clínica SickKids en Toronto, Canadá. “El estudio… demostró una clara relación entre los trastornos del sueño (en adolescentes) y el incremento de la probabilidad de desarrollar niveles altos de colesterol, presión sanguínea alta y sobrepeso u obesidad. Estos hallazgos son importantes, ya que prevalecen los trastornos del sueño entre los adolescentes y los factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares se transmiten de la infancia a la adultez”, señaló la médico Indra Narang, directora del estudio y de la sección de Medicina del Sueño en SickKids.

Los investigadores analizaron datos de los estudiantes del ciclo escolar 2009 / 2010 en la región del Niágara, en Ontario, Canadá. Más de 4,000 estudiantes de noveno grado llenaron los cuestionarios en los que se les preguntaba acerca de la duración de sus ciclos de sueño, su calidad, si sufrían de interrupciones, ronquidos, somnolencia a lo largo del día y si habían ingerido medicamentos para dormir durante un lapso de un mes. La edad promedio de los estudiantes fue de 14.6 años. Los alumnos también respondieron preguntas acerca de la actividad física que desarrollaban, el tiempo que pasaban frente a una computadora o televisión y sus hábitos alimenticios.

Los investigadores analizaron los datos de estatura, peso, circunferencia de la cintura, niveles de colesterol y presión sanguínea de los  participantes. Hicieron ajustes en los casos de estudiantes que tenían un historial familiar de enfermedades cardiovasculares para garantizar la confiabilidad de los resultados.

Los participantes duermen, en promedio, 7.9 horas entre semana y 9.4 horas los fines de semana. El Centro de Detección y Control de Enfermedades de Estados Unidos recomienda a los adolescentes que duerman entre 8.5 y 9.5 horas al día.

Casi uno de cada cinco de los participantes reportó que su sueño entre semana era “algo deficiente” o “deficiente”. Uno de cada diez lo dijo respecto al sueño de fin de semana. Además, casi el 6% de los participantes dijo haber recurrido a medicamentos que les ayudaran a dormir.

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“Lo que está pasando con estos chicos es que tienen malos hábitos de sueño y una mala higiene del sueño, por lo que se sienten cansados y somnolientos y tienen poca energía durante el día, por lo que consumen bebidas cargadas de cafeína, lo que sólo prolonga el problema y ocasiona que muchos de ellos necesiten tomar medicamentos para dormir”, dijo McCrindle. “Es un círculo vicioso”.

Narang aseguró que el que el 6% de los adolescentes recurriera a medicamentos controlados o de venta libre para dormir era “demasiado”. “Nos muestra que muchos adolescentes tienen tantos problemas para dormir que necesitan medicarse”, dijo.

Entre los trastornos del sueño más comunes que los adolescentes reportaron, se encuentran: despertarse durante la noche o muy temprano por la mañana, no poder quedarse dormidos antes de media hora, sentir mucho frío o mucho calor, tener que ir al baño y tener pesadillas.

El estudio mostró que quienes reportaron padecer problemas de sueño con más frecuencia, consumen refrescos, alimentos fritos, dulces y cafeína. También reportaron tener menor actividad física y pasar más tiempo frente a un monitor. Además, los adolescentes con rutinas de sueño más cortas reportaron tener menos actividad física y pasar más tiempo ante un monitor.

En el corto plazo, la mala calidad del sueño afecta el funcionamiento diurno. “Puede afectar (tu) aprendizaje, puede afectar (tu) memoria”, agregó Narang.

Los padres que se preocupan por la calidad del sueño de sus hijos pueden intervenir de varias maneras: McGrindle sugiere que se reduzca al mínimo el uso de medios electrónicos en la habitación. “¿En verdad necesitan (los adolescentes) tener una televisión, una computadora y todos sus videojuegos en la habitación?”, preguntó. En vez de eso, es necesario asegurarse que los chicos tengan tiempo para relajarse antes de dormir.

Narang cree que el consumo de las bebidas energéticas con alto contenido de cafeína es uno de los principales culpables. Pero, ¿y lo demás?, pregunta.

“Todos los que están involucrados en el cuidado de la salud de un niño –una enfermera, un médico, un maestro—deben promover el buen sueño, que implica dormir cierta cantidad de horas al día y tener una rutina para dormir”, dijo Narang. La rutina los mantendría en el mismo itinerario de sueño a lo largo de la semana, agregó.

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