El consumo de tomate reduce el riesgo de derrames cerebrales: estudio
Poner tomate fresco en tu ensalada diaria o consumir con frecuencia salsa de tomate en tus tallarines podría reducir el riesgo de que sufras un derrame cerebral, según una investigación publicada esta semana en la revista Neurology.
Los tomates contienen un potente antioxidante que protege al cerebro, dicen los investigadores, y en ese sentido el tomate cocinado podría ser incluso más beneficioso.
"El estudio se suma a los indicios de que una dieta alta en frutas y verduras está vinculada con un menor riesgo de derrames", señala el autor del estudio Jouni Karppi, de la Universidad del Este de Finlandia en Kuopio.
"Una dieta que contenga tomate... unas veces por semana, podría ser buena para nuestra salud. No obstante, consumir tomate a diario podría darnos una mayor protección".
Karppi asegura que el químico llamado licopeno, que da a los tomates y a otras frutas y verduras su característico color rojo, ayuda a proteger el cerebro. Los tomates en particular tienen un alto contenido de este antioxidante, que actúa como una esponja al absorber las moléculas llamadas radicales libres, que, de no estar controladas, pueden dañar las neuronas.
Los investigadores examinaron el nivel de licopeno en la sangre de más de 1,000 finlandeses varones con edades comprendidas entre los 46 y los 65 años, a partir de 1991. Luego les dieron seguimiento durante una década para registrar el número de derrames que sufrían.
Los científicos descubrieron que aquellos que tenían niveles más altos de licopeno tenían un 55% menos de posibilidades de padecer un derrame que aquellos que tenían menos.
Pero aunque el estudio es prometedor, los expertos dicen que los beneficios detectados no necesariamente se deben atribuir al licopeno.
"Es un estudio importante y encaja con otros datos que tenemos sobre el riesgo de derrames y el consumo de frutas y verduras", explicó el doctor Daniel Labovitz, director del Centro de Derrames Stern en el Centro Médico Montefiore de Nueva York. "Pero eso no es una prueba de que si comes tomates vas a tener menos riesgo de derrames", agregó.
Labovitz destaca que el grupo de hombres que tuvo menos derrames era también más joven, tenía una presión sanguínea más baja y fumaba menos que el otro grupo más propenso. Aunque los investigadores consideraron esto en sus cálculos, estos factores podrían de todas formas haber incidido en los resultados.
En otras palabras, quizás otros hábitos de vida más saludables, y no necesariamente el licopeno, pudieron haber tenido que ver en la menor incidencia de derrames.