Niñas rosa, niños azul: los juegos de género propician el bullying
Nota del editor: Este 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña. La fecha fue decretada por la ONU en 2011, la organización dedica este año a crear conciencia sobre el matrimonio infantil
(CNN) —La tienda departamental más grande de Gran Bretaña, Harrods, renovó su departamento de juguetería. No solo hubo nuevos estantes, también dejó fuera la brecha de género colocando las muñecas y camiones lado a lado.
Carrie Goldman, madre de tres hijos que vive en un suburbio de Chicago, es un paso en la dirección correcta.
Hace dos años, la hija de Goldman de 7 años de edad llegó a casa llorando porque sus compañeros de clase se burlaron porque llevó un termo de La Guerra de las Galaxias a la escuela, diciendo que eso era para los chicos. Goldman contó la historia en su blog, Retrato de una adopción , y en cuestión de días la historia de Katie y La Guerra de las Galaxias se volvió viral, atrayendo el apoyo de todo el mundo.
Su historia no solo tocó un nervio con los padres y los niños - la hija de George Lucas, también llamada Katie, y el actor que interpretó a Chewbacca también tuvieron palabras de sabiduría para Katie basándose en sus propias experiencias al haber sido intimidados de alguna manera por ser diferentes.
La cantidad de respuestas que Goldman recibió la obligó a profundizar en la por qué tantas personas se sentían identificadas con la historia de Katie. Su investigación se convirtió en su primer libro, Bullied: What Every Parent, Teacher and Kid Needs to Know About Ending the Cycle of Fear .
En él, explora los efectos negativos de la aplicación de las normas de género que llevan a las niñas hacia las fantasías de princesas y muñecas, mientras que los bloques de construcción y juegos de trenes son tradicionalmente los juguetes de los muchachos.
Por ello, Goldman vio en el cambio de Harrods una acción prometedora, eliminar las connotaciones específicas de género de los empaques o de los mostradores envía el mensaje a los niños de que están abiertos para todo el mundo, dijo.
Cuando las tiendas departamentales separan los pasillos de los juguetes para niñas de los pasillos de juguetes de niño dan a entender que cualquiera que se salga de su área designada merece ser ridiculizado.
"Realmente no se puede abordar el tema del acoso sin hablar del miedo que la gente siente sobre quienes percibe como diferentes", dijo Goldman. "Si usted tiene un niño de seis a ocho años de edad, que entra en Harrods y ve que los juguetes de La Guerra de las Galaxias están junto a otras muñecas y figuras de acción, a lo mejor le hará pensar de forma distinta cuando vea a una niña con un termo con los personajes de La Guerra de las Galaxias. Podríamos prevenir que se formaran futuros abusadores si les enseñamos a los niños a tener la mente abierta ahora”.
Goldman dice en su libro que la razón por la cual las tiendas separan por género las cosas es para que puedan vender más del mismo producto. Si una tienda vende balones de futbol en rosa y azul, una madre que va de compras para su hijo y su hija puede comprar un balón de cada color para cada uno de sus hijos. Además de reforzar los estereotipos de género, “los hermanos ya no tendrán que compartir, eliminando así la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales", dice Goldman en su libro.
Cuando Lego anunció sus planes de vender una nueva línea de juguetes empacados en cajas de color rosa y que contendrían personajes femeninos con busto, salones de belleza y spas, el movimiento activista liderado por chicas llamado SPARK lanzó una petición para boicotear estos juguetes.
Restringir los juegos de trenes sólo para niños y disfrazar a las niñas no sólo refuerza los ya obsoletos roles de género, sino que también ahoga la creatividad, dijo la profesora de psicología Deborah Tolman, de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Hunter en Nueva York, Estados Unidos, y una de las fundadoras de SPARK.
"Los niños se hacen de una gran cantidad de ideas a temprana edad debido a los juegos en relación a lo que pueden hacer, lo que les gusta y a lo que pueden aspirar," dijo Tolman. "Al hacer de esos temas algo específico dependiendo del género, hará que quede fuera todo un abanico de posibilidades”.
Los esfuerzos para lograr juegos que no especifiquen género alguno no buscan erradicar la idea de lo rosa o azul dentro de las tiendas de juguetes, o de alejar a los niños de los juguetes que tradicionalmente están asociados con su género, dijo. Es simplemente una cuestión de hacer que sientan que todas las opciones está abiertas.
"Se trata de hacer todas estas formas de jugar parte de la experiencia humana. La ansiedad sobre género ha creado códigos que no tienen nada que ver con cómo la gente debe ser con la gente", dijo. "No hay nada de malo en el rosa. Es el significado que queremos darle”.
Nancy Stanek estaba cansada de comprar juguetes para sus hijos y ver las mismas ofertas limitadas de Barbies y muñecas en el pasillo de los juguetes para niñas y los coches y figuras de acción destinados para los niños. Así que abrió una tienda de juguetes en Chicago en 1974 que ofrecía "opciones abiertas": rompecabezas, juegos, bloques de construcción, juegos de trenes y muñecas clasificadas por temas en lugar de clasificarlos por códigos de color, si es rosa es para las niñas, y si es azul es para los niños.
Pero hoy, más de 30 años después, Stanek está preocupada por la dirección mercadológica que algunos fabricantes de juguetes están imponiéndole. Ella está renuente a vender maquillajes, juegos y/o kits para spa dirigidos a los preadolescentes, y no ve la razón de vender unos patines Rollerblade color verde con el dibujo de un niño en la caja. De ser ese el caso, ¿por qué habría de llenar su pequeña tienda con bicicletas adornadas con flores de color rosa, en lugar de las bicicletas amarillas o moradas que podrían atraer tanto a niños como a las niñas?
"Estamos regresando a los juguetes específicos según el género y a las actividades igual divididas", dijo Stanek, que es propietaria de cuatro tiendas Toys et Cetera , localizadas en los suburbios de Chicago. "Es casi como si hubiéramos retrocedido. Estamos empujando a las niñas a vestirse con trajes de princesa o bailarina”.
Eso no quiere decir que sus tiendas no vendan disfraces de hadas o caballeros. Pero se trata de equilibrar esto con trajes de médicos, cocineros y piratas que muestran tanto a niños, como a niñas en los empaques. Ni siquiera le importaría vender patines en línea color verdes, siempre y cuando el empaque no se centre en un determinado género por encima del otro.
"Hay un montón de fabricantes responsables y buenos, que salen por ahí a representar con su propia visión los objetos de juego mostrando tanto a niñas, como a niños", dijo. "Por lo general, se opta por aquellos que básicamente ofrecen opciones adecuadas para ambos sexos."
El libro de Goldman también estudia cómo reducir la incidencia de que el valor de una mujer radica en su atractivo físico, y como este hecho puede llevar al acoso en caso de no cumplir con los estándares, especialmente entre las niñas. Mientras que los juegos de maquillaje se dirigen a niñas de edades más tempranas, la belleza y adorno del cuerpo se transforma en un medio por el cual los chicos eligen a sus compañeros como objetivos para molestar.
"Los juguetes de las niñas son en su mayoría juegos tipo spa y fiestas de princesas, todo pensado con el objetivo de embellecerse", dijo Goldman. "No hay nada malo en querer ser bonita, pero si la razón por la cual deseas verte bonita es debido a la presión de gustarles o caerles bien a los otros niños de la escuela, es ahí donde radica un problema”.
No es sólo un problema para los padres de las niñas. Cheryl Kilodavis y su hijo están acostumbrados a tratar con miradas extrañas y comentarios de extraños sobre su afinidad por todas las cosas de color rosa, incluidos los vestidos, joyas y juguetes.
A los siete años, las preferencias de su hijo Dyson, de siete años, se inclinaba hacia “las cosas bonitas”, Kilodavis luchaba por determinar la mejor forma de manejarlo. El camino lleno de baches para llegar a la aceptación la impulsó a compartir la historia de su familia a través del libro de imágenes, My Princess Boy , el cual se publicó en 2010, atizó un poco la controversia.
Kilodavis dijo que apoya a su hijo, a pesar de que todavía tiene momentos ocasionales de vacilación cuando sale de su habitación vestido con un vestido rojo. "Como padres, todos queremos que nuestros hijos sean felices y que puedan ser ellos mismos", dijo.
Sin embargo, en público los adultos parecen tener más dificultades para aceptar esta situación. La semana pasada, una niña en el pasillo de los juguetes le dijo a Dyson que no podía tener el juguete de sirena que quería porque "no es para niños", comentó Kilodavis. Cuando la niña miró a su madre en busca de asesoría, ella estuvo de acuerdo.
"Creo que hay mucha más ansiedad del lado de los padres en torno a esto, pero nosotros ponemos el ejemplo para nuestros hijos", dijo Kilodavis.
Los niños tienen más probabilidades de ser molestados por salirse de los estándares y jugar con muñecas o llevar una mochila rosa, en comparación con las niñas que tal vez prefieran jugar con los coches o vestirse con pantalones de mezclilla, dijo Tolman, profesor de psicología. Las cosas sólo empeoran cuando los padres añaden connotaciones negativas hacia los niños que presentan tendencias tradicionalmente femeninas por temor a que se les vaya a etiquetar como gay, dijo.
Los padres bien intencionados pueden sentir que están ahorrándoles a los niños la intimidación, desviando la atención de los juguetes tradicionalmente pensados para niñas, o de los comportamientos que no sean “propios”. Sin embargo, dijo Goldman, animarles a cambiar para el bien de los demás protege al agresor y no al niño.