Estrés postraumático y psicosis social, huellas de la violencia en México
Claudia recuerda el asesinato de su amigo Abel Paz Enciso. Abel tenía 24 años, era bailarín folclórico y no tenía antecedentes penales. Su cuerpo fue encontrado mutilado con otros 17 cadáveres en una camioneta abandonada en una carretera estatal de Jalisco, en el occidente del país, el pasado 9 de mayo.
Desde entonces, dice Claudia, se siente triste e indignada. No encuentra explicación a la tragedia ¿Por qué se llevaron al azar a su amigo y lo asesinaron de forma tan violenta?, cuestiona.
Cuando habla de él respira de forma agitada y llora. Abel era simpático, paciente, respetuoso, noble y dedicado, según lo describe.
Ahora, ella vive con trastorno de estrés postraumático (TEPT), según expertos que conocen su caso.
Actualmente, el 57% de la población adulta en México manifiesta como su principal preocupación el tema de la inseguridad, seguida del desempleo y la pobreza, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública ( ENVIPE 2012 ).
De acuerdo con especialistas, además de la cantidad de hechos violentos, los actos delictivos son cada vez más crueles y generan terror entre la población.
"Hemos pasado de ejecuciones que originalmente eran el tiro de gracia en la frente, a asesinatos donde las víctimas se encuentran encobijadas, en tambos con ácido, mutiladas o decapitadas”, explica Francisco de Jesús Gutiérrez Rodríguez, director de la División Profesional de Psicología Jurídica del Colegio de Profesionales de la Psicología del Estado de Jalisco.
“Estos niveles de crueldad y de saña inaudita son rasgos psicopáticos que generan terror psicológico en la población".
Incertidumbre y psicosis social
Varias ciudades mexicanas como Veracruz , Guadalajara, Acapulco, Monterrey, Reynosa y Tepic han registrado ausentismo y la suspensión de clases, ante rumores de amenazas y bloqueos por parte del crimen organizado que provocan un miedo generalizado.
"Al ser una psicosis, su fundamento no corresponde con la realidad. Las personas basan su miedo en la creencia de que van a sufrir un daño directamente, en vez de pensar que están en una situación posible de sufrirla, es decir, cambian la probabilidad matemática de una amenaza posible a una real", explica José Guillermo González, exdirector del Hospital Psiquiátrico Estatal de Jalisco.
Aparte de las consecuencias para la sociedad (como no salir de casa o faltar a clases), en lo individual, la exposición a los eventos traumáticos puede derivar en la parálisis de alguna extremidad o pérdida de sensibilidad en alguna parte del cuerpo.
Otros síntomas potenciales son convulsiones, amnesia, dificultad respiratoria, crisis de ansiedad, pérdida de alguno de los sentidos, debilidad, palpitaciones, pérdida de peso, diarrea, hinchazón abdominal, vómitos o estreñimiento.
La psicosis social es limitada. Dura de uno a tres días y ocurre mientras las personas no pueden corroborar con otras fuentes de información lo que está sucediendo realmente, por lo que sienten un miedo y una angustia incontrolables, según el psiquiatra.
"No a toda la gente le afecta en la misma proporción, porque tenemos diversos genéticas y vivencias de crianza y creemos en la información a grados distintos".
Para explicar la psicosis social, el psiquiatra José Guillermo González, puso como ejemplo lo que sucedió en Guadalajara en noviembre de 2011, cuando en una de las avenidas principales se encontraron 26 cadáveres dentro de tres camionetas.
Luego de escuchar la noticia, algunos ciudadanos sintieron miedo de que les pasara lo mismo.
Teresa Ramírez, profesora de primaria y quien vive cerca de la zona, cuenta: "Me sentía temerosa de que a mí o a mi familia nos secuestraran o nos asesinaran de tal manera. Me produce gran decepción y tristeza de ver a lo que hemos llegado como seres humanos. Me siento espantada de vivir en un lugar donde se perdieron los valores. Lo que he optado es mejor apagar la televisión para no ver las noticias".
Como consecuencia de estos incidentes y debido a que no pueden acostumbrarse a la violencia, las personas muchas veces optan por cambiar de residencia, de acuerdo con el exdirector del Hospital Psiquiátrico Estatal de Jalisco.
"Se van y empiezan su vida en otro lado. Son fenómenos de migración interna desencadenados por este tipo de experiencias donde uno ya no puede cuidar a su familia, ya no puede asegurarles que van estar bien y que no van a sufrir algún daño".
Pero quienes no tienen esta posibilidad, están expuestos a desarrollar trastornos mentales agudos como el estrés postraumático, que afecta gravemente la calidad de vida.
Estrés
Como en el caso de Claudia, ser testigo directo o indirecto de hechos violentos genera angustia, histeria, trastorno de estrés postraumático y psicosis social, explica José Guillermo González, jefe de Enseñanza en el Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME).
José de Jesús Gutiérrez Rodríguez, jefe del Departamento de Clínicas de Salud Mental de la Universidad de Guadalajara, detalla que el desarrollo de estrés postraumático también depende de las características de personalidad.
"Una persona que vive situaciones adversas moderadas desde niño, desarrolla salud mental. Sin embargo, quienes estén sobreexpuestos a padecer violencia o quienes han sido sobreprotegidos enfrentarán con mayor dificultad las situaciones estresantes".
Una de las características de este padecimiento es recordar el hecho persistentemente, por medio de flashbacks (recuerdos involuntarios y repentinos) o pesadillas.
Y en cuanto a las consecuencias, puede reducir la capacidad de una persona de vincularse con otras y ocasionar problemas para dormir o irritabilidad. Estas respuestas se consideran patológicas si se prolongan un mes después del suceso traumático, debido a producen malestar cotidiano, según el estudio Prevalencia de sucesos violentos y de trastorno por estrés postraumático en la población mexicana .
¿Cómo evitarlo?
Practicar deporte, buscar técnicas de relajación, convivir con la familia y afrontar el entorno estresante con sentido del humor ayudan, de acuerdo con Gutiérrez Rodríguez.
"El problema es que muchas personas no acuden con los especialistas de la salud mental. Acuden después de cinco años de que presentan síntomas físicos, o cuando su agotamiento emocional es tal que ya no pueden manejar su vida cotidiana".
Por su parte, el psiquiatra Guillermo González recomienda abstenerse de ver o escuchar noticieros donde predomina la nota roja (información criminal), ya que "la percepción social de inseguridad se multiplica, porque uno antes se enteraba de lo que ocurría en el barrio, pero hoy sabe de todos los hechos violentos a través de los medios comunicación".
En el caso de la psicosis, González recomienda "moderar las preocupaciones y distinguir cuál es la amenaza real o posible”.
Nota del editor: El nombre Claudia es un seudónimo. La fuente pidió no publicar su nombre porque teme a represalias de quien asesinó a su amigo. Las autoridades constataron que Abel fue secuestrado al azar por un grupo armado.