Cabeza de pato y esperma de pescado: 100 manjares del mundo
“Si quieres experimentar la esencia de un destino en el extranjero durante una visita breve, no hay nada mejor que probar la comida local”, dice Elyse Pasquale.
Pasquale sabe de lo que habla. La periodista y bloguera culinaria estadounidense regresó de un viaje en el que cruzó por Bélgica, Holanda, Francia y el Gran Bretaña en menos de 24 horas.
Este viaje relámpago por Europa es parte de la misión Foodie International de Pasquale, en la que consumirá 100 peculiares platillos en 100 países.
Hasta ahora ha comido en un total de 62 países diferentes y ha visitado todos los rincones del mundo, desde India hasta Irlanda, pasando por Mozambique y México. “La comida es una experiencia completamente sensorial. La puedes tocar, oler, saborear. ¿Qué mejor forma de conocer un lugar en el que nunca has estado?”, dice.
Pasquale ha probado exquisiteces tan diversas como sacos espermáticos de bacalao en Tokio, carpaccio de reno en Oslo y escorpión frito en Beijing.
A lo largo de su ruta culinaria aprendió a aprovechar al máximo los sitios locales en poco tiempo, un escenario que resultará familiar a más de un viajero de negocios.
“Recurro a las redes sociales cuando viajo. Las uso para ponerme en contacto con la gente local y obtener recomendaciones . Me parece que es más efectivo que las guías porque la información que se puede volver obsoleta rápidamente. Por ejemplo: estuve hace poco en Georgia y me dispuse a averiguar en Twitter acerca de sitios para visitar en Tiblisi. Un reportero de vinos de Alemania me respondió y me recomendó el bar de vinos de unos amigos”.
Pasquale dice que con un poco de planeación anticipada, es más fácil salir a disfrutar de las mejores actividades y los mejores sitios para comer. Las redes sociales son una excelente ayuda en este caso; sin embargo, la mayoría de las veces nada supera a las agradables sorpresas que te puedes llevar cuando hablas con la gente local y sigues tus instintos, agrega.
“Cuando estés de viaje por un determinado periodo de tiempo, ve a la cafetería local y habla con el dependiente, habla con los taxistas”.
“Tienes que salir. Puedes aprender las palabras que usan para los distintos tipos de comida y bebida. Me gusta presumir que sé cómo decir ‘¿Me puede dar una cerveza, por favor?’ en casi todos los idiomas”.
“Una vez pedí una cerveza en Bratislava, y la gente se sorprendió porque creían que yo hablaba eslovaco. Es una excelente forma de romper el hielo, la gente no debería tener miedo de hacer el ridículo”.
Sin embargo, estas tácticas aventureras y poco convencionales conllevan algunos riesgos evidentes, principalmente el de mantenerte a salvo en lugares desconocidos y asegurarte de que nada de lo que consumas afecte a tu sistema digestivo.
Como todos los guerreros del camino lo pueden confirmar, este tipo de infortunios son difíciles de planear y pueden costar valioso tiempo de trabajo o esparcimiento.
“Como mujer que viaja sola, estoy constantemente a la defensiva, más que si fuera hombre o si viajara en grupo”, explica Pasquale.
Para asegurar la disciplina de la dieta, recurre a una lista rigurosa a la que hasta ahora se ha apegado para mantenerse en el buen camino. “Tengo un proceso de tres pasos”, aconseja. “Como mucha comida condimentada. Es una medida preventiva para matar a los gérmenes y en verdad creo que funciona”.
“Bebo alcohol. Me tomaré una cerveza, vino o hasta el aguardiente local hecho en casa, como la grappa o el ouzo, dependiendo de dónde me encuentre. Pueden ser muy fuertes, pero matan a los gérmenes”.
“Otra cosa que hago es comer mucho yogurt local. El yogurt contiene muchas bacterias benéficas. Así, consumes bacterias locales, que me parece lo mejor”.
Aunque la precaución y la disciplina son esenciales en estos asuntos, Pasquale es clara al decir que no deben dominar a las percepciones o restar encanto al viaje.
Ir a lugares tan diversos y no aprovechar todos los grandiosos platillos y las actividades culturales a tu disposición a menudo será un enorme desperdicio, dice.
“Cuando llegas a tu destino, simplemente tienes que mantener una mente abierta y recordar que no siempre lo más caro es lo mejor”.
“He pagado mucho por comidas que no me impresionaron. Pero ha habido muchas ocasiones en las que he comido platillos sensacionales, en las que termino por decirle al extraño que está a mi lado: ‘Nunca había comido esto y me encanta’”.
“Son estos detalles además de la gente que conoces en el camino lo que hace que viajar sea grandioso”.