Las acrobacias de una estrella del Cirque du Soleil contra las drogas
Acrobacias en la altura, saltos que desafían las leyes de la gravedad y una puesta en escena que fascina a los espectadores han convertido al Cirque du Soleil en uno de los espectáculos más grandiosos y reconocidos del mundo.
Joe Putignano es una de las estrellas de la compañía quebequense que año a año deslumbra a cientos de miles de personas. Una vida de dedicación y de lucha contra las adicciones lo ha llevado a su lugar en el mundo: una pasarela a más de 12 metros de altura en la carpa del famoso circo.
Aunque parezcan ser superhombres, los personajes del Cirque son personas como cualquier otra. Tienen músculos, huesos y articulaciones que pueden lastimarse. Y así le ha pasado a Joe. Tras más de mil funciones del espectáculo Totem y décadas de exigencia física y entrenamientos de gimnasia, el contorsionista ha dicho basta.
"Necesito una cirugía, en verdad quería ver si podía continuar y manejarlo, hacer mucha terapia física para librarme del dolor, pero ya lo he hecho y me he quedado sin opciones", señala.
Las numerosas lesiones lo han llevado a tomar la determinación de operarse. Tiene dos desgarres en el labrum, anillo de tejido fibrocartilaginoso en su hombro derecho, así como lastimados los tendones de su bíceps. En su hombro izquierdo también tiene otro desgarre.
“Me duele mucho cuando me acuesto y giro sobre mi hombro. Tomar café me duele. Incluso lavarme el pelo”, dijo el artista. “Quise intentar seguir, pero ya nos hemos quedado sin opciones”, agregó.
La cirugía deberá ser realizada de modo que se preserven las capacidades de Joe. Una cirugía asusta a cualquiera, pero para el acróbata es uno de los eventos más difíciles a los que se tendrá que enfrentar.
Joe es un adicto recuperado. No ha consumido drogas durante más de cinco años, pero el solo hecho de pensar en algo que afecte su condición actual, particularmente los analgésicos después de la operación, lo carcome por dentro.
“Los opiáceos me hicieron sentir el mejor del mundo. Protegido, querido y amado, solo internamente. Y me terminaron conduciendo a la heroína”, recuerda Putignano. Tengo mucho miedo de que si tomo uno de estos medicamentos, se despierte el demonio que llevo dentro”.
Los miedos de Joe no están infundados.
“Hace poco conocí a una mujer que llevaba 10 años sobria cuando fue operada de cáncer de mama”, dijo. “Le dieron un calmante para el dolor y terminó recayendo. ¿Por qué ha de ser esa nuestra realidad?”.
Sin embargo, Joe está decidido a que esa no sea su realidad, tanto por su propio bienestar como para mostrar a otros adictos que existe una salida ante una eventual operación.
"Me parece que cada paciente es único", consideró el Dr. Boris Spektor, anestesiólogo y quien se encargará de Joe durante su intervención quirúrgica y proceso posoperatorio.
"Me parece que Joe tiene un excelente panorama psicológico. Acude a tratamiento psicológico, cuenta con un grupo leal de amiggos, asiste a juntas de Narcóticos Anónimos y de Alcohólicos Anónimos y apoyo médico", consdieró.
"Con esa combinación me parece que es muy alta la expectativa de éxito", consideró.
Joe entrará al quirófano con la esperanza de volver a subirse a la pasarela a 12 metros de altura. Hoy el circo es otro y el camino que debe cruzar es todavía más vertiginoso.