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Clases de ballet, futbol y guitarra, ¿cuántas son demasiadas para tu hijo?

Los padres desean que sus hijos sobresalgan en todas los ámbitos, pero inscribirlos en demasiadas actividades puede causarles estrés
mié 01 mayo 2013 01:24 PM
ninas ballet baile
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¿Estamos haciendo que la niñez sea demasiado estresante para millones de niños?

¿Los estamos saturando de actividades extracurriculares sin poner atención a las lecciones que aprenden sobre sí mismos?

¿Hemos olvidado cómo puede y debe ser la niñez?

Estas son sólo algunas de las grandes preocupaciones existenciales que surgen de una pregunta que parece sencilla y que millones de padres nos hacemos: ¿En qué actividades deberían participar mis hijos?

Como padre de dos niños pequeños, estoy aprendiendo rápidamente lo que muchos padres ya saben: es un territorio estresante que implica un difícil acto de equilibrio.

Recientemente, mientras me encontraba ante una multitud, me di cuenta de algo que ahora me sirve de guía y espero que le sirva a otras personas.

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¿Qué tal si tu hijo es un prodigio en ciernes?

Los padres queremos ayudar a nuestros niños a que adquieran habilidades, que aumenten su confianza, que encuentren algo que les interese y que prueben cosas nuevas. Cuando son jóvenes, es fácil querer darles todas las oportunidades.

Pero eso es imposible, sin mencionar que es costoso.

A uno de mis hijos le gusta la batería desde que era un bebé, así que estoy considerando unas lecciones de batería. El otro no puede dejar de bailar, así que tal vez tome lecciones de baile. A ambos les gusta jugar a la pelota conmigo. ¿Hora de inscribirlos a la liga de béisbol infantil?

El mayor, que está en el jardín de niños, eligió tomar lecciones de tenis. A ambos les encantan sus lecciones de natación.

Las posibilidades son infinitas.

¿Qué tal si uno está destinado a ser un prodigio del ajedrez que practica salto con garrocha y el otro es un gimnasta olímpico que pinta obras maestras? ¿Cómo lo sabrán si no los hago participar en estas actividades?

Y así empieza el torbellino que ocasiona que algunos padres inscribamos a nuestros niños en demasiadas actividades.

Existen estudios que indican que el concepto de “niño saturado” es un  mito , pero esos estudios se basan en estadísticas de hace una generación. El hecho sigue siendo que a algunos niños se les mantiene demasiado ocupados.

“Los padres tienen que enseñar a sus hijos a equilibrar los actos humanos con el ser humano”, dijo la psicóloga clínica Paula Bloom.

Los niños tienen que saber que lo que hacen no los define, dijo.  Necesitan tiempo para jugar, experimentar , descansar y descubrir quiénes son.

“Como padres, tenemos que superar nuestra ansiedad sobre que no estemos haciendo suficiente. Crear un sentido de seguridad, ayudar a los niños a desarrollar la confianza para probar ciertas cosas, esas son las cosas que importan”.

Conforme los niños crecen, te demostrarán cada vez más en qué están interesados, señala Bloom.

Y sí, todos cometemos errores.

“Cuando sean adultos, tus niños le dirán a su terapeuta: 'Mis padres nunca me dejaron tocar el piano', o alguna otra actividad. Sucederá. Es realmente importante que seas capaz de tolerarlo”.

¿Deportes de liga para los niños pequeños?

Muchos de los amigos de mis hijos empezaron a jugar en ligas de futbol a los tres años. Mi esposa y yo nos preguntamos: ¿Queremos que nuestros hijos sean los únicos niños sin habilidades para jugar futbol?

Queremos que sepan que pueden hacer cualquier cosa y que se unan a la camaradería.

Pero encima de las demás actividades, nuestros niños tienen educación religiosa un fin de semana durante la mañana. Si tomaran lecciones de futbol significaría que no habría una sola mañana en la semana para relajarse en casa, sin estructura.

Un gran padre que conozco, que es entrenador personal (revelación total: es mi entrenador) y que trabaja regularmente con atletas adolescentes, se opone vehementemente a que los niños entren a las ligas deportivas antes de los 11 o 12 años.

Los adultos están “tratando de inculcar en un niño los valores y la naturaleza competitiva propios de los adultos, y no están ni remotamente listos para eso”, dijo Robert Stephens. “Están tratando de volverlos campeones mundiales. ¡Es una locura!”

Stephens, quien crió a dos niños junto con su esposa, quiere que los niños vuelvan a jugar juegos espontáneos en el vecindario.

“Les enseñan a controlarse, a crear reglas” y a resolver problemas, dijo.

Tus consejos

En una  discusión en Facebook , algunos padres dijeron que las ligas deportivas en las que sus hijos están inscritos se tratan principalmente de diversión.

Dawn Ladd dijo que la liga de futbol en la que está inscrita su hija de seis años es “organizada, pero obviamente no es competitiva”.

Aun así, muchos padres dicen que las ligas no son adecuadas para sus pequeños.

“Lo intentamos… y fue horrible. ¿Qué niño de cuatro años está listo?”, pregunta Christina Comstock. Ahora limita las actividades de su hijo a los scouts y al karate.

Muchos padres escribieron que para ellos el máximo número de actividades para sus hijos son dos a la vez. Sin embargo, otros han visto que a sus hijos les va bien con itinerarios ocupados.

Mi colega, Jo Parker, tiene dos niñas que han bailado ballet durante años. Su hija de doce años va cinco días a la semana. Reducir las lecciones facilitaría la vida de la familia “¡Pero le encanta!”, dijo Parker.

A final de cuentas, es decisión de cada familia.

“No hay un árbol de decisiones”, dijo Bloom, no existe “el cóctel perfecto”.

Sin embargo, hay un elemento vital que a veces queda a un lado: el estilo de vida en general de la familia.

"Hay familias que tienen demasiado estrés porque todo el fin de semana lo pasan trasladándose a los juegos. No dejamos que nuestros niños motiven todas las decisiones de nuestras familias. No tienen que motivar las decisiones extracurriculares”, dijo Bloom.

Muchos padres están tan ocupados con las actividades de los niños que dejan que sus matrimonios decaigan, dijo. “Los padres tienen que preguntarse qué clase de ejemplo le están dando a su hijo”.

El descubrimiento

Estaba de pie frente a cientos de adolescentes cuando me di cuenta de algo acerca de la crianza de mis propios hijos.

Estaba dando un  discurso  para el Congreso Mundial de Liderazgo Juvenil Hugh O'Brian (HOBY, por sus siglas en inglés). Mi mensaje era que “ fueran los vasos y el hielo ”; era mi forma de decirles que deberían perseguir y aprovechar al máximo todas sus oportunidades para cumplir sus sueños y para  brillar  al ser únicos y seguir sus instintos.

Mientras miraba a estos chicos procedentes de todas partes del mundo, quienes habían sobresalido en sus comunidades demostrado un gran potencial, me di cuenta de que no podía importarme menos si podían correr un kilómetro y medio en ocho minutos, tocar el violín o instalar una casa de campaña.

Me interesa que sepan que pueden lograr cualquier cosa, que entiendan que la perseverancia y el trabajo duro dan grandes recompensas, que traten a los demás como quieren ser tratados.

Me interesa que llenen sus vidas de positividad, amor y amistad y que se tomen el tiempo para ellas.

Me di cuenta de que me quedé absorto en los medios, no en el fin.

No se trata de la búsqueda de las actividades perfectas. Mi papel como padre es guiar a mis hijos hacia un buen lugar y hay muchas formas de llegar allí.

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