Cuando se trata de gatos gordos de ficción, Garfield era el más famoso por su aspecto regordete y su actitud refunfuñona. Pero en la vida real, cuando te encuentras con un gato de casi 15 kilos no es cosa de risa.
Cuando Buda fue al veterinario, se encontró con algunas órdenes difíciles: bajar de peso o enfrentar un riesgo grave para su salud.
WKRN, afiliada de HLN , reportó que el corpulento felino fue rescatado del Control Animal Metropolitano de Nashville, Tennessee, donde había sido abandonado por los propietarios que ya no querían cuidar de él.
Penny Adams, una voluntaria de The Cat Shoppe se hizo cargo de él. Ella cree que Buda pudo haber sido alimentado con comida para humanos en lugar de la comida para gatos, debido a la forma en que reacciona.
"Sabemos que la pasta es su comida favorita porque vino hacia nosotros cuando tratábamos de comer nuestro almuerzo", dijo Adams.
Los médicos dieron a Buda una nueva rutina de ejercicios. Seguirá una dieta estricta (lo sentimos, Buda, nada de rigatoni) y caminará en una cinta especial para perder los kilos de más.
Los voluntarios están aceptando donaciones para Buda con la intención de pagar su cuidado médico y conseguir que tenga un peso saludable para que pueda ser adoptado por una familia amorosa.
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