Una organización enseña a los padres ausentes a reconectarse con sus hijos
Marcus Dixon se refiere a los tatuajes que tiene en la cara como "arte de guerra": un ojo grabado en la frente, cinco estrellas a lo largo del lado izquierdo de la cara y las palabras "don't cry" ("no llores") en los párpados.
Los tatuajes son recuerdos de su vida pasada como traficante de drogas.
Dixon dice que los tatuajes buscan enviar un mensaje para que sus enemigos y la policía lo dejen en paz.
"Tuve que crear un personaje al que nadie se atreviera a retar", dijo.
Pero la madre de Dixon y su mejor amigo temían por su seguridad. Organizaron una intervención y lo convencieron de que buscara un nuevo comienzo.
Dixon dejó de vender drogas y se mudó a Atlanta. Pero con antecedentes penales y sin conexiones, fue difícil encontrar un empleo. Después de algunos meses, regresó desalentado a Baltimore.
"Fue mi peor momento", dijo.
Tampoco estaba en contacto con sus dos hijos, eso lo perturbaba ya que su propio padre no había estado involucrado en su vida.
"Estaba confundido, perdido y no tenía la menor idea de cómo ser un buen padre", dijo Dixon, de 30 años. "No tenía ejemplos que me guiaran".
Sin embargo, el panorama de Dixon comenzó a cambiar cuando siguió los consejos de su madre y fue al Center for Urban Families en Baltimore. Ahí ha recibido capacitación para el trabajo, habilidades para la vida y apoyo que lo ha hecho mucho más optimista sobre su futuro.
Desde 1999, el centro ha ayudado a miles de residentes de Baltimore a encontrar empleo y ha logrado que cientos de hombres se conviertan en padres responsables.
"Lo que queremos hacer es que estas personas salgan a flote y se integren a la sociedad", dijo Joe Jones, fundador y director de la organización sin fines de lucro. "Les ayudamos a conseguir empleo para que puedan pagar impuestos y pensión alimenticia".
La mayoría de los hombres, como Dixon, entran al centro porque necesitan ayuda para encontrar empleo.
Pero Jones está convencido de que el empleo es solo el primer paso. Para él, la clave es crear un cambio verdadero en las comunidades llenas de problemas de Baltimore para poner fin a lo que él llama "el ciclo de la ausencia del padre".
"Si no rompemos el ciclo de hombres que tienen hijos de los cuales no se hacen responsables, todos nuestros esfuerzos para crear un mejor Baltimore serán limitados", dijo Jones, de 57 años.
De acuerdo con la American Community Survey de 2012, publicada recientemente por el U.S. Census Bureau, más de 19 millones de niños en todo el país (26%) viven sin su padre en casa. En Baltimore, esta tasa es del 69% entre niños de raza negra.
Jones dice que muchos de los hombres que trata de ayudar crecieron sin sus padres. También sabe que es más probable que los niños que crecieron sin padres se conviertan en padres adolescentes, utilicen drogas y cometan crímenes, de acuerdo con la National Fatherhood Initiative.
"La característica consistente entre todos estos hombres es que quieren involucrarse en la vida de sus hijos, pero simplemente no saben cómo hacerlo", dijo Jones.
Su organización sin fines de lucro opera un programa de Paternidad Responsable para ofrecer a los hombres el apoyo y las herramientas que necesitan para convertirse en mejores padres y revertir el ciclo.
Una gran parte de este esfuerzo consiste en ayudar a los hombres con sus responsabilidades financieras. Jones dice que no se puede arreglar el problema de padres holgazanes a menos que aceptes que muchos de ellos están completamente quebrados. En las cuatro zonas postales de Baltimore, donde opera la organización sin fines de lucro de Jones, hay casi 3,000 hombres que en conjunto deben más de 40 millones de dólares (más de 525,000 millones de pesos) en pensión alimenticia, de acuerdo con el Departamento de Recursos Humanos de Maryland.
Cuando Dixon llegó por primera vez al Center for Urban Families, debía 47,000 dólares (617,289 pesos) en pensión alimenticia. El tamaño de su deuda lo desalentaba de buscar empleo, dijo, porque solo ganaba el salario mínimo y la mayor parte de su sueldo era retenida.
Sin embargo, un consejero del Centro ayudó a Dixon a negociar un plan con el Departamento de Servicios de Manutención de Menores que le condonó más de 30,000 dólares (394,054 pesos) siempre y cuando mantuviera su empleo.
El centro también ayudó a Dixon a encontrar un empleo de tiempo completo: cargar camiones en el turno de la noche en una bodega de ropa, de manera que pudiera ganar suficiente dinero mientras tomaba clases en el Baltimore City Community College. A Dixon, quien ahora cubre sus tatuajes con maquillaje todos los días, le faltan seis créditos para obtener su grado de asociado en estudios generales. Planea solicitar pronto su ingreso a más universidades para estudiar farmacología y ciencias moleculares
El programa de Jones también les enseña a los hombres que ser un padre es más que solo atender las finanzas . Ellos aprenden algunas habilidades de crianza, como cambiar pañales y comunicarse con sus hijos.
"Hay un grupo de hombres que hablan sobre temas que enfrentan con sus hijos", dijo Dixon. "Eso es inaudito. Los hombres no hacen eso, en especial los negros de los barrios de donde venimos".
"Sin estas reuniones, no sabría cómo ser padre".
Ahora Dixon ha adoptado su papel de padre. Recientemente solicitó derechos de visita con su hijo mayor, que tiene 10 años, y lleva al menos tres veces a la semana a su hijo menor, de 3.
"El primer día que lo llevé a la escuela, entendí la paternidad", dijo Dixon. "Me ha hecho sentir más hombre".
Jones conoce de primera mano las batallas que Dixon ha tenido que librar y la satisfacción que siente por haber cambiado su vida. Es una transformación que él mismo experimentó.
Jones creció en Baltimore y recuerda el día en que se fue su propio padre, cuando tenía 9 años. Como adolescente, Jones se convirtió en adicto a la heroína y a la cocaína. Pasó 17 años en la venta de drogas y delitos menores para financiar su hábito, entraba y salía de la cárcel.
Jones dice que su remordimiento más grande es que a los 21 años tuvo un hijo del cual no se responsabilizó.
En 1986, después de ser acusado de varios delitos relacionados con drogas, Jones decidió transformar su vida. Rogó que lo aceptaran en un programa residencial de rehabilitación y convenció al juez que le permitiera completar el programa de un año de duración en lugar de ir a la cárcel.
"Ya no quería estar en la cárcel", dijo Jones. "Estaba agotado física y psicológicamente y mi conciencia me atormentaba".
Jones obtuvo su título de asociado en el Baltimore City Community College y dice que no ha vuelto atrás. Encontró una serie de trabajos no lucrativos y el Departamento de Salud de la Ciudad de Baltimore lo contrató. Eventualmente trabajó en una iniciativa para mejorar la salud materna e infantil.
Al trabajar ahí a principios de la década de 1990, se percató de que no había programas para padres.
Así que en 1992, Jones fundó el programa de Servicios para Hombres en el Departamento de Salud y la experiencia lo llevó a fundar su organización no lucrativa siete años después.
"Es mi manera de retribuir… las cosas que recibí de la comunidad hace muchos años", dijo Jones.
Ahora casado, ha criado a dos niños y junto con su esposa ha sido capaz de reparar la relación con su hijo mayor, Trey. Ahora, van con frecuencia a los juegos de beisbol, junto con el hijo menor de Jones.
El cambio radical de Jones es una inspiración para Dixon y para otros hombres en su programa.
"Cuando escuché la historia de Joe, me impactó bastante", dijo Dixon. "Y hay que ver lo que ha logrado. Nada es imposible".
"Es más que un ejemplo a seguir. Es la Estrella del Norte".
Ahora Dixon tiene la confianza de que puede seguir el ejemplo de Jones.
"Joe me permitió encontrar y restaurar mi dignidad", dijo. "Es una de las mejores cosas que le puedes ofrecer a alguien".
"No puedes convertirte en un mejor padre sin ser un mejor hombre".
¿Quieres involucrarte? Visita el sitio de Internet de Center for Urban Families para saber cómo ayudar.
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