Manuel Alord Cadena está acostumbrado a celebrar la Navidad y el Año Nuevo lejos de casa. Tiene un empleo en el que, por seguridad, no existen los días libres. Es ingeniero químico y labora en una plataforma petrolera en el sureste de México.
“Para los que estamos en esta industria, el 25 de diciembre y 31 de enero son fechas que no las consideramos como descansos. Trabajas de forma normal porque todos debemos estar concentrados en la seguridad”, dice a la revista Manufactura.
Su trabajo consiste en identificar riesgos ambientales en las instalaciones y crear estrategias para prevenir accidentes como derrames o incendios petroleros.
Los festejos en la plataforma petrolera para la que él ofrece asesorías ambientales se limitan a hacer algún pequeño ritual y a que el personal de cocina prepare un menú diferente:
“Procuramos cenar a las 20:00, hacemos un pequeño brindis de al menos una o dos horas y, por ejemplo, el 31 de diciembre a las 00:00 horas pedimos un deseo”, cuenta Manuel.
“Tanto ingenieros como personal de limpieza estamos en un estado de melancolía porque hay ocasiones en las que estamos lejos de nuestras familias por más de tres meses”, recuerda el ingeniero, quien, para su buena suerte y después de varios años, podrá pasar las fiestas en casa.
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