Las viejas gasolineras de EU 'vuelven a la vida' como restaurantes y bares
La dilapidada gasolinera Standard Oil de la década de 1930 estaba en el lugar perfecto, una esquina no tan lejos del Jardín Botánico de Missouri, una escuela médica y un parque hermoso al noreste de Estados Unidos.
Eso fue suficiente para llamar la atención de Ben Poremba. En noviembre de 2012, decidió convertir la gasolinera de St. Louis en Olio , un restaurante con una barra de vinos.
“Era una parte de la ciudad que estaba descuidada e intercalada entre dos autopistas”, dijo Poremba, el chef y propietario de Olio. “Era un mal vecindario, pero estábamos justo en la esquina”.
Poremba no está solo. En Estados Unidos, las viejas gasolineras inspiraron a restauranteros a crear negocios e invertir en comunidades.
Pero, ¿por qué servir comida donde solían atender automóviles? Resulta que esas viejas gasolineras están en una propiedad de primera para restaurantes y bares.
“Las gasolineras casi siempre están en las esquinas, tienen buena visibilidad y gran accesibilidad, así que son grandiosas ubicaciones para restaurantes”, dijo Ellen Dunham-Jones, una profesora de Arquitectura y Diseño Urbano en el Instituto Tecnológico de Georgia ( Georgia Tech ) en Atlanta, Estados Unidos y coautora de Retrofitting Suburbia: Urban Design Solutions for Redesigning Suburbs (Reequipando los Suburbios: Soluciones de Diseño Urbano para Rediseñar los Suburbios).
Aunque la población y la cantidad de automóviles aumentaron, hubo una disminución del 8.3% en la cantidad de gasolineras en el país de 2002 a 2012, según las cifras arrojadas por MarketFacts de National Petroleum News de 2012.
Dunham-Jones, quien estudia la reutilización adaptiva de muchos tipos de edificios, dijo que las gasolineras renovadas para ser restaurantes tienden a estar cerca de vecindarios residenciales y muchos de esos hogares no tienen niños en casa , comentó. Eso hace que estos lugares, que tienen muchos años, centros comerciales y oficinas sean sitios principales para restaurantes y cafeterías, en donde ahora pasan su tiempo libre.
“Más personas salen a comer. Y, en lugar de la escuela como el centro de la vida social, esos hogares sin niños están ansiosos por tener más alternativas y opciones de lugares donde pueden ser sociales”, dijo Dunham-Jones.
Justin Haynie, el propietario de Diesel Filling Station en Atlanta, Estados Unidos, dijo que su restaurante es un lugar en el que los residentes pueden entrar fácilmente para comer o solo pasar el rato. La Diesel Filling Station está en Virginia Highland, un popular vecindario para cenar y beber.
“El 90% de nuestra clientela viene caminando”, comentó. “El alma de mi negocio son los residentes locales y las personas de vecindarios cercanos”.
El bar y restaurante casual ofrece hamburguesas gourmet y cervezas, pero antes era una gasolinera Pure Oil. Haynie se enamoró de la ubicación; es uno de los pocos edificios independientes restantes en el vecindario, el cual va incrementando su estatus económico. Haynie compró la edificación en 2008.
Aunque muchas personas no piensan en las gasolineras como lugares históricos , Haynie dijo que la arquitectura hace único a su restaurante.
El edificio todavía luce un techo azul empinado y a las afueras, se puede ver una bomba de gasolina restaurada. Haynie dijo que cree que el edificio resistirá la prueba del tiempo debido a que la estructura original de Pure Oil fue preservada con el paso de los años.
“Hay algo que debe decirse sobre mantener intacta nuestra historia; ubicaciones como Diesel son derribadas a diario”, dijo. “No puedes 'construir' la historia, ni tampoco puedes recrearla".
“Creo que las personas ven el espacio y están intrigadas por este. Tiene el viejo encanto y las personas realmente quieren experimentarlo y ver de qué se trata”, expresó.
Hace algunos años, Brian Noyes buscaba un destino viejo y rural en Virginia, lejos de las ciudades principales, con centros comerciales; quizá una vieja tienda en el campo, donde pudiera crear una atmósfera divertida y con comida gourmet.
Pero cuando sus potenciales inversionistas se retiraron por la Gran Recesión (en Estados Unidos fue de diciembre 2007 a junio 2009), Noyes tuvo que encontrar rápidamente un lugar y renovarlo él mismo.
Decidió localizar un lugar más cercano al servicio de clientes. Fue allí cuando consideró a la gasolinera Esso de 1921 en Warrenton, Virginia, Estados Unidos.
“La vieja gasolinera Esso estaba a punto de ser desalojada… me gustaba que estuviera a un lado del juzgado, al otro lado de la calle de la biblioteca y adyacente a las oficinas del municipio”, dijo Noyes.
La Red Truck Bakery abrió en 2009. Noyes quería conservar la sensación de la gasolinera Esso al mantener las puertas corredizas del garaje y el baño de la gasolinera. Pero convertir un edificio que solía vender gasolina a una panadería tiene sus propios retos.
Años antes de que Noyes comprara el espacio, había una filtración grave en los tanques subterráneos de almacenamiento de combustible. Quería estar completamente seguro de que no habría más problemas con el equipo viejo.
Destruyó el interior y lo hizo hogareño con pintura amarilla, un piso de baldosas y muchas luces grandes de aluminio para la iluminación.
“Siempre tuve un interés y aprecio por los viejos edificios, y odio verlos derribados”, dijo Noyes, quien trabajó durante años como director de arte de la revista Preservation . “Este (lugar) estaba lleno de calidez, encanto y personalidad; suena chistoso decir eso sobre una gasolinera, y no puedo imaginarme no aprovechar eso”.
Poremba, el chef y propietario de Olio en St. Louis, también intentó preservar elementos de la vieja gasolinera Standard Oil, pero a veces es difícil describir lo que es comer en una exgasolinera.
“Por supuesto, no es un ambiente natural para un restaurante”, dijo. “Es interesante que una vez que le das a las personas una versión completa de cómo se ve un espacio, la entienden. Cuando intentas describírselas, creen que estás loco”.
Poremba dijo que las personas todavía creen que está loco por abrir un bar de vinos de alta gama en un vecindario que alguna vez estuvo descuidado, pero desde su apertura, el año pasado, muchos de los clientes habituales de Olio compraron casas cerca del restaurante y ayudaron al crecimiento de la comunidad.
“Solo la noción de que puedes abrir un restaurante e invertir en este vecindario parecía muy exagerada, pero los resultados fueron increíbles”, dijo. “El restaurante no cambió solo al vecindario; las personas que vinieron a visitar el restaurante cambiaron el vecindario”.