La muerte del actor estadounidense
El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH por sus siglas en inglés) estadounidense señala que la depresión es uno de los desórdenes mentales más comunes en ese país, que afecta cada año a 6.7% de la población, y que según cifras de 2012 se presentó en 16 millones de adultos.
Las mujeres tienen hasta 70% de más posibilidades de presentar depresión que los hombres a lo largo de sus vidas, y la incidencia es 40% menor entre los afroestadounidenses que en la población blanca, de acuerdo con la institución.
El NIMH citó que la edad promedio en Estados Unidos para que se presente un episodio depresivo es de 32 años, aunque 3.3% de los adolescentes entre 13 y 18 años han experimentado un desorden depresivo “seriamente debilitante”.
La
Sus síntomas incluyen un persistente estado de tristeza, ansiedad o sentimientos de vacío e indefensión, fatiga, dificultad para concentrarse, así como pesimismo o pérdida de interés en actividades que alguna vez produjeron placer, incluyendo las actividades sexuales.
La depresión puede manifestarse también con insomnio o sueño excesivo, pérdida de apetito o comer en exceso, dolores musculares, de cabeza, calambres o problema digestivos no curables con tratamiento, así como pensamiento suicida.
Según la OMS, la depresión puede convertirse en
Los primeros informes policiales indican que
Ambos organismos subrayan que el alcohol y otras substancias adictivas pueden coexistir con la depresión, así como con cambios de humor.
La depresión puede presentarse con otras enfermedades serias como padecimientos del corazón, VIH/Sida, diabetes o enfermedad de Parkinson.
Cuando se presenta depresión en combinación con otra condición médica las personas tienden a presentar síntomas más severos en ambos padecimientos.
Una vez diagnosticado el padecimiento, una persona puede recibir tratamiento a base de medicamentos y psicoterapia.
La OMS estima que más de la mitad de las personas que padecen depresión no reciben tratamiento, tasa que se eleva hasta el 90% en algunos países.
Apunta que las causas más frecuentes incluyen la falta de recursos y de personal médico capacitado, así como la estigmatización de los trastornos mentales y una evaluación clínica inexacta.