Hecho: 10% de la población china gana de US$10,000 a US$60,000 anuales -según datos de la autora Helen Wang (The Chinese Dream)-. Esto, en automático, los convierte en una naciente, y prometedora clase media, capaz de costearse un departamento de 65 m2, ahorrar 20% de sus ingresos y comer fuera de casa al menos dos veces por semana. Tal es su poder adquisitivo que, incluso, este segmento vacaciona al menos una vez al año fuera del país.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 1,359 millones de chinos conforman lo que en occidente se considera "clase media". Y si bien sus ingresos comparados con los de Estados Unidos, por ejemplo, equivalen a los de la "clase baja", en China es suficiente para tener una vida cómoda y algo lujosa. Por si fuera poco, el organismo prevé que para 2020, 30% más de la población forme parte de ella.
Actualmente, tres son las necesidades que la clase media china busca cubrir de manera casi urgente: seguridad alimentaria, educación y contaminación. Sin embargo, como toda clase media, también presta atención a las marcas que consume y, por supuesto, es vulnerable a los encantos de las marcas de lujo -factor que convirtió a China en el segundo país con más consumo de marcas Premium, un peldaño debajo de Estados Unidos-.
Desde abril de este año, China ha manifestado un especial interés por mejorar y fortalecer las relaciones comerciales con México. De aquí se desprendieron importantes avances, como la conformación de un equipo de trabajo responsable de la relación económica bilateral y la creación de un fondo de inversión. Asimismo, se habla de la posibilidad de que Export-Import Bank Of China autorice una línea de crédito al Banco Nacional de Comercio Exterior de México (Bancomext) por US$500 mil millones.
México tiene una interesante oportunidad de cubrir las demandas de la clase social china con productos y servicios de alto valor agregado. No obstante, esto también significará para los empresarios la necesidad de elevar los estándares de calidad en sus líneas de producción y modificar sus operaciones para responder a los requerimientos legales internacionales. Bajo esta premisa, se vuelve imperante contar con la asesoría de organizaciones sensibilizadas y con experiencia en comercio internacional.
Con ayuda de instituciones financieras internacionales, las empresas mexicanas podrán disponer de líneas de crédito para capital de trabajo dentro y fuera del país, servicios de facturación electrónica internacional, cobro de deuda y de la asesoría para hacer negocios en otras divisas -incluso, en otras lenguas-. Hoy es el momento de adoptar una actitud global y transformar la manera de establecer relaciones comerciales internacionales.