“¡Vamos a rentar una película!” sonaba al plan perfecto. La emoción de llegar a Blockbuster, la emblemática empresa estadounidense especializada en alquiler de cine y videojuegos, fue una que muchos y muchas llegamos a experimentar.
Entrar a Blockbuster implicaba sumergirse en un mundo mágico de incontables escenarios, personajes, historias, sensaciones y emociones. Pasillos divididos por géneros, repletos de cajas de VHS (y después, DVDs) con portadas de películas, listas para ser llevados a casa… Después también se fue sumando la renta de videojuegos (¡y vaya el boom que fue!).
Y la crisis - cuando sucedía- era probablemente un par de días después, cuando se tenían que regresar la película antes de que venciera su plazo de entrega. Algunas permitían más tiempo que otras (los estrenos se podían rentar sólo por un par de días, mientras que las menos populares hasta por una semana). De ahí venían los cobros extra por no entregar a tiempo. Pero no importaba mucho. Seguramente volverías por otro paquete de películas la siguiente semana.
Así se vivió la experiencia de rentar películas y videojuegos en Blockbuster, la cual desplazada por las nuevas plataformas digitales como Netflix, cesó de operar en 2014.
Los inicios
Todo comenzó en el sur de los años setenta en Estados Unidos. David Cook era dueño de “Cook Data Services”; una empresa que ofrecía servicios de software para las computadoras de la industria petrolera, en Texas. Pero el negocio no iba muy bien. Fue ahí cuando Sandy Cook, su esposa, quién además era fanática de las películas, propuso la idea de cambiar de giro de negocio.
Sandy Cook comenzó a estudiar el mercado y se dió cuenta que la mayoría de las casas de renta de películas eran negocios familiares muy pequeños y con poca selección de filmes. Por otro lado, uno de los problemas que detectó es que encontrar las películas en estos lugares era una tarea laboriosa, dado que las tenían que buscar manualmente en una bodega.
Sandy se percató que esta tarea podía ser más eficiente con un inventario digital, una práctica que conocían bien gracias a su negocio anterior. Si querían hacer algo en grande, tendrían que invertir mucho dinero. Pero sabiendo el potencial que tenía, decidieron tomar el riesgo. Fue así cómo se inauguró el primer Blockbuster, un 19 de octubre de 1985, en Dallas, Texas.
“En ese entonces, las casas de renta como Blockbuster se convirtieron en la única manera en poder ver una película que ya no estaba en el teatro, sin tener que comprar los VHS”, reportó un artículo de Business Insider.
Comenzaron con 8,000 tapas y 6,500 títulos. Además, una de sus características era que mostraban las películas en repisas, asemejando la dinámica de las librerías. Por otro lado, cada video contaba con una tira magnética y sensores para prevenir robos. También las computadoras permitían tener un control de inventario y sistemas de escaneo láser. Cook Data Services se convirtió en Blockbuster Entertainment Corporation en junio de 1986, y para ese entonces, ya tenían tres tiendas más.