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Fondos árabes ponen a las telecomunicaciones en el centro de su apuesta digital

Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos intensifican su inversión por el sector para diversificar su economía, aunque su creciente presencia despierta preocupaciones en otras regiones.
mié 27 agosto 2025 05:55 AM
Fondos árabes invierten en telecomunicaciones
Los fondos de inversión árabe no sólo aterrizaron en Europa, también se expanden en América Latina. Beyond ONE, un fondo de Emiratos Árabes Unidos, adquirió las operaciones de Virgin Mobile en Colombia, Chile y México.

En los últimos tres años, inversionistas árabes —principalmente de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos— tuvieron un creciente interés en el sector de las telecomunicaciones, cuya tendencia responde a sus estrategias de diversificación económica, impulsadas por la necesidad de reducir su histórica dependencia del petróleo y apostar por industrias con alto potencial de crecimiento.

Arabia Saudita, por ejemplo, contempla en su plan estratégico ‘Visión 2030’ inversiones en sectores clave como las telecomunicaciones, al considerar a la industria fundamental para el desarrollo de su economía digital. La apuesta es clara: los activos gestionados por el Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés), pieza central del proyecto, crecieron de 192,000 millones de dólares en 2016 a 749,000 millones en 2024, con buena parte de estos recursos al sector de la conectividad.

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‘Visión 2030’ ya se materializó en inversiones concretas. Un ejemplo es la participación del operador saudí STC Group —que forma parte del PIF— en Telefónica España. Este año, adquirió el 9.9% de las acciones de la compañía española por unos 2,100 millones de euros, equivalentes a 2,441 millones de dólares, cuya operación le otorgará un asiento en el Consejo de Administración.

Emiratos Árabes Unidos (EAU) invirtió en el sector a través de e&, empresa de telecomunicaciones y brazo del fondo de inversión de capital homónimo, para hacerse del 14.6% de la participación del operador Vodafone de Reino Unido, que también le permitirá ser parte de su consejo administrativo.

Los movimientos no se limitan a Europa, sino también aterrizan en América Latina. Beyond ONE, un fondo de inversión de Emiratos Árabes Unidos, con sede en Dubái, adquirió las operaciones de Virgin Mobile en Colombia, Chile y México, en donde desde hace dos años compite de manera agresiva en el mercado nacional. Ahora, la firma apunta a expandirse más con la posible adquisición de la operación de Telefónica en México.

Ismail Patel, analista senior de tecnología y servicios empresariales de GlobalData, explicó que la primera apuesta de telecomunicaciones por parte de Estados del Golfo inició entre 2000 y 2015, donde participaron activamente en la expansión de red a nivel internacional, pero los riesgos operativos de la inversión provocaron que algunas ampliaciones se retiraran y vendieran unidades como Zain Africa y Ooredoo Myanmar.

Sin embargo, la creciente necesidad de conectividad a nivel global ha transformado ese panorama. Actualmente, las inversiones en operadores de fibra óptica, infraestructura de torres y, potencialmente en el futuro, en tecnología satelital, ofrecen flujos de ganancias con una mínima inversión operativa.

Este tipo de inyecciones de capital a gran escala no solo genera ingresos sustanciales, sino que también impulsa la creación de una fuerza laboral más diversa y capacitada para la transferencia de conocimiento. Prueba de ello son las inversiones no solo en los grandes operadores de telecomunicaciones, sino también en unidades mayoristas como Fiberco, TowerCo y Netco, dijo el especialista.

“El tipo de participación que buscan los inversores árabes es diversa, dependiendo del estatus, los activos y la reputación de las empresas objetivo. Si para los inversores resulta lógico adquirir una participación minoritaria por ser estratégicamente beneficioso, lo harán, como ha sido el caso de e& y Vodafone Group, y de STC y Telefónica”, dijo Patel.

Un sector sensible y estratégico

Los fondos de inversión árabes ampliaron sus apuestas estratégicas hacia industrias clave a nivel global, como la energía renovable, la tecnología, el turismo, la infraestructura y el deporte. Ahora, su interés gira hacia las telecomunicaciones, un sector que, si bien enfrenta desafíos en términos de rentabilidad —debido a la intensa competencia, los altos costos de infraestructura y las crecientes exigencias regulatorias— es un pilar para el futuro de las economías del Golfo.

El papel central de esta industria en el despliegue de tecnologías como el 5G, la Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) la convierte en un terreno fértil para inversiones a largo plazo, destacó la firma de análisis Mordor Intelligence.

La conectividad impulsada principalmente por las redes de quinta generación representó alrededor del 5.8% del PIB mundial en 2024 y se prevé que alcance el 8.4% hacia 2030, de acuerdo con el informe La economía móvil de la GSMA.

José Otero, director ejecutivo de ICT development consulting y analista del sector, explicó que el capital proveniente de fondos soberanos del Golfo Pérsico no busca retornos inmediatos, sino que los inversionistas ofrecen una visión a largo plazo, lo que permite a las compañías del sector mantener una estabilidad operativa.

“Actualmente no hay muchos actores dispuestos a invertir en un sector que requiere inyecciones de capital intensivas como las telecomunicaciones, pero los árabes pueden hacerlo, y han encontrado una oportunidad para incluso expandir sus fronteras de negocio”, aseguró el analista.

La entrada de STC Group en el capital de Telefónica marcó un giro relevante en la estrategia del operador español. Tras cinco años centrada en la reducción de su deuda, ahora la compañía busca consolidar su posición en el mercado, con la posible adquisición de alguno de sus competidores, como Vodafone o Digi.

“La llegada de los fondos árabes a Europa hace más de dos años ha traído como consecuencia el aumento de fusiones, la cooperación, los esquemas de compartición activa de infraestructura, dando un efecto de mayor competencia al sector”, apuntó Otero.

Los riesgos

Aunque la inyección de capital de los fondos de inversión árabes representa un alivio financiero para el sector de las telecomunicaciones, no siempre es bien recibida por los gobiernos. La creciente participación extranjera en una industria considerada estratégica despierta preocupaciones.

Ismail Patel señala que, aunque estos acuerdos son relativamente recientes, surge la interrogante de cómo las participaciones mayoritarias podrían facilitar el despliegue de equipos chinos, más económicos y competitivos, en Europa. Esto podría generar inquietud entre quienes se oponen a que tecnología china forme parte del núcleo de las redes en mercados europeos. Cabe recordar que China y los Estados del Golfo mantienen una estrecha relación comercial.

A esto se suma el riesgo de seguridad nacional. Las redes de telecomunicaciones, y en particular 5G son fundamentales para el desarrollo económico de un país, ya que soportan servicios clave como el comercio electrónico, la banca digital y la operación de infraestructuras críticas. Por ello, algunos gobiernos han comenzado a tomar medidas ante el avance de capitales foráneos.

En el Reino Unido, por ejemplo, el gobierno emitió una advertencia sobre posibles riesgos a la seguridad nacional tras la inversión del grupo e& en Vodafone. En un comunicado oficial, se señaló que el operador británico no solo participa en iniciativas clave del sector, sino que también colabora con organismos nacionales e internacionales en ciberseguridad y presta servicios estratégicos a diversas dependencias del gobierno central, incluidas aquellas relacionadas con la seguridad nacional.

Para mantener la seguridad, el gobierno solicitó establecer un Comité de Seguridad Nacional para “supervisar el trabajo sensible que realizan Vodafone y su grupo de inversores”.

Sin embargo, Otero consideró que aunque los fondos árabes ganan terreno en el sector de las telecomunicaciones a través de inversiones, aún están lejos de alterar la seguridad nacional e incluso el dominio que ejercen potencias tecnológicas como Estados Unidos y China.

Para los analistas el liderazgo en telecomunicaciones está estrechamente ligado al control de patentes y al impulso de ecosistemas locales de innovación. “No se trata solo de ofrecer servicios, sino de desarrollar tecnologías propias y licenciar su uso al resto del mundo, como hacen Estados Unidos, China", dijo Otero.

En este panorama, las inversiones árabes —aunque relevantes— se perfilan más como una forma de ampliar su presencia en el mercado global que como una vía inmediata para desplazar a las grandes potencias tecnológicas. Su papel, por ahora, se orienta a fortalecer su influencia económica en sectores estratégicos, pero no necesariamente a liderar la carrera global por la innovación en telecomunicaciones.

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