Una fotógrafa imagina la vida monocromática en la “Isla de los daltónicos”
En las fotografías hechas por Sanne De Wilde de la isla Pingelap, un diminuto atolón de coral en el Océano Pacífico, nada es lo que parece. Sus imágenes representan un paraíso tropical donde la vegetación selvática es rosa pálido, el mar es gris y los habitantes locales aparecen en blanco y negro.
Pero la fotógrafa belga ha capturado el mundo no como ella lo ve, sino como imagina que lo ven los isleños.
Bautizada como la "Isla de los daltónicos", en Pingelap una proporción inusualmente alta de personas no pueden distinguir el color. Mientras que a nivel mundial la acromatopsia (también conocida como "daltonismo total") se presenta en una de cada 30,000 personas, se cree que la incidencia en la pequeña población de Pingelap oscila entre 4 y 10%.
La condición se atribuye a un antiguo rey, uno de los cerca de 20 isleños que sobrevivieron a un catastrófico tsunami a finales del siglo XVIII. Dada la muerte de la mayoría de sus súbditos, se cree que el rey ayudó a repoblar a Pingelap procreando numerosos hijos.
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Pero muchos de sus descendientes heredaron un gen raro que causa acromatopsia. La enfermedad hereditaria sigue transmitiéndose a través de generaciones.
El color es "solo una palabra"
Fascinada por la forma en que la genética configura a las personas y las comunidades, De Wilde ha publicado sus extraordinarias imágenes en un nuevo libro, "The Island of the Colorblind" (Isla de los daltónicos). Las fotografías fueron tomadas en Pingelap y en una isla más grande llamada Pohnpei, a casi 300 kilómetros de distancia.
"Los pingelapeños formaron pequeñas comunidades en Pohnpei", explicó De Wilde. "(Pero incluso) entre los pingelapeños que hay allí, el porcentaje de acromatopsia es todavía muy alto".
En su trabajo, De Wilde intenta ver a través de los ojos de estos insulares daltónicos, manipulando los tonos y colores de sus imágenes. En un mundo monocromático, el color es "solo una palabra" para quienes no pueden verlo, dijo.
Los isleños afirman que el rojo es el color que más "ven", por lo que De Wilde acentuó y manipuló el color disparando en infrarrojo.
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Otros le dijeron que el verde es su color favorito, aunque es uno de los tonos que son menos capaces de reconocer. La fotógrafa cree que esta es la manera del pueblo de Pingelap de transmitir amor por la vegetación que los rodea.
Ver el mundo de manera diferente
Nacida en Amberes, la fotógrafa de 29 años ha sido galardonada por presentar a personas que ven el mundo de manera diferente - o que son percibidas como diferentes - incluyendo su serie sobre el enanismo en China.
En otra serie, titulada "Samoa Kekea", documentó el albinismo en Samoa. De Wilde ve una conexión entre este proyecto y su estudio del daltonismo en Pingelap.
"El albinismo es una condición genética", dijo. "Y se podría decir que - debido a las fronteras naturales que el mar crea - los genes circulan en pequeñas comunidades insulares".
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Después de hablar en la radio de sus fotografías de Samoa, De Wilde fue contactada por un oyente que le habló de Pingelap. La isla ya había sido el tema de un libro del neurólogo británico Oliver Sacks, quien murió la semana antes de que la fotógrafa volara a la isla en 2015.
“Un pequeño punto en un mar azul”
"No fue fácil llegar a Pingelap", admite De Wilde. "Es un pequeño atolón en medio del Océano Pacífico, un pequeño punto en el mar azul”.
"Volé a Estados Unidos, luego desde el continente a Hawái, después a las Islas Marshall. Finalmente puse pie en Pohnpei, una de las islas más grandes de los Estados Federados de Micronesia. Desde allí tomé una aeronave de cuatro asientos a Pingelap”.
A su llegada, encontró una calle sin tiendas ni restaurantes. Los isleños viven de los cocos y los peces que capturan, viviendo una vida que De Wilde describió como "muy básica".
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"Las personas con acromatopsia son extremadamente sensibles a la luz, algo problemático en una isla tropical súper soleada", señaló. "A la luz del día, el mundo parece una fotografía velada, y difícilmente pueden mantener los ojos abiertos cuando están afuera”.
"Ellos no distinguen en absoluto el color, es por eso que todo lo ven en tonos grisáceos, toda la gama entre blanco y negro. No cambié ningún color. La cámara de infrarrojos lo hizo. Y otras imágenes las pasé a blanco y negro con Photoshop".