La ciencia resuelve el misterio del escurridizo yeti, el 'hombre de las nieves'
A los cazadores de monstruos que esperaban que la ciencia demostrara la existencia del yeti de una vez por todas no les gustará esta noticia, pero tal vez anime a los conservacionistas.
Un equipo de científicos analizó el ADN de trozos de muestras que supuestamente provenían del yeti y que formaban parte de los tesoros de coleccionistas de todo el mundo. Resultó que las muestras provenían de seres más insulsos… pero igualmente raros. El estudio , que se publicó el 28 de noviembre en el boletín Proceedings of the Royal Society B, se suma a la serie de descubrimientos científicos sobre este escurridizo y peludo ser.
Yeti: "Esa cosa"
Para apreciar la magnitud del misterio que la ciencia resolvió, hay que entender cuánta gente famosa ha enfrentado condiciones climáticas terribles al escalar la montaña más alta del mundo en busca de respuestas.
Algunas personas creen que los yetis son "hombres de las nieves" tímidos y peludos que viven en las regiones montañosas remotas de Nepal y el Tíbet. El nombre suena mucho más poético de lo que realmente significa en el idioma sherpa local : "esa cosa". "Yeti" se tradujo erróneamente como "abominable hombre de las nieves" cuando las historias sobre este ser cautivaron la imaginación de los occidentales.
Al principio se pensaba que estos seres eran ficticios , historias que los nepaleses les contaban a los niños para evitar que se internaran en lo desconocido. El yeti empezó a formar parte de la tradición sherpa budista más seria hace unos 350 años, cuando un santo llamado Sangwa Dorje decidió vivir en una cueva cerca de la aldea remota de Pangboche, desde donde podía ver claramente el Everest.
Lee: ¿El misterio del 'Abominable hombre de las nieves' ha quedado resuelto?
Cuenta la leyenda que el lama Sangwa Dorje quería estar solo, meditando. Para ayudarlo, unos yetis amistosos le llevaban comida, agua y combustible. Cuando murió uno de los yetis, el santo conservó su cuero cabelludo y una mano como recordatorio de su amabilidad. Cuando el lama erigió un templo, las supuestas reliquias del yeti se volvieron la atracción principal .
El yeti, todo un tema de interés para el Departamento de Estado
Las reliquias no fueron lo que llevó a los exploradores famosos en busca de estos seres escurridizos, sino las fotografías que tomó Eric Shipton en 1951 y que se publicaron en diarios de todo el mundo.
Shipton era alpinista y encontró unas huellas misteriosas de unos 30 o 32 centímetros de largo y más o menos del doble del ancho de su bota en la parte baja de un glaciar en el Himalaya. Las fotos inspiraron montones de expediciones a las montañas en busca de pruebas. En una de las expediciones participó el famoso Sir Edmund Hillary , el primer occidental que llegó a la cima del Everest.
Se dice que Hillary también encontró un mechón de cabello largo, negro y áspero a una altitud de casi 5,800 metros en el Everest. "Es obvio que el abominable hombre de las nieves no era ningún experto escalador de rocas", escribió en 1952. Más tarde, encabezó una expedición para encontrar un yeti en el Everest, pero los resultados fueron inconcluyentes.
Lee: El pueblo construido sobre hielo que desaparecerá muy pronto
La creencia en la existencia del yeti era tan fuerte que en 1959, el Departamento de Estado de Estados Unidos creó reglas para comportarse en su presencia.
En una circular con el título de "Despacho para el Servicio Exterior" se explica que se necesita un permiso especial para estar con un yeti y que hay que pagar una cuota. Se indica a los cazadores que no lo maten, sino que lo fotografíen o lo capturen. Además, lo primero que deben hacer es someter a la aprobación del gobierno tibetano cualquier noticia sobre su descubrimiento.
No se ha sabido de alguien que haya tenido que cumplir esas reglas; no obstante, varias muestras del yeti han logrado llegar a museos, colecciones privadas y universidades. Los científicos creen que estas muestras pueden hallar las respuestas que docenas de expediciones no lograron encontrar.
La prueba está en los pedazos
Icon Films, una productora que había estado trabajando en un documental sobre el yeti en 2016, pidió a Charlotte Lindqvist y a un equipo de científicos que examinaran unas muestras.
"No teníamos la intención de desmentir el mito. Teníamos la mente abierta y aprendimos algo", dijo Lindqvist, científica del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Buffalo, Estados Unidos.
Actualmente trabaja como profesora asociada invitada en la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur. "No soy experta en la leyenda del yeti, no soy antropóloga, pero como trabajo en genética, pensé que esta clase de trabajo podía contar una historia interesante".
Lee: El 'fantasma de la montaña' reaparece, lo cual es una buena noticia
Lindqvist usó la secuenciación del ADN mitocondrial para examinar 24 muestras del yeti, entre ellas pelo, hueso, piel y heces. El ADN mitocondrial se ha usado en arqueología para resolver varios misterios. Por ejemplo: los científicos lo usaron para determinar que unas muestras de heces humanas que se encontraron en una cueva en Oregon, Estados Unidos, tenían al menos 14,000 años de antigüedad, lo que indica que los humanos han vivido en lo que hoy es Estados Unidos desde mucho antes de lo que los historiadores creían.
A través de esta técnica, Lindqvist y el equipo descubrieron que las muestras correspondían a un oso pardo del Himalaya y a un oso negro . Uno de los dientes correspondía a un animal de la familia de los cánidos. La pata del supuesto yeti, que se había conservado en un monasterio, era de un oso negro. Otro de los huesos que se conservaba como reliquia correspondía a un oso pardo tibetano.
Un final aceptable para la historia del yeti
El nuevo estudio no es el primero que apunta en esta dirección. En 2014 se llevó a cabo un análisis genético de 30 muestras de pelo de "primates anómalos" que se creía que eran yetis. Se determinó que las muestras correspondían a animales más conocidos, como un oso polar paleolítico, otros osos y perros. Se creía que una de las muestras correspondía a un oso híbrido, pero esta idea hoy está en duda .
nullAunque los devotos del yeti se decepcionen con esta noticia, Lindqvist no se decepcionó. De acuerdo con ella, los hallazgos ayudarán a los científicos a entender mejor la historia y la evolución de los osos locales.
El oso pardo del Himalaya es una subespecie del oso pardo común que está al borde de la extinción . El oso negro asiático, famoso por su pelaje negro y su "collar" blanco, está catalogado como "vulnerable" en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza . Ambos están amenazados por la caza furtiva, la venta de sus partes y la pérdida de su hábitat.
Así que pese a que lo más cerca que estarás de ver a un yeti será en la caja de Lego de tu hijo, los científicos ahora saben más sobre los osos raros de la región. Su entorno y su trabajo podrían ayudar a otros científicos a proteger a estos seres antes de que también se vuelvan cosa de leyenda.