Date un baño de arena en Ibusuki, en el sur de Japón
¡Olvídate del océano! En Ibusuki, una ciudad costera de la isla de Kyushu, en el sur subtropical de Japón, lo más importante es la arena, no su color oscuro ni lo largo o ancho de las playas, sino la infusión intensa de minerales de los manantiales de aguas termales volcánicas a lo largo de la costa.
La arena negra es cálida al tacto y alivia la piel de cualquier persona que venga a participar en el ritual japonés del suna-mushi (baños de arena).
Vestidos nada más con un ligero kimono yukata, los visitantes cubren su cuerpo con las arenas sanadoras con la ayuda de los asistentes del spa y los centros vacacionales.
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Kaimondake, el monte Fuji de Satsuma
Situada en la bahía de Kagoshima, la playa de Ibusuki se extiende a lo largo de la punta sur de la península de Satsuma, una zona famosa por su actividad volcánica.
A la distancia se aprecia el Kaimondake, volcán al que se conoce como el monte Fuji de Satsuma gracias a su forma cónica casi perfecta. Aunque su última erupción ocurrió en el siglo IX, se lo sigue considerando un volcán activo.
Cerca de ahí está el lago Ikeda, un lago de origen volcánico. Se trata de una enorme caldera que se inundó hace miles de años. El Ikeda alberga a la versión japonesa del monstruo de Loch Ness, mito que sin duda se inspiró en el hecho de que uno de los habitantes reales del lago es una especie de anguila de agua dulce que llega a medir dos metros de largo.
No sorprende que Ibusuki sea, literalmente, un hervidero de actividad geotérmica.
Probado por la ciencia
Desde hace más de 300 años, los japoneses han ido a la costa de Ibusuki en busca de una cura arenosa para el reumatismo, el dolor de espalda, la parálisis por apoplejía, las hemorroides, el asma, la diabetes, los trastornos menstruales, la infertilidad, la anemia, la constipación, la obesidad y toda clase de cosas que se dice que la arena caliente (de entre 50 y 55 grados Celsius) cura.
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El poder sanador atrajo tanto a los japoneses comunes como a personajes históricos como Shimazu Nariakira, un poderoso daimyo (señor feudal), quien construyó una mansión a orillas de uno de los manantiales de aguas termales cercanos a la ciudad de Ibusuki. Casi dos siglos después, la piscina principal de los baños termales de Nigatsuden Onsen sigue ostentando el emblema de la familia.
En la época moderna, el suna-mushi se ha vuelto un tratamiento de belleza, un medio para humectar la piel a través del ácido metasilícico y los iones de calcio de la arena.
Decididos a demostrar la veracidad de estas propiedades para la salud y la belleza, los investigadores japoneses han sometido las arenas negras a toda una serie de pruebas científicas en años recientes.
Por ejemplo: en un estudio que llevó a cabo el departamento de Medicina de la Universidad de Kagoshima se determinó que inhalar el vapor que se filtra a través de la arena mejora la circulación y el bombeo de sangre entre tres y cuatro veces más que el vapor que emana de las aguas termales.
Cómo se disfruta un baño de arena
Muchos de los hoteles y spas ofrecen una amplia variedad de pabellones para suna-mushi al aire libre, con una sombrilla o una toalla para proteger tu rostro del sol. Tanto los huéspedes de los hoteles como los visitantes espontáneos son bienvenidos.
Hay vestidores para que te pongas un yukata, hecho de un material lo suficientemente delgado como para permitir la transferencia expedita del vapor volcánico de la arena a tu cuerpo. Aunque no está prohibido que uses tu traje de baño u otras prendas debajo de tu kimono, se recomienda no hacerlo porque podría inhibir dicha transferencia.
Cuando llegues a la playa, elige un lugar (ya sea al sol o bajo la sombra) y simplemente recuéstate. El personal del spa o del centro vacacional llegará con pala en mano y se asegurará de envolver tu cuello con una toalla para evitar que te caiga arena en el rostro. Luego, te enterrarán hasta el cuello en la arena cálida y negra.
Se recomienda pasar entre diez y veinte minutos bajo la arena, tiempo suficiente para inhalar una cantidad suficiente de vapor geotérmico y lograr que las glándulas sudoríparas eliminen las toxinas de tu cuerpo.
Después, te espera una ducha con agua fresca para retirar la arena de tu cuerpo, tras lo cual podrás sumergirte libremente en las relajantes aguas termales, final perfecto para la experiencia en la playa Ibusuki.
En dónde hospedarte
Los centros vacacionales más grandes y reconocidos se encuentran a lo largo de la costa norte de la zona portuaria, incluidos Ibusuki Hakusuikan, Ibusuki Seaside y el Centro Vacacional del Parque Nacional Kyukamura Ibusuki. También puedes acampar junto a la playa (y probar la arena) en el Centro de Campamentos Ecológicos de Ibusuki.
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El Satsuma Denshokan, situado dentro del elegante hotel Hakusuikan (a unos pasos de la playa) es una estructura japonesa tradicional, que bien podría pasar por templo o palacio medieval, y alberga un museo de arte, cultura e historia local.
En el extremo norte de la playa Ibusuki, hay una barra de arena que conecta tierra firme con Chiringashima. En la época de mareas bajas extremas, entre marzo y octubre, la barra de arena queda expuesta. Los visitantes pueden recorrer los 800 metros que la componen para llegar a la isla boscosa. Chiringashima es otro vestigio del pasado volcánico de la región y ofrece pozas de agua de mar, senderos cortos para caminar y acantilados escarpados.
Hay otros spas en la costa del centro de la ciudad de Ibusuki, entre ellos uno popular llamado Baños de Arena Saraku. Este centro cobra solamente 1,080 yenes (unos 180 pesos) por un baño de arena e incluye piscinas techadas de aguas termales y cuartos de vapor, además de que tiene su propia área de arena negra.
Lejos del ajetreo de la zona principal, en la playa de Yamagawa, en la parte sur de la isla, se sitúan los manantiales y el spa Healthy Land Tamatebako. Lo que distingue a este sitio de los demás spas de arena negra es su ubicación aislada en la costa y las vistas espectaculares del volcán Kaimondake, además de que ofrecen helado para refrescarte luego de disfrutar las arenas ardientes.
Un baño de arena negra es particularmente calmante tras escalar los 924 metros del Kaimondake o de jugar 18 hoyos en el campo Kaimon del Club de Golf de Ibusuki, que se extiende a lo largo de la base del volcán.