Las ruinas mayas de Yucatán: Chichén Itzá y mucho más
México es el país de Norteamérica con más sitios declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, gracias en gran parte a su rica historia y zonas arqueológicas bien conservadas, algunas de las cuales aún están siendo descubiertas y excavadas al día de hoy.
Una de las más famosas, y la más popular, es Chichén Itzá, que fue una próspera ciudad maya que remonta sus raíces al siglo V d.C. Además de ser un sitio histórico importante, Chichén y su pirámide central están fantásticamente bien construidas y bien conservadas.
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Aunque vale mucho la pena visitar Chichén, también hay otras ruinas mayas en el área donde puedes tener una experiencia más relajada y personalizada con la posibilidad de escalar una pirámide.
¿Qué te recomendamos visitar?
La península de Yucatán que se adentra en el océano en la costa este de México está compuesta por tres estados: Campeche, Quintana Roo (donde está Cancún) y Yucatán, los sitios de los que estamos hablando están todos dentro del estado de Yucatán.
Los yucatecos son famosos por sentir tanto orgullo por su historia y cultura que otros mexicanos ocasionalmente bromean diciendo que es un país independiente. Una cosa es segura, la palabra “sobreabundancia” aplica perfectamente a la riqueza de las ruinas arqueológicas de Yucatán.
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Chichén Itzá
Si uno visita la región, es casi un pecado no hacer una parada en Chichén Itzá, pero puede ser difícil evitar la marejada de turistas que llegan al mismo tiempo para ver el sitio. Aún así, hay un método para sortear esa locura.
La mejor opción es llegar temprano en la mañana, ya que el sitio abre a las 9 a.m. Las probabilidades de evitar la oleada de excursionistas son buenas, y podrás disfrutar del gran espacio abierto y el implacable sol. (Por cierto, no olvides llevar un sombrero).
Muchos viajeros planean específicamente su visita en los equinoccios de primavera u otoño (marzo y septiembre), cuando el sol proyecta una sombra en los ángulos de la icónica pirámide de Kukulkán y se puede ver el efecto de las piedras como serpientes que se deslizan por los costados.
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Es un efecto fascinante, pero es probable que lidies con una gran multitud de visitantes. La buena noticia es que puedes apreciar la forma y el concepto todo el año con bastante facilidad, sin importar la luz.
Kulkulkán era un dios maya representado como una serpiente (de ahí los detalles de diseño sinuoso) emplumada, pero los lugareños también llaman a esta pirámide El Castillo.
La pirámide se construyó con algunas características fascinantes, por ejemplo, hay 365 escalones en total (lo mismo que el número de días en un año no bisiesto), y cada esquina mira a una de las direcciones cardinales, así que servía de mapa a las personas.
También hay un increíble fenómeno auditivo que puedes apreciar, si te paras justo en el lugar correcto debajo de la pirámide y aplaudes o silbas, la acústica tendrá un eco perfecto. Es un juego divertido, aunque puede ser molesto en las horas pico cuando todo el mundo lo hace a la vez.
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Como el complejo de Chichén es tan grande, debes leer un poco sobre la historia del lugar antes de ir. El costo de la entrada es solo eso, una tarifa para ingresar y caminar, así que considera contratar un guía para una experiencia más personalizada. Habrá muchos de ellos cerca de la entrada, muchos con letreros o banderas pequeñas que indican qué idiomas hablan.
Tómate unas dos o tres horas para la experiencia completa. Otros puntos destacados incluyen El Caracol, un antiguo observatorio, y el campo de juego donde los mayas probablemente celebraban sus rituales.
Lleva efectivo (pesos mexicanos, ya que no todos aceptan dólares), y prepárate para regatear con los muchos vendedores que pululan en el sitio vendiendo artesanías, imanes, figuritas talladas, joyas, juguetes para niños, adornos para Navidad y casi cualquier cosa en la que puedes pensar.
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Una advertencia: aunque El Castillo es impresionante, no podrás acercarte demasiado. Para preservar el sitio, escalarlo está expresamente prohibido. Pero no te preocupes, las selfies saldrán bien.
Mayapán
Mayapán, a una media hora en coche de la capital de Yucatán, Mérida, es como la otra cara de Chichén Itzá. Al igual que Chichén, tiene una gran pirámide central dedicada a Kukulkán. A diferencia de Chichén, el lugar está a menudo desierto y tienes vía libre para subir a la pirámide.
Ese parecido no es una coincidencia. Mayapán se inspiró en gran medida en Chichén, y ambos fueron ciudades importantes y prósperas antes de que los españoles llegaran a México. También querrás contratar a un guía que te oriente dentro del complejo, que tiene aproximadamente cuatro kilómetros cuadrados y contiene unas 4,000 estructuras en total. (Sí, leíste bien, 4,000, aunque varían considerablemente de tamaño).
Esas estructuras incluyen la gran pirámide, pero también muchos lugares donde la gente vivió durante los boyantes días de Mayapán, así como los restos del muro que rodeaba la ciudad y la protegía de los forasteros.
nullComo casi todas las ruinas en México, Mayapán todavía está en proceso de descubrimiento, así que camina atento a las excavaciones. Y al igual que otros sitios mayas, Mayapán tiene cenotes. Lleva un traje de baño debajo de la ropa y siéntase libre de nadar, aunque el agua suele estar más bien fría (perfecta en un día caluroso).
Cosas a tener en cuenta: Que en Mayapán no haya hordas de turistas es bueno para que lo explores, pero significa que hay menos comodidades. Tendrás que conducir o tomar un taxi ya que el transporte público es mínimo, y lleva tu propia agua y protector solar ya que no hay vendedores ni restaurantes (pero hay un baño).
Ek Balam
Ubicado a unos 25 kilómetros al norte de la hermosa y pequeña ciudad de Valladolid, Ek Balam es el lugar perfecto para los viajeros experimentados que les gusta hacer cosas de forma independiente.
Ek Balam es una mezcla de ruinas mayas y yucatecas, y también es muy nuevo (todavía se está excavando), por lo que es posible que seas el único turista. A diferencia de otros sitios, si deseas contratar a un guía deberás hacerlo de forma privada y por adelantado, ya que este sitio suele estar tan vacío que no hay nadie esperando para venderte sus servicios.
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Mientras Mayapán y Chichén están dedicados al dios serpiente, Ek Balam exalta al jaguar. (De hecho, su nombre maya significa "jaguar negro").
Ek Balam está hecho con detalles maravillosos, y la posibilidad de escalar y explorar el sitio hace que sea fácil recorrerlo. Aproximadamente a la mitad de la estructura central conocida como la Acrópolis hay murales tallados que representan dioses mayas e historias que son parecidas a las de Palenque, un buen pretexto para descansar de la extenuante subida. También hay referencias a Chaac, el dios maya del trueno y la lluvia. La cima, a 29 metros de altura, ofrece magníficas vistas de todo el sitio de Ek Balam y más allá.
Si hace buen tiempo y el cielo está despejado, es posible que incluso puedas ver todo el camino hasta... adivina... Chichén Itzá.
Además de la Acrópolis, no dejes de admirar el hermoso arco de entrada y al palacio oval donde están enterradas las reliquias reales, así como también al obligatorio cenote.
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Dzibilchaltún
Esta zona arqueológica se halla justo al norte de Mérida, pero es más probable que te encuentres a niños jugando o lugareños paseando que a otros viajeros. Dzibilchaltún es especial porque muestra dónde se superponen la influencia maya y la española, en el sentido arqueológico.
Primero, la maya: la estructura más famosa aquí es el Templo de las Siete Muñecas, llamado así porque los arqueólogos encontraron siete muñecas (muy probablemente no de juguete, sino elementos de un ritual maya).
Segundo, la española: muchas civilizaciones cristianas reclamaron los sitios paganos como propios y construyeron encima de ellos, y Dzibilchaltún no es la excepción. También hay aquí las ruinas de una catedral, y el pequeño pero detallado Museo del Pueblo Maya en el sitio tiene objetos mayas y españoles en exhibición.
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La mejor forma de experimentar el sitio es caminar por el "sacbe" (camino blanco) de un extremo al otro, el Templo de las Siete Muñecas está en un extremo. Al igual que Chichén Itzá, el diseño de Dzibilchaltún se inspiró en los planetas y las estrellas. En los equinoccios de primavera y otoño, el sol cae en una línea perfecta por el sacbe.
Un cenote abierto llamado Xlakah sirvió quizás como el suministro de agua para los habitantes de Dzibilchaltú, y hasta el día de hoy todavía hay inmersiones arqueológicas para descubrir tesoros de las profundidades del agua.