La ciencia confirma lo que el corazón sabe: los abrazos nos hacen sentir mejor
(CNN) – ¿Tienes el ánimo por los suelos?, ¿te sientes estresado?, ¿afectado debido a una discusión? No hay nada mejor que un abrazo.
Un nuevo estudio sugiere que solo acercarse y tocar a alguien, de forma consensuada, por supuesto, puede reducir los sentimientos negativos asociados con los altibajos típicos de nuestras interacciones sociales.
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El estudio del Departamento de Psicología de la Universidad Carnegie Mellon, publicado a principios de octubre en PLOS ONE, analizó las interacciones sociales de más de 400 personas durante dos semanas. Un compendio de sus actividades diarias, estados de ánimo e interacciones físicas reveló un vínculo causal entre los estados emocionales, los conflictos y la cantidad de abrazos que una persona dio o recibió.
"Los resultados indicaron que hubo una interacción entre la recepción del abrazo y la exposición al conflicto, de modo que recibir un abrazo se asoció con una menor disminución en el afecto positivo y un menor incremento en el afecto negativo cuando se evaluó de forma conjunta", señala el estudio.
En palabras sencillas, los abrazos ayudaron a las personas a sentirse menos mal después de algún tipo de conflicto o evento negativo durante el día.
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Este efecto se observó en todos los géneros y edades en el estudio, aunque las mujeres reportaron más abrazos que los hombres.
"Nuestros resultados son consistentes con la conclusión de que tanto los hombres como las mujeres pueden beneficiarse igualmente de ser abrazados en los días en que se produce el conflicto", se lee en el estudio.
Curiosamente, no parecía importar si quienes se abrazaban estaban en una relación romántica en el momento de dicho abrazo, los beneficios relacionados con el estado de ánimo se mantenían.
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El estudio fue elaborado por Michael Murphy, investigador postdoctoral en el Departamento de Psicología en Carnegie Mellon. Murphy indica que la investigación puede mejorarse señalando con exactitud qué tipo de relaciones sociales estaban involucradas en un abrazo: un extraño o alguien con quien discutías, por ejemplo, a diferencia de la pareja o un abrazo completamente curativo de mamá.
"La falta de especificidad con respecto a quiénes dieron el abrazo también restringió nuestra capacidad para identificar si los abrazos de tipos específicos de interlocutores sociales eran más efectivos que los de otros", escribió Murphy.
De cualquier manera, no parece haber ninguna desventaja en los abrazos consensuados.