¡Súbale hay lugares! Así han evolucionado los autobuses urbanos de la CDMX

Según se relata en el texto “El transporte urbano de pasajeros de la Ciudad de México en el siglo XX”, de Jesús Rodríguez López y Bernardo Navarro Benítez, una huelga de tranviarios fue aprovechada por un grupo de personas que improvisaron camiones de pasajeros para satisfacer la demanda de movilidad.

Para ello, se colocaron bancas a lo largo sobre un chasis con motor, cubierto en su totalidad por un toldo.

“Al término del paro, los "camioneros" que habían surgido como una opción durante el conflicto, no se retiraron, por el contrario, fomentaron una alternativa de trabajo multiplicándose”, señala el texto.

Los registros fotográficos de los primeros camiones que circulaban por la CDMX datan de los años 20, momento en que ya no eran improvisados para brindar servicio. Al pasar de los años surgieron modelos a los que se les acuñaron apodos, empezando por “los pistaches.

Estos vehículos debían su nombre al color verde claro con blanco de su carrocería. El pasaje tenía una tarifa de 30 centavos. La SCT señala que la línea San Rafael-Aviación-Indianilla-Nonoalco aún empleaba camiones de este tipo hacia 1978.

Otro modelo popular fueron “los chatos”, los cuales vieron la luz a mediados de los años 50. Aunque su motor seguía estando al frente al igual que en “los pistaches”, éste se localizaba debajo del área del conductor, por lo que la parte posterior era plana, similar a la de los trolebuses que transitan la CDMX actualmente.

Después surgieron “las vitrinas”, similares en apariencia a “los chatos”. El ascenso a las unidades se encontraba al frente y el descenso a la mitad. Este transporte dio servicio de 1960 a 1970. A diferencia de sus antecesores, “las vitrinas tenían el motor en la parte posterior y eran de transmisión automática.

En 1973 apareció un nuevo tipo de camiones: “los defines”. Estos fueron lanzados por las empresas CASA y DINA. Para este momento el pasaje ya costaba un peso. Algo que destacaba en “los delfines” es que los pasajeros no podían viajar de pie debido a lo angosto del pasillo central; otro diferenciador –de acuerdo con la SCT- es que funcionaban con diésel, lo que lo hacía un transporte menos contaminante.

A mediados de los años 60 comenzaron a circular “las ballenas”. “Combinaban los colores azul y blanco, mostraban en sus costados dibujos de ballenas y podían alojar un promedio de 80 pasajeros”, apunta El Mirador.

Finalmente, en la década de los 80 el gobierno de capitalino revocó las concesiones a los particulares del transporte público. Fue así como el 25 de septiembre de 1981, se constituyó por decreto presidencial el organismo público descentralizado Autotransportes Urbanos de Pasajeros Ruta 100.

Para 1983 todos los camiones que circulaban en la CDMX fueron pintados de amarillo con franjas café.

Sin embargo “Graves problemas administrativos, económicos y laborales la llevaron a la quiebra (1995), la ciudad entonces impulsó una nueva forma de transporte representada por combis y microbuses”.