Una paradoja enfrentada por el Tec
El apoyo a la investigación básica, es decir, aquella relativa a ciencias puras como matemáticas, física y química, aún es más reducido. Signo de ello es que instituciones privadas como el Tec de Monterrey no cuentan con dichas carreras de nivel licenciatura; en cambio, la UNAM, institución pública, sí las ofrece.
Pareciera una paradoja: ¿será que el vicepresidente de Investigación del Tec de Monterrey no predica con el ejemplo? A continuación su respuesta:
“Que en el Tec no ofrezcamos esas carreras no significa que no tengamos departamentos enfocados en ciencias básicas, en congruencia con Tec21 , nuestro modelo educativo basado en retos, en el cual la formación se encuentra más centrada en competencias que en la cantidad de información aprendida”.
Esto significa un cambio en la manera clásica de concebir el conocimiento puro. Aristóteles, uno de los pilares de la ciencia occidental, en el principio de su obra conocida como Metafísica, escribió lo siguiente: “Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber”. Entonces esa inclinación natural del ser humano se corona en la posesión de la sabiduría por sí misma, consistente en el conocimiento de las causas y los principios del objeto de estudio.
Aunque este esquema cuenta con más de 2,000 años de antigüedad, sigue operante en la ciencia básica moderna, en la cual la demostración de un teorema, el descubrimiento de un exoplaneta o la síntesis de una nueva molécula son logros en sí mismos, dignos de reconocimiento y ¡hasta de premios Nobel!, pese a que sus aplicaciones distan mucho de ser inmediatas.
Desde la perspectiva de Torre, inclusive las ciencias básicas pueden desarrollarse con miras a resultados concretos, al estilo de las ingenierías, tal como se ha hecho en el Tec de Monterrey a lo largo de las décadas.
“En el Tec nos hemos enfocado a resolver los desafíos. La gente no aprende física por aprender física, sino porque quiere resolver un problema de, por ejemplo, energía; o a lo mejor quiere entender química con el fin de crear un nuevo medicamento. Quien quiera enfrentar estos retos tiene que aprender que las ciencias básicas sirven para poder resolverlos”, explica Torre.
En los últimos 10 años este modelo ha sido un cambio importantísimo en la estrategia educativa del Tec, de acuerdo con Torre, quien opina que actualmente el conocimiento es fácil de obtener en medios digitales, pero solamente las competencias permiten adaptarlo a desafíos particulares.
“La resolución de un nuevo problema no la va a dar Google, por eso nos estamos concentrando en enseñar competencias a los jóvenes”, señala.
En la tarea, según Torre, los líderes políticos también se encuentran invitados y, en especial, el máximo mandatario del país. Entonces, ¿sería conveniente que el presidente fuera científico?
“No tiene que ser científico, sólo tiene que apoyar y entender la ciencia, tiene que rodearse de gente que le dé consejos buenos, tiene que ser una persona de mente abierta, de visión global, para que pueda entender que México tiene que competir en el mundo y no puede cerrar sus fronteras”, responde Torre.
