El polémico apartado del TLCAN que valdría la pena revisar
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, es claro: a partir del día 1 de su administración quiere renegociar o rescindir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el acuerdo de libre comercio entre los tres países: Estados Unidos, Canadá y México.
La promesa de Trump plantea la pregunta: ¿Por dónde empezar?
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Trump podría comenzar con un capítulo polémico del TLCAN que algunos expertos creen que da a las corporaciones un incentivo para crear empleos del otro lado de la frontera, al darles demasiado poder para eludir y disputar las leyes del gobierno extranjero.
Está en el capítulo 11 del TLCAN y es llamado solución de controversias inversionista-Estado o ISDS, por sus siglas en inglés.
Otorga a las corporaciones estadounidenses el poder de demandar al gobierno canadiense o mexicano por regulaciones que ellas digan que imponen una carga sobre sus operaciones comerciales en esos países. No importa si la regulación es para el interés público o si sus competidores locales tienen que acatar las mismas reglas.
En lugar de ir a un tribunal canadiense o mexicano, las corporaciones estadounidenses pueden dirigirse directamente a un panel de arbitraje permitido por el TLCAN. El panel decide en última instancia quién está en lo correcto, y puede imponer severas multas a los países.
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La cláusula ha suscitado agudas críticas y el apoyo de expertos en comercio.
“Estoy a favor de la abolición del ISDS”, dice Scott Sinclair, director de Investigación de Políticas Comerciales del Canadian Centre for Policy Alternatives. “Canadá y México en particular han sufrido bajo el ISDS. Hemos tenido una experiencia muy negativa”.
Tomemos el caso de Exxon Mobil contra Canadá. Exxon argumentó en contra del requisito de Canadá de que invirtiera en investigación y desarrollo local, como educación, capacitación laboral e innovación. Su propósito es asegurar que los perforadores de petróleo proporcionen un beneficio económico a la provincia local donde estén perforando.
Exxon dijo que la regulación era demasiado onerosa. Llevó el caso a un panel de TLCAN en 2012 y ganó. Canadá se vio obligado a pagar a Exxon aproximadamente 44 millones de dólares. Canadá no revocó la ley, por lo que Exxon ha presentado un segundo caso en busca de más dinero.
Los expertos no concuerdan acerca del impacto general de la norma. Por un lado, da a las empresas la seguridad de que pueden invertir en el extranjero y no serán aplastadas por las regulaciones extranjeras.
nullPor otro lado, permite a una empresa enfrentarse cara a cara con un país extranjero, una idea que molesta a algunos.
“Va demasiado lejos en dar a las corporaciones un poder contra gobiernos extranjeros, el cual no tienen contra su propio gobierno”, dice Alan Deardorff, experto en Comercio de la Universidad de Michigan. “Si alguien va a renegociar algo en el TLCAN, eso sería lo que me gustaría ver renegociado”.
Canadá y México han pagado mucho en casos del TLCAN , mientras que el gobierno de Estados Unidos ha ganado todos sus casos.
Canadá ha pagado 160 millones de dólares a corporaciones, casi enteramente estadounidenses, desde que el TLCAN fue implementado en 1994. México ha pagado 204 millones de dólares, según el Canadian Centre for Policy Alternatives.
Canadá ha recibido 39 reclamaciones contra el país, mientras que México ha tenido 24. Estados Unidos ha recibido 21 reclamaciones contra el país y nunca ha perdido una, según la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos.
La disposición cuenta con el apoyo de algunos expertos en comercio.
“Está exagerado como un problema”, dice Merit Janow, decana de la Escuela de Relaciones Internacionales y Públicas de la Universidad de Columbia. Janow, que fungió en los primeros gobiernos de Bush y Clinton, y negoció una docena de acuerdos comerciales con Japón y China para Estados Unidos.
La regla dice que si “un panel [de arbitraje] llega a la conclusión de que el Estado ha limitado los derechos del inversionista, entonces habría una compensación por el costo de ese impedimento".
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Acabar con ella no garantiza que las empresas lleven sus empleos de vuelta a Estados Unidos. Después de todo, esta disposición está en 50 acuerdos comerciales que Estados Unidos tiene con varias naciones. Globalmente, está en 3,000 acuerdos en diversos grados, según la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos.
Y no es el principal incentivo para que las empresas puedan trasladar sus trabajos a otros lugares: la mano de obra barata y los bajos estándares ambientales generalmente lo son. Sin embargo, es un tema muy debatido entre los estudiosos del comercio en los tres países.
Curiosamente, pocos expertos saben cómo entró el capítulo en el TLCAN, que fue convertido en ley por el presidente Bill Clinton.
“Estuve en el gobierno de Clinton cuando se aprobó el TLCAN y nunca, nunca... nunca hubo una discusión del Capítulo 11”, dijo el martes en Nueva York el economista de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz.