La emprendedora brasileña de las 37 empresas
Sabrina Bittencourt lleva una vida muy activa en el mundo empresarial. Aunque puede ser lógico pensar que dirigir 37 empresas en diferentes países volvería loco a cualquiera, la emprendedora de origen brasileño ha encontrado la fórmula perfecta para llevar a cabo su labor .
”En algunos de mis proyectos soy la líder y en otros después de un año o año y medio de dirigirlos los dejo trabajando con alguien más al frente y solo formo parte del consejo administrativo tomando decisiones”, dijo.
Sabrina ha aprendido que para lograr el éxito en una organización deben eliminarse las jerarquías, entender las demandas reales de la sociedad, aprender a delegar y confiar en sus colaboradores.
Todos los involucrados en los proyectos son socios que tienen la misma responsabilidad de sacar adelante a la empresa y entre todo resuelven problemas. “Todos son vistos como un engranaje” , explicó Sabrina.
Financiar a tantas empresas es un reto que ha sabido manejar. “Todos los proyectos que he emprendido son autosustentables y en una primera etapa yo los financio con las ganancias que obtengo de las otras empresas. Cuando no tengo los recursos busco a ángeles inversionistas”, explicó.
Su sueldo es modesto y la ropa que tiene es la que cabe en una maleta de viaje. “No necesito mucho para vivir, no tengo coche ni empleada doméstica, no tengo televisión”, dijo. Con esto puede dedicarse a emprender y a asesorar a más emprendedores.
Los giros de los negocios son distintos pero todos son de índole social. Está la empresa productora de alimentos orgánicos, de apoyo para madres con niños con enfermedades crónicas, empresas inclusivas, apoyo a niños superdotados para mejorar sus capacidades y desarrollar proyectos, así como el desarrollo de drones (vehículo aéreo no tripulado) para brindar ayuda humanitaria, prevenir el tráfico de especies o incendios forestales.
“Queremos traer a México la iniciativa de alimentación sana para niños y jóvenes, la escuela para drones y un modelo de negocio donde las artesanas puedan comercializar de manera justa sus productos”, comentó Bittencourt.
Durante su estancia en México en el marco del festival Epicentro en Jalisco, Sabrina conoció proyectos que se llevará a Brasil para comercializarlos, como Abby, una iniciativa de jóvenes jaliscienses que fabrican juguetes y tecnología para niños con autismo .
“Me gusta apostar por proyectos en los que nadie cree y que piensan que son una locura”, confesó.
Para Sabrina, México debe perder el miedo al éxito. “Los mexicanos sufren de baja autoestima pero debe mirar más sus talentos y dejar de compararse con Estados Unidos”.