La dieta que sí te servirá está en la nutrigenómica
Llevar a cabo un plan nutricional que verdaderamente le sirva a tu cuerpo para estar en forma saludable para siempre será posible gracias a la nutrigenómica, una disciplina que empieza a tomar fuerza y que te dice cómo alimentarte según tu composición genética.
En un futuro no muy lejano podría ser la mejor herramienta que una persona haya tenido para alejarse de cualquier tipo de padecimiento o enfermedad , una vez que conozca, a través un análisis de ADN, cuáles son los alimentos que le funcionan y qué otros le hacen daño.
“Una de las áreas más prometedoras de la investigación nutricional se encuentra en la alimentación personalizada, la que se basa en nuestros genes”, dice el director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts, en Boston, José María Ordovás.
Los resultados no sólo podrían revolucionar la industria alimenticia, también significarían un considerable ahorro en el gasto público para la atención a transtornos de la salud, publica la revista Quo en su edición de enero 2015.
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Sin embargo, la disciplina conlleva retos precisamente relacionados con el tema genético, pues los científicos e investigadores deben comprender cómo funciona el genoma de una persona según el continente, país o región, y no sólo eso, también según el tipo de alimentos que se consumen en su área, el clima y hasta la cultura.
Conocimientos más precisos sobre los componentes alimenticios permitirían desarrollar productos especiales, con dosis que puedan tener un efecto terapéutico. Más que eso, en el futuro será posible que el médico diseñe una dieta en función de un análisis de los genes, para librarnos de algunas enfermedades y vivir más y mejor.
¿Enfermo? Nunca jamás
La idea que defienden los impulsores de la nutrigenómica es simple: la solución a las enfermedades puede estar, en muchos casos, antes de que el padecimiento llegue. La clave es prevenir seleccionando los alimentos indicados y con ciertos hábitos .
Para la doctora e investigadora en ciencias médicas de Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), María Elizabeth Tejero Barrer, las personas con predisposición genética pueden retrasar la aparición de una enfermedad o, incluso, lograr que nunca se presente con una alimentación y estilo de vida adecuados.
Una de las líneas de la nutrigenómica es entender cómo cada uno de los productos químicos que consume una persona, nutrientes o no nutrientes, “activan o desactivan diferentes mecanismos para que funcionemos de la manera adecuada en el momento apropiado”, señala el científico español, José María Orodovás.
Cuerpos únicos, dietas únicas
La aplicación de los hallazgos de la nutrigenómica representa un gran desafío, sobre todo porque cada uno de los seres humanos es único. Por ejemplo, tomar leche puede ser benéfico para ciertas personas, mientras que para otras puede ser un dolor de cabeza.
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“Los motivos de estas diferencias están ocultos en nuestro genoma”, cuenta Ordovás en su libro 'La nueva ciencia del bienestar. Nutrigenómica’.
Por eso, uno de los objetivos más visibles de la nutrigenómica es identificar cuáles son aquellas particularidades con las que cada persona interacciona con los alimentos, para poder definir la nutrición más saludable según su genoma.
El reto no es sencillo
Para encontrar las particularidades del genoma, los científicos estudian el origen de las poblaciones y el ambiente en el que se han desarrollado, como el tipo de alimentación, cultura o clima. Así, se ha encontrado que las diferencias genómicas no sólo se presentan por continentes, también por países e, incluso, por regiones mucho más pequeñas.
En el caso de México, la composición genética de la población es prominentemente mestiza, pero no todos tienen el mismo grado de mestizaje ni todos tienen la misma composición derivada de éste.
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Alimentos en pro de la salud
A la pluralidad genética mexicana hay que sumarle la gran variedad de alimentos que se consumen en México y que en muchas zonas se ingieren productos que solo se encuentran ahí.
Instituciones como la UNAM, el INMEGEN, el Instituto de Investigaciones Biomédicas y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, realizan investigaciones con algunos alimentos originarios del país -como frijol, nopal, chía, amaranto y cacao-, así como de enfermedades comunes entre los mexicanos: obesidad, diabetes tipo II, cáncer y males cardiovasculares.
Estudian sus propiedades y sus efectos, aunque aún no se tienen datos precisos sobre cómo ajustar la ingesta de estos alimentos a determinada carga genética. Lo que sí se ha encontrado es que estos alimentos tienen componentes que brindan grandes beneficios para la salud.
Mientras tanto, “para implementar estudios sobre nutrigénomica en poblaciones, a nivel local o regional, se requiere empezar a clasificar a la población por grupos asociados a la ingesta de ciertos tipos de alimentos y de calidad alimentaria, edad, género, actividad física, condiciones de salud, etcétera”, resalta la investigadora del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Emma Gloria Ramos Ramírez.
Para estos estudios sería necesario identificar cuáles son los genes expresados en las enfermedades con mayor prevalencia en esa población.
Es mejor prevenir...
Independientemente de la carga genética de cada ser humano, los especialistas coinciden en que se deben seguir las reglas de oro esenciales para mantener una buena salud como no fumar, tener una alimentación equilibrada, mantener un peso saludable y practicar alguna actividad física moderada.
Es importante descartar las dietas que prometen reducir rápidamente el peso. La idea de personalizar las recomendaciones dietética, según el perfil genético de cada uno, consiste en entender realmente lo que el cuerpo necesita para tener un peso saludable, basándose en una ciencia sólida, no en modos o soluciones extremas con poco sentido común, señala José María Ordovas.