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Merkel no ve la necesidad de apurar la salida de Reino Unido de la Unión Europea

La canciller alemana intenta atenuar la presión de París, Bruselas y su propio Gobierno para que Reino Unido entre en negociaciones inmediatas que concreten su salida.
sáb 25 junio 2016 02:27 PM
Merkel intentó desacelerar el apuro generalizado por cerrarle la puerta de la UE a los británicos.
Casi en soledad Merkel intentó desacelerar el apuro generalizado por cerrarle la puerta de la UE a los británicos.

La canciller alemana, Angela Merkel, buscó atenuar el sábado la presión de París, Bruselas y su propio Gobierno para que Reino Unido entre en negociaciones inmediatas que concreten su salida de la Unión Europea, pese a las advertencias de Francia de que una demora podría permitir que el populismo se afiance.

Euroescépticos de varios estados miembros aplaudieron la decisión de los británicos de salir de la UE en el histórico referendo del jueves, cuya onda expansiva remeció al mundo y aumentó el temor de muchos políticos que defienden la unidad regional de un avance de partidos nacionalistas y antisistema.

Tras el resultado del jueves a favor del Brexit y el consecuente anuncio de dimisión del primer ministro británico, David Cameron, muchos políticos e instituciones europeas se sentían libres de presentar sus reclamos al Reino Unido ante su inminente futuro fuera del bloque.

El Banco Central Europeo dijo que el sector financiero británico, que emplea a 2.2 millones de personas, perdería el derecho a atender clientes en la UE a menos que el país se registre en su mercado común, algo inaceptable para quienes hicieron campaña a favor del Brexit y que probablemente liderarán el próximo Gobierno de Londres.

Casi en soledad, Merkel intentó desacelerar el apuro generalizado por cerrarle definitivamente la puerta de la UE a los británicos. La líder más poderosa de Europa dejó en claro que no presionará a Cameron, que indicó que Reino Unido no iniciaría formalmente las negociaciones para abandonar el bloque por lo menos hasta octubre.

"Para ser muy honesta, no debería tomar décadas, eso es cierto, pero yo no lucharía ahora por un cronograma a corto plazo", dijo a Merkel en una conferencia de prensa.

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"Las negociaciones deben tener lugar en un clima serio, bueno (...) Reino Unido seguirá siendo un socio cercano, con el que estamos relacionados económicamente", agregó.

La decisión británica de dejar la UE, el bloque comercial más grande del mundo, es el mayor revés desde la Segunda Guerra Mundial al proyecto de forjar una Europa más unida.

El jefe ejecutivo de la campaña británica a favor del Brexit pidió sostener conversaciones informales antes de que Londres notifique formalmente a la UE que quiere abandonar el bloque según el Tratado de Lisboa, que establece un período de dos años para los procedimientos de divorcio de los miembros.

Pero el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, miembro del partido socialdemócrata que integra la coalición del Gobierno encabezado por Merkel, se mostró más apurado por el inicio de la negociación.

"Este es un proceso que debería ponerse en marcha lo antes posible para que no quedemos en el limbo y, en cambio, podamos concentrarnos en el futuro de Europa", dijo Steinmeier, después de una reunión que nucleó a colegas de seis países miembros de la UE: Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo.

El canciller francés, Jean-Marc Ayrault, también advirtió sobre los peligros que implicaba demorar el proceso: "Tenemos que dar un nuevo sentido a Europa, de otra manera el populismo llenará el vacío".

Las voces que apuntan a acelerar el proceso se unieron a la del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien dijo el viernes que no tenía sentido esperar hasta octubre para intentar negociar los términos de la salida.

El representante británico en el Ejecutivo de la UE en Bruselas, el comisario de Servicios Financieros Jonathan Hill, renunció el sábado después de haber apoyado la permanencia de su país en el bloque.

Titanic europeo

En el propio Reino Unido, las divisiones se ampliaron después de la cerrada votación del jueves. La primera ministra de Escocia dijo que quería abrir negociaciones directas con Bruselas y dejó abierta la puerta a un posible nuevo referendo sobre la independencia escocesa.

En tanto, más de 2 millones de británicos y residentes ya habían firmado el sábado una petición para que se lleve a cabo una segunda votación, lo que obligaría al Parlamento británico al menos a debatir la posibilidad de otro plebiscito.

En el sur de Inglaterra, otro grupo de británicos proeuropeos se preguntaba sobre el futuro incierto. El diario Daily Mirror tituló: "¿Y ahora qué demonios pasará?".

Tras el apoyo del 52% de los votantes a favor del Brexit, los mercados globales se desplomaron y la libra registró el viernes su mayor caída diaria de la historia, a un mínimo en más de 30 años. Cameron prometió permanecer en el cargo hasta octubre, mientras el Partido Conservador elige a un nuevo líder.

Un partido eslovaco de extrema derecha lanzó un pedido para que se realice un referendo sobre el futuro del país en la UE: "Los ciudadanos de Reino Unido han decidido rechazar el decreto de Bruselas. Es hora de que Eslovaquia abandone el 'Titanic' europeo que se hunde", señaló el Partido del Pueblo en su página web.

La libra cayó hasta un 10% frente al dólar el viernes, a niveles no vistos desde 1985, ante el temor de que la decisión afectaría a las inversiones en la quinta mayor economía del mundo y amenazase el papel de Londres como capital financiera mundial.

Por su parte, la agencia de calificación Moody's rebajó la perspectiva para Reino Unido, diciendo que su solvencia crediticia estaba ahora en mayor riesgo ya que el país afronta desafíos significativos para negociar con éxito su salida del bloque.

Las bolsas mundiales perdieron más de 2 billones de dólares en capitalización. Las bolsas europeas bajaron un 7 por ciento, la mayor caída diaria desde 2008. En Estados Unidos, los índices bursátiles sufrieron su peor sesión en 10 meses.

Los inversores se refugiaron en el oro, que logró su mayor subida diaria desde la crisis financiera de 2008.

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