El mundo mira más allá de Donald Trump
La política exterior —cada vez con mayor frecuencia— es lo que sucede en todo el mundo mientras Estados Unidos está haciendo otros planes.
Más de cinco meses tras el inicio de la presidencia de Donald Trump, adversarios y aliados de Estados Unidos por igual se están adaptando a una nueva era en la que Washington busca su propio camino idiosincrático e impredecible de 'America First' (Estados Unidos primero).
En Europa, Asia y Medio Oriente, los gobiernos están evaluando las prioridades cambiantes de Estados Unidos y en algunos casos buscando fuentes alternativas de liderazgo y asociación bajo la creencia de que Estados Unidos ha dado un paso atrás.
La impopularidad de Trump en el extranjero está forzando a los líderes a reconsiderar sus propias posiciones políticas, antes de acercarse al presidente estadounidense; aunque busquen preservar el papel global aún vital de Washington como el garante de la economía liberal de mercado y la democracia.
nullEsa dinámica será evidente durante la segunda visita de Trump a Europa esta semana, apenas días después de que su primer viaje transcontinental abriera nuevas lagunas entre Washington y algunos de sus más longevos aliados.
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Trump comenzará en Polonia, que está esperando mayor afirmación hasta ahora de garantías de seguridad de la OTAN. Luego se dirigirá a la cumbre del G20 en Alemania , donde podría enfrentar la hostilidad profundizada por su decisión de abandonar el acuerdo climático de París.
El gobierno de Trump refuta la noción de que ha degradado el liderazgo estadounidense, argumentando que los viajes de Trump al extranjero, el frenesí de reuniones y las llamadas frecuentes con presidentes y primeros ministros extranjeros muestran un compromiso intenso.
Pero cada vez con más frecuencia, los principales creadores de políticas extranjeras desde Alemania hasta Iraq y desde Canadá hasta Asia están contemplando un periodo en el que el liderazgo estadounidense que muchos dieron por sentado podría ser menos evidente en los asuntos mundiales, después de que Trump dio la espalda a acuerdos comerciales multilaterales y restó importancia a las instituciones y acuerdos multinacionales.
“Quien cree que los problemas de este mundo pueden ser resueltos mediante el aislamiento y el proteccionismo está cometiendo un tremendo error”, dijo la canciller alemana Angela Merkel al parlamento la semana pasada, un dardo certero contra Trump .
No fue la primera vez que la líder alemana, candidata a un cuarto mandato en las elecciones de septiembre, habría reprendido al presidente.
Después de que Trump visitó Europa en mayo y rechazó reafirmar el artículo 5 de la OTAN, el principio de autodefensa mutua, durante una visita a la sede de la alianza occidental, Merkel dijo que los aliados estadounidenses necesitaban reconsiderar su lugar en el mundo .
“Nosotros los europeos realmente debemos tomar nuestro destino en nuestras propias manos”, dijo.
Canadá, el aliado geográfico más cercano de Estados Unidos, también está a la espera.
La canciller Chrystia Freeland agradeció profundamente a Estados Unidos por ser “verdaderamente la nación indispensable” que había asegurado 70 años de paz y prosperidad, en un discurso ante el Parlamento el mes pasado.
Pero ella reconoció que los días felices estaban terminando.
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“El hecho de que nuestro amigo y aliado haya venido a cuestionar el mismo valor de su manto de liderazgo global, pone en un enfoque más nítido la necesidad de que el resto de nosotros establezcamos nuestro propio camino claro y soberano”, dijo Freeland.
“Para Canadá, ese curso debe ser la renovación, o ciertamente el fortalecimiento, del orden multilateral de posguerra”.
No son solo los aliados más tradicionales de Estados Unidos los que sienten que Estados Unidos está retrocediendo del mundo, en medio de una percepción de que la diplomacia ha sido desestimada y que el Departamento de Estado ha quedado degradado en un gobierno de Trump más respetuoso del liderazgo militar.
El vicepresidente iraquí Ayad Allawi dijo a Christiane Amanpour de CNN la semana pasada que Estados Unidos estaba “ausente” en el mantenimiento de la seguridad global y que había un “vacío en el liderazgo global en el mundo”.
“Los estadounidenses necesitan... volver a su papel como una potencia internacional, una importante potencia internacional”, dijo Allawi.
A pesar de la inminente victoria sobre ISIS por parte de las fuerzas iraquíes en el oeste de Mosul, con el apoyo de Estados Unidos, Allawi argumentó que Washington carecía de “políticas claras” para enfrentar el extremismo y una futura estrategia para Medio Oriente.
Algunos competidores estadounidenses ven una vía de entrada.
En el Foro Económico Mundial de Davos, unos días antes de la toma de posesión de Trump, el presidente de China, Xi Jinping, ofreció una visión de un mundo al revés cuando ofreció a su propia nación como guardiana del libre comercio, la globalización y los esfuerzos por combatir el cambio climático; áreas en las que Estados Unidos había tomado anteriormente el papel de liderazgo.
“Nos guste o no, la economía global es el gran océano del que no puedes escapar”, dijo Xi a los delegados en la ciudad suiza.
'America First' o 'America Alone?' (¿'EU primero? O 'EU solo'?)
En días recientes, Trump ha hablado con líderes de los aliados estadounidenses en el Golfo, en medio de un enfrentamiento sobre el financiamiento del terrorismo que ha conducido al aislamiento de Qatar, y también ha tenido conversaciones con contrapartes en Alemania e Italia.
En contraste con la forma en que se observó el primer viaje de Trump a Europa a través del Atlántico , el consejero de seguridad nacional H. R. McMaster argumentó que el presidente había revigorizado las alianzas estadounidenses que los republicanos creían erosionadas bajo el gobierno de Barack Obama.
“America First... no significa Estados Unidos solo; el presidente Trump ha demostrado un compromiso con las alianzas estadounidenses debido a que las alianzas fuertes promueven la seguridad estadounidense y los intereses estadounidenses”, dijo McMaster a periodistas la semana pasada.
Aunque gran parte del curso de la política exterior de Estados Unidos a futuro sigue siendo incierto para los estados extranjeros, Washington ha realizado algunos movimientos claros.
Reforzó significativamente la resistencia a Irán en el Medio Oriente, una reorientación que fue el tema subyacente de las primeras paradas de Trump en Arabia Saudita e Israel.
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Pero al mismo tiempo, no hay claridad real sobre la estrategia del gobierno de Trump en Siria tras la aparentemente inminente erradicación de los baluartes de ISIS. Irán prevé un futuro de influencia chiíta creciente, que se extendería desde Teherán a través de Irak, Siria y hasta Líbano, respaldado por Rusia, y que cambiaría el equilibrio de poder en la región.
No está claro cuán activamente planea el gobierno de Trump resistirse a tal escenario, en conjunto con aliados como Arabia Saudita, los países del Golfo Pérsico, Egipto y Jordania.
En Afganistán, el Pentágono lanzó su mayor bomba no nuclear sobre los objetivos de ISIS y planea usar su nueva autonomía bajo el gobierno de Trump para enviar más tropas para entrenar y asistir a los soldados afganos.
Sin embargo, el gobierno aún no ha presentado una visión detallada de cómo ve el futuro de Afganistán o los objetivos de guerra a largo plazo de Estados Unidos.
En Asia, Trump abandonó su hostilidad hacia China en un esfuerzo por convencer a Pekín de hacer más por frenar a su volátil aliado Corea del Norte en medio de una crisis nuclear y de misiles. Pero ahora parece haber concluido que el esfuerzo fracasó, e impuso sanciones contra un banco chino con vínculos con el estado paria, y aprobó un paquete de armas de 1,400 millones de dólares para Taiwán, aumentando las tensiones con Pekín.
Sin embargo, Trump, a pesar de sus bravuconadas, aún no ha explicado a los estadounidenses ningún nuevo enfoque sobre cómo frustrará la propuesta de Pyongyang de poner una ojiva nuclear en un arma que podría llegar a Estados Unidos.
No es solo la incertidumbre acerca de la estrategia global de Estados Unidos la que está convenciendo a algunos líderes aliados a mirar más allá de Estados Unidos.
La impopularidad de Trump hace que sea mucho más difícil para ellos apoyarlo, políticamente. La reciente encuesta de Pew Global Attitudes mostró que Trump tiene calificaciones de aprobación bajísimas en todo el mundo. Solamente en Rusia e Israel más personas confiaron en él para hacer lo correcto que el expresidente Barack Obama.
El expresidente, por su parte, ha permanecido en gran parte fuera de los reflectores. Pero el lunes, Obama no pudo resistirse durante una conferencia en Seúl organizada por el grupo mediático surcoreano Chosun Ilbo, al decir que el acuerdo climático de París no desaparecerá a pesar de la “ausencia temporal” del liderazgo estadounidense.
“El acuerdo de París”, dijo Obama, “incluso con la ausencia temporal del liderazgo estadounidense, seguirá siendo un factor crítico para ayudar a nuestros niños a resolver el enorme desafío en la civilización”.
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