EU espía a México sobre narco, economía y comercio
Dos presidentes, sus colaboradores más cercanos, los encargados de la seguridad nacional… no hay funcionario de alto nivel en México que esté fuera del alcance de las estrategias de vigilancia del gobierno de Estados Unidos.
A las revelaciones acerca de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) espió en 2012 al entonces candidato Enrique Peña Nieto y nueve de sus asesores, se agregaron este domingo nuevas pruebas de que Estados Unidos también espió en 2010 al presidente Felipe Calderón (2006-2012) y miembros de su gabinete.
El semanario alemán Der Spiegel informó este domingo que el espionaje estadounidense contra el gobierno de Calderón no solo incluyó temas de seguridad nacional y narcotráfico, sino también cuestiones económicas y de comercio internacional.
Con base en los informes secretos filtrados por el excontratista de la NSA, Edward Snowden, Der Spiegel reveló que la agencia de espionaje lanzó dos programas para vigilar a funcionarios mexicanos: Flatliquid para intervenir los correos electrónicos de Calderón y miembros de su gabinete, y Whitetamale para espiar a funcionarios de la extinta Secretaría de Seguridad Pública.
Los documentos difundidos de la NSA apuntan a que el espionaje iba a continuar de forma aún más “agresiva” sobre los funcionarios mexicanos, y el semanario alemán sugirió que el espionaje seguía en marcha.
“No hay elementos en materia de estrategia de comercio y de inversión que pudieran presentar alta sensibilidad”, consideró el actual secretario de Economía, Idelfonso Guajardo, entrevistado por CNNMéxico este domingo en Guadalajara, horas después de que Der Spiegel hiciera las nuevas revelaciones.
El secretario dijo que los miembros del gabinete se comunican entre sí y con el presidente a través de los canales habituales de comunicación tecnológica, y confió en que las áreas de seguridad del gobierno mexicano mantengan protegida la información.
“Los protocolos de seguridad los establecen las áreas responsables del gobierno, nosotros somos usuarios de esa tecnología (celulares, correos electrónicos), las características de esa tecnología de protección a la comunicación son responsabilidad de las áreas de seguridad del gobierno”, agregó Guajardo.
Las tareas de espionaje de la NSA no se limitan solamente a temas como el terrorismo y la seguridad, sino que también contemplan asuntos como el petróleo y la economía, según había adelantado el periodista Glenn Greenwald, a quien Snowden entregó los informes secretos de la NSA.
“Hay documentos que indican que uno de los temas sobre los que más espían en México es energía y petróleo. Ellos (la NSA) están interesados en esos temas no solo acerca de seguridad nacional o drogas, como la gente podría pensar. Están interesados en temas económicos y recursos energéticos”, dijo Greenwald en entrevista con CNNMéxico a principios de septiembre.
En la publicación este domingo, Der Spiegel reveló que las unidades de espionaje de EU clasifican como su principal prioridad en México el narcotráfico, pero también tienen especial interés en cuestiones de “estabilidad económica y comercio internacional”, además de derechos humanos y capacidad militar.
Guajardo dijo que las relaciones entre EU y México deberían de ser un “ganar-ganar” entre ambos socios, y se mostró sorprendido de las nuevas informaciones que apuntan hacia un espionaje más amplio y agresivo por parte de la NSA.
La agencia de espionaje calificó de un “éxito tremendo” los resultados de la operación y dio una idea de la agresividad en los planes de inteligencia estadounidense con respecto a México. “Estos accesos a varias agencias del gobierno mexicano son solo el inicio, queremos ir mucho más allá contra este importante objetivo”, indica uno de los documentos secretos citados por el semanario alemán.
La cancillería mexicana, por su parte, comenzó a impacientarse por la poca celeridad en las investigaciones que prometió el gobierno de Barack Obama, y anunció ayer que pediría resultados “a la brevedad”.
“Mediante una nota diplomática, el gobierno de México habrá de reiterar la importancia que tiene para nuestro país dicha investigación (sobre el espionaje), misma que deberá ser concluida a la brevedad”, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado emitido tras las nuevas revelaciones.
Desde el 1 de septiembre pasado, cuando se reveló que la NSA espió los correos electrónicos y las llamadas de Peña Nieto, el gobierno mexicano pidió explicaciones a EU y llamó a cuentas al embajador Anthony Wayne. El 6 de septiembre Obama prometió a Peña en Moscú que ordenaría una investigación y castigaría a los responsables.
50 días han transcurrido desde ese momento y nada había ocurrido, hasta ahora que emergieron las pruebas de más espionaje.
Calderón, un viejo blanco del espionaje
Ésta, sin embargo, no fue la única ocasión en que Estados Unidos espió a Calderón.
En diciembre 2010, WikiLeaks, el sitio web de Julian Assange que publica documentos filtrados de interés público, reveló un cable del Departamento de Estado de EU fechado en diciembre de 2009 y dirigido a su embajada en México, en el que pedía investigar las presiones que afectaban la personalidad de Calderón.
Esta historia tendría un nuevo capítulo en febrero de 2011, cuando se reveló que cinco años antes el exembajador Anthony Garza (2002-2009) informó al gobierno de EU que Calderón se había debilitado tras ganar la elección presidencial debido a las presiones dentro de su partido, Acción Nacional (PAN).
WikiLeaks exhibió que el sucesor de Garza, Carlos Pascual (2009-2011), reveló a EU el “lento” trabajo y la “aversión al riesgo” del Ejército mexicano en la lucha contra el narcotráfico. Pascual presentó su renuncia en marzo de 2011, luego de que Calderón admitiera haberle perdido confianza por sus declaraciones.
Según las revelaciones de Der Spiegel, los espías estadounidenses obtuvieron al menos 260 documentos durante el espionaje contra Calderón, quien hasta ahora no ha comentado públicamente nada del asunto en su cuenta de Twitter.
El espionaje contra el gobierno pasado se realizó desde las oficinas de la NSA en San Antonio, Texas, pero también con los espacios que tienen la NSA y la CIA en la embajada de EU en el Distrito Federal, según informó Der Spiegel.
Peña, espiado desde la candidatura
Ante el inminente fin del gobierno de Calderón, a mediados de 2012 la NSA incluyó nuevos objetivos: el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y nueve de sus más cercanos colaboradores, según las primeras filtraciones de Edward Snowden sobre México.
La intervención de la NSA incluyó llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto de Peña durante dos semanas, detalló Der Spiegel.
Un mes antes, Greenwald y la cadena brasileña Globo habían revelado el espionaje a Peña, pero sin más detalles. En esa ocasión también se reportó la intervención de comunicaciones de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
En total, la NSA interceptó 85,489 mensajes de texto enviados tanto por Peña como por sus colaboradores, cuyas identidades no han sido reveladas.
¿Una respuesta tímida?
El gobierno mexicano se ha limitado por ahora a pedir explicaciones a Estados Unidos argumentando que el espionaje viola las leyes internacionales, pero esa es una respuesta que algunos legisladores consideraron como insuficiente.
Durante una comparecencia en el Senado en octubre, los miembros de la Cámara alta pidieron una explicación al secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
El canciller aseguró que el gobierno mexicano “fue claro y contundente” al exponer su inconformidad.
“Cuando se viola la ley como en el caso del espionaje, México pide a Estados Unidos no que se den explicaciones. No cabe una explicación frente a una posible violación”, dijo Meade, secretario de Hacienda (2011-2012) durante el gobierno de Calderón.
A diferencia del gobierno mexicano, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, canceló un viaje oficial a Estados Unidos programado para el 23 de octubre por “no existir las condiciones” necesarias. La visita hubiera sido la primera en 20 años de un mandatario brasileño a la Casa Blanca.
La mandataria también llevó el tema a la Asamblea General de Naciones Unidas a fines de septiembre, donde acusó a Estados Unidos de violar derechos humanos y civiles de los brasileños.
Según los documentos filtrados por Snowden, al igual que en el caso de México, los recursos energéticos de Brasil destacan entre los objetivos del espionaje de la NSA.
Rousseff propuso ante la ONU un nuevo marco normativo que regule las actividades en internet para evitar el espionaje ilegal, y también anunció la implementación de un nuevo sistema de correo electrónico en el gobierno brasieño para mantener a salvo las comunicaciones oficiales de los funcionarios.
Belén Zapata contribuyó con este reporte