6 verdades de la Reforma Energética
¿Las petroleras extranjeras vendrán corriendo a México? ¿Pagarás mucho menos por la luz? ¿El país volverá a ser una potencia petrolera? ¿Más petróleo significa gasolina más barata?
Seguro en los últimos meses y semanas te has preguntado cómo te puede afectar o no la reforma energética en tu vida diaria.
Si eres un ingeniero en Pemex o trabajas para alguna empresa en el sector eléctrico o petroquímico, seguro que los cambios constitucionales y legales que se han aprobado en los últimos meses te impactarán.
Pero la perspectiva del Gobierno es que existan beneficios tangibles para los ciudadanos a corto plazo como la caída en el recibo de su luz, o más ingresos del sector petrolero para invertir en proyectos sociales y de infraestructura. Todo esto es muy complicado que pueda suceder, al menos con rapidez.
“Los cambios en el corto plazo difícilmente los veremos”, opinó el investigador del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC) Luis Serra.
Te presentamos seis expectativas que existen sobre la reforma energética, y las posibilidades de que sucedan:
1.- ¿Bajará mi recibo de luz?
La promesa más recurrente del Gobierno es que los precios de la electricidad bajarán con la reforma energética, debido a que México sufre un desabasto de gas natural, un insumo barato para la generación eléctrica, además de tener una infraestructura obsoleta.
La reforma abre la oportunidad para que las empresas privadas inviertan en infraestructura para traer gas natural barato desde Estados Unidos en el corto plazo, además de mejor tecnología para el suministro eléctrico frente a los costos que ofrece la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“El costo de la luz para el sector industrial sí va a bajar de manera significativa”, espera el economista para Latinoamérica para el banco de inversiones Nomura, Benito Beber.
Si bien se dará la apertura de un mercado donde las compañías escojan al mejor proveedor eléctrico, con menores precios; en el caso de los hogares la CFE se mantiene como el único proveedor, por lo que no queda claro cómo puede bajar el recibo de la luz en el corto o mediano plazo.
“Es muy difícil que para los residenciales baje la luz”, dijo Serra. El analista del CIDAC recuerda que ya existe un fuerte subsidio para casi el 98% de los hogares mexicanos sobre la luz, por lo que si disminuye, deberá ser a través de aumentar esta ayuda, y no por una mayor eficiencia de la CFE.
2.- ¿Pagarás menos por la gasolina?
Un rotundo no . La reforma prevé que los controles al alza del combustible se mantengan de alguna manera al alza, pues el Gobierno ha venido reduciendo el oneroso subsidio sobre las gasolinas desde hace años , y la nueva legislación sólo propone suavizar el impacto al menos hasta 2018.
A partir de entonces las gasolinas costarán lo que cueste producirlas, así que cualquier baja ulterior va a depender de una mayor infraestructura a todos los niveles (producción de crudo, refinación, transporte, almacenamiento, venta).
“Lo único que se puede inferir es que habrá un mercado de competidores privados. Eso puede traer una mejor calidad en la gasolina –la calidad de la gasolina en México es terrible– y menor robo como el que ahora se vive con las franquicias de Pemex”, explica el investigador del CIDAC.
3.- ¿Habrá más ingreso gracias al petróleo?
La necesidad por aprobar una reforma que en las encuestas es impopular, nace de la caída que ha vivido México en la captación de los recursos petroleros, que sustentan más del 30% de las finanzas públicas.
Aunque el Gobierno ha dejado ver en algunas ocasiones que resulta un riesgo tener una economía “petrolizada”, es decir, que dependa tanto de la venta de crudo al extranjero, en realidad la meta a corto plazo es que este mercado mantenga el gasto público.
“La recaudación va a seguir igual. El Gobierno va a estar atado a los ingresos petroleros”, apuntó Serra.
La legislación ata al menos hasta 2018 que las finanzas públicas se sostengan de la producción del petróleo, y aunque existe ahora el Fondo Mexicano del Petróleo que ayudará a administrar los excedentes que pudieran existir, la legislación actual deja poco margen para pensar que se ahorrarán los recursos pensando en el largo plazo.
4.- Y a todo esto… ¿habrá más petróleo?
La intención es que México regrese a ser una verdadera potencia en materia petrolera, como lo fue durante su época de auge en 2004 cuando se extraían 3.4 millones de barriles promedio al día. Desde entonces el país ha dejado de producir cerca de un millón, y el declive continúa.
Ahora se espera que las petroleras extranjeras, y las nacientes nacionales, ayuden a elevar la producción hasta 3 millones de barriles diarios para 2018; pero todo va a depender de qué tan atractivo resulte para las compañías venir al país en lugar de ir a otro mercado como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Angola o Guyana.
“Me parece que llegar a los 3 millones es complicado. No sólo es aumentar la cantidad en 500,000 (barriles), sino parar el declive actual”, explicó el analista de la consultora especializada Wood Mackenzie, Pablo Medina.
Beber espera que la Ronda Uno -la primera licitación que realice el Gobierno de contratos petroleros en el segundo semestre del 2015- sea fundamental para vislumbrar el éxito de la reforma en el corto plazo.
5.- ¿Adiós a Pemex y CFE?
Las dos compañías llevan décadas de ventaja explotando sus respectos sectores como monopolios, y si bien eso les ha acarreado lastres en su funcionamiento interno, también los posiciona con una fuerte ventaja ante la apertura.
“No creo en las posturas que dicen que van a desaparecer, porque se ha visto en otros países donde existen empresas estatales que tras su apertura han mejorado su administración y competitividad”, dijo el especialista de Nomura.
El analista del CIDAC considera que, si bien sí tienen una cierta ventaja, la reforma apoya más la teoría de que Pemex puede fortalecerse y competir en la apertura; mientras que para CFE las expectativas resultan más duras pues ya existen muchas compañías que generan electricidad, y que pueden con facilidad atraer a los clientes industriales, los que más generan ingresos.
6.- ¿México será una potencia en aguas profundas y el shale gas?
El país cuenta con un importante potencial de reservas prospectivas en ambos tipo de yacimiento, y que a nivel mundial se han convertido en los más codiciados pues las reservas conocidas como “convencionales”, que requieren menor inversión para su extracción, van en declive.
Pero México está muy lejos de tener la tecnología para la producción de hidrocarburos en ambos casos.
“Cuando ves que la producción de crudo de aguas profundas y shale oil requiere de mucho tiempo y tecnología, te preguntas ¿de dónde van a venir los nuevos barriles para México?”, cuestionó el especialista de Wood Mackenzie.
El país tiene una de las 10 reservas más importantes de shale gas en el mundo, ubicado en la frontera con Estados Unidos, donde estos yacimientos se han vuelto vitales para pensar en su independencia energética. Pero resulta que estas reservas contienen en su mayoría sólo gas natural, a diferencia de las formaciones en Texas donde también se extraen condensados, es decir petróleo o shale oil, por lo que las reservas en el lado mexicano resultan mucho menos atractivas.
En aguas profundas todo va a depender de convencer a las grandes petroleras en venir para explorar la zona del Golfo de México, traer la infraestructura, tecnología y capital humano para su explotación, por lo que el Gobierno deberá sacrificar parte de los beneficios a cambio de hacer más atractivo los proyectos en el país que en otras partes del mundo.