OPINIÓN: Más intención que acción, el informe de Peña sobre Política Exterior
Nota del editor: Xóchitl Pimienta Franco es directora de carrera de la Licenciatura de Relaciones Internacionales en Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México. Licenciada en Relaciones Internacionales y Maestra en Análisis Político y Medios de Información por el ITESM, colaboró en el sector gubernamental por más de 15 años, así como en campañas políticas. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de su autor.
(Expansión)— “De buenas intenciones está empedrado el camino hacia el infierno”, dicen algunos, refiriéndose a que no son las palabras, sino las acciones las que determinan el destino al que irremediablemente nos encaminamos, así que depende enteramente de nuestras decisiones el resultado y consecuencia de nuestros actos.
Señalo lo anterior pues al revisar el apartado “México con Responsabilidad Global” en el IV Informe de gobierno, me encuentro con un sinuoso camino de frases que establecen hacia dónde debe o debería dirigirse la política exterior de México. Algunas de ellas como “México profundizó el diálogo político y económico mediante encuentros de alto nivel con países clave”, más parecen frases prehechas para un discurso que las de un informe, que de acuerdo con el artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, debería presentar “el estado general que guarda la administración pública del país”.
En el informe se da cuenta de las 46 giras internacionales a 39 países en lo que va de la administración, más o menos una por mes, cifra que se refleja en el casi centenar de acuerdos suscritos por nuestro país; se describe la participación en las reuniones, se mencionan las visitas de relatores especiales y se enumeran los informes que se recibieron y se entregaron a los organismos internacionales, sobre todo en materia de derechos humanos.
Pero más allá de todo ello, quisiera enfocarme en la primera parte del documento, pues la realidad y el contexto político nos obligan a centrarnos en ella. Si bien los acontecimientos ocurridos los días previos al informe no están contenidos en él, tendrán definitivamente una repercusión en la política exterior de nuestro país, especialmente en la relación con los Estados Unidos de América.
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En el apartado 5.1.1 se señala como objetivo: “Consolidar la relación con Estados Unidos y Canadá a partir de una visión integral y de largo plazo que promueva la competitividad y la convergencia en la región, sobre la base de las complementariedades existentes” pero ¿Cómo va a ser esto posible cuando la relación con nuestro vecino y principal socio comercial ha sido dañada definitivamente? ¿Cómo va a ser posible cuando los canales diplomáticos fueron pasados por alto en un asunto que, si bien no es inédito, se le dio la peor de las ejecuciones posibles?
No es la primera vez que un candidato visita nuestro país. Hace unos años estuvo aquí John McCaine, Chris Cristie y Hillary Clinton como precandidata de su partido. Ninguna de esas visitas tuvo un impacto negativo, mucho de ello debido a que ninguno había abierta y públicamente ofendido a los mexicanos en ambos lados de la frontera, más aún, todas esas visitas fueron planeadas y consensuadas por las administraciones de ambos países.
La visita de Donald Trump en cambio, tomó por sorpresa no solo a los mexicanos, también a la embajadora de Estados Unidos, Roberta Jacobson y a la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, quienes fueron avisadas de último momento, de acuerdo con lo publicado por medios impresos y electrónicos.
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La reunión provocó, como mencioné antes, un golpe a la política exterior y además deja en entredicho todo lo vertido en el Informe de Gobierno. No podemos hablar de integración regional, ni de cooperación, ni de los acuerdos alcanzados en la Cumbre de líderes de América del Norte como la eliminación del visado canadiense a los mexicanos, cuando la discusión en la reunión entre el candidato republicano y el presidente de México es sobre quién va a pagar un muro y no sobre la construcción de puentes y del fortalecimiento de las relaciones.
nullY no es necesario que Trump gane la presidencia, la visita tan desordenada, falta del rigor protocolario y descuidada en contenidos y acuerdos, ha mermado la relación bilateral a tal grado, que poco importará quién gane la presidencia del vecino país.
El IV Informe en materia global inicia señalando la “necesidad de transformar nuestra labor diplomática, es un reflejo del dinamismo interno que vive México” nada más cercano a la realidad.
El empedrado de acuerdos, reuniones, informes y participaciones poco abonan al destino al que a mediano y largo plazos llegará la política exterior de México, por lo pronto llegamos a esta parada entre los rumores de renuncia de la canciller mexicana, los reproches de la población en todas partes del mundo y la desaprobación de la labor del presidente no sólo en materia de política exterior.