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La llegada de Trump puede provocar una reversión a 30 años de globalización

Los votos de castigo en EU y Reino Unido muestran el enojo social contra el sistema, algo que pone incómodos a los líderes empresariales que se reúnen en Davos.
lun 16 enero 2017 05:53 PM
Planes
Planes El aumento de la desigualdad, la evasión de impuestos y los sueldos bajos hacen urgente una alternativa a la globalización.

Nota del editor: Mark Malloch-Brown es presidente de la Business Commission on Sustainable Development y exsecretario general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(CNNMoney) - Los líderes empresariales que se reúnen en Davos se sienten incómodos: la fuerza plena de los votos de protesta de 2016 en Estados Unidos y Reino Unido está a punto de golpear, y la toma de posesión de Donald Trump a la presidencia de EU podría señalar una reversión abrupta a 30 años de globalización.

Estos han sido años dorados para los negocios. Los mercados competitivos liberalizados y las nuevas tecnologías han hecho posible que las empresas creen operaciones globales rentables.

Ha sido una era de éxito sin precedentes en el desarrollo. La globalización ha sido fundamental para sacar a millones de la pobreza en los mercados emergentes. Ha reducido las brechas de ingresos entre las economías desarrolladas y en desarrollo, por no decir entre las personas que viven en ellas.

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Si todo esto está ahora en riesgo, ¿qué deben hacer los negocios ahora? Los populistas promueven un retorno al nacionalismo económico. Pero esto contraerá la economía mundial. Los perdedores —incluso aquellos dejados atrás por la globalización actualmente— podrían llevar su protesta más allá de las urnas. Esta no es una alternativa sostenible.

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La turbulencia política del año pasado sorprendió a muchos de nosotros. Pero la Business Commission on Sustainable Development a la que convoqué junto con Paul Polman, presidente ejecutivo de Unilever, ya ha estado buscando una alternativa viable a la globalización tal como la conocemos debido a dos razones principales.

¿El modelo económico global está roto?

En primer lugar, el modelo que ha impulsado el crecimiento durante los últimos 30 años se ha vuelto insostenible desde el punto de vista político y físico en todo el mundo, no solo en las economías desarrolladas, donde ha conducido a incrementos inaceptables de la desigualdad.

Personas en todas las regiones están experimentando algún tipo de consecuencia de su fracaso. Los bajos precios de las materias primas y el menor comercio están afectando a África y a América Latina.

El rápido crecimiento, particularmente en Asia, ha traído consigo grandes desafíos ambientales y sociales: contaminación potencialmente fatal en las ciudades, una pérdida de biodiversidad que amenaza a los agricultores, una expansión urbana incontrolable, bajos salarios y derechos mínimos para los trabajadores en el último eslabón de la cadena.

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En segundo lugar, la confianza pública en los negocios globales se ha colapsado, lo cual amenaza su licencia para operar. La credibilidad de los CEO cayó en el último año en 12 puntos porcentuales a 37%, según Edelman.

El público percibe que las grandes corporaciones y el sector financiero toman una parte obscenamente grande de los frutos de la globalización en comparación con lo que otorgan en pagos e impuestos.

Los financieros parecen haberse salido con la suya en la crisis de 2008, mientras que la gente común todavía está pagando por ella. No es de extrañar que muchos líderes empresariales se sientan intranquilos.

¡Dejen de evadir impuestos y paguen sueldos decentes!

La alternativa viable que se detalla en nuestro informe Better Business, Better World sigue dependiendo del mercado: la competencia sigue impulsando el crecimiento económico. Pero impulsa un crecimiento estable y predecible cuyos efectos sean ambientalmente sostenibles y cuyos frutos se compartan más justamente.

La clave para cambiar la globalización hacia este curso deseable es forjar un nuevo acuerdo entre las empresas, el gobierno y la sociedad civil. Los políticos, los ejecutivos y los inversores deben acordar nuevas reglas y atenerse a ellas.

Para todas las empresas, las reglas básicas son pagar impuestos como todo el mundo, usar su influencia para presionar por políticas sostenibles y justas, y asegurarse de que los empleos que creen ofrezcan un salario digno y un trabajo decente a lo largo de sus cadenas de suministro. Eso incluye la primera milla, donde se encuentran las peores condiciones y la mayoría del trabajo infantil.

Gigantes mundiales como las compañías lideradas por los presidentes ejecutivos de nuestra comisión, como Ken Frazier de Merck o Jack Ma de Alibaba se están esforzando por identificar y modelar estos estándares. Una masa crítica de empresas debe hacer el cambio y mantenerse mutuamente a la altura de la globalización justa y sostenible.

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