Los retos del Galaxy S5 de Samsung
Samsung tendrá mucho que demostrar cuando dé a conocer su smartphone Galaxy S5 dentro de dos semanas.
El Galaxy S4 del año pasado fue mucho ruido y pocas nueces, nunca estuvo a la altura del increíble bombo publicitario que lo rodeó, y las ventas fueron decepcionantes. Sigue siendo el teléfono inteligente Android más vendido, pero la reputación de Samsung quedó malherida después de, básicamente, retocar el Galaxy S3 del año anterior y anunciarlo como la panacea.
Por esa razón Samsung intenta bajarle el tono al entusiasmo por su nuevo teléfono. Ya no organizará un ostentoso evento de lanzamiento como el del año pasado en el Radio City Music Hall, en su lugar, presentará el smartphone S5 el 24 de febrero en una conferencia de prensa mucho más sobria en la feria Mobile World Congress en Barcelona, España.
Samsung también ha tratado de controlar las expectativas de los consumidores filtrando a la prensa los detalles del Galaxy S5. El teléfono tendrá un procesador más veloz, más memoria, una pantalla ligeramente más grande (pero no mayor resolución) y una carcasa de plástico. El mayor cambio, supuestamente, provendrá del software TouchWiz de Samsung, que ha sido actualizado.
A lo sumo, eso suena como otro modesto paso de una compañía que todavía está tratando de vencer a Apple.
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Así pues, ya tenemos una idea bastante certera de lo que ofrecerá el Galaxy S5. Pero con miras al futuro, pensamos en cinco formas en que Samsung puede mantener la relevancia de la línea Galaxy S de teléfonos inteligentes:
Mejorar el diseño. La gran innovación de diseño en los smartphones de la línea Galaxy S fue un reverso de plástico que “se siente” como cuero. Eso no le ganará muchos fans.
Los teléfonos de Samsung no tienen que ser idénticos al iPhone o incluso manufacturados con metal para ser interesantes y atractivos. De hecho, la firma surcoreana debería prestar atención a lo que ha hecho Nokia con sus dispositivos Lumia, o incluso lo que hizo BlackBerry con el Z10. Colores atrevidos y líneas limpias pueden hacer un mar de diferencia.
Samsung tampoco tiene que seguir agrandando la pantalla. En vez de eso, debería centrarse en reducir el cuerpo del teléfono alrededor de una pantalla de cinco pulgadas, más o menos como lo hizo Motorola con el Moto X.
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Innovar con la cámara. Aunque Samsung ha producido algunas cámaras decentes para smartphones, todavía puede mejorar las herramientas fotográficas de sus teléfonos.
Samsung tiene a su disposición una división dedicada enteramente a la imagen. Podría procurar algunas ideas nuevas y divertidas, como encontrar la manera de replicar la función para reenfocar de las cámaras Lytro en un empaque mucho más pequeño.
Aceptar a Android tal como es. Samsung siente la necesidad de rehacer cada aspecto de la experiencia Android en un esfuerzo por diferenciarse de sus competidores. Pero Google ideó un sistema operativo casi sin mácula, y Samsung de alguna manera se las ingenió para estropearlo añadiéndole artificios.
Samsung debería mirar el ejemplo de Motorola. El tratamiento que el teléfono Moto X le da al sistema Android es uno de los mejores ejemplos de cómo personalizar la experiencia Android. Motorola dejó a Android casi intacto, solo le añadió sus mejores ideas.
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Si Samsung concibiera algo la mitad de ingenioso que las notificaciones automáticas del display de Moto X, quizás más gente le prestaría atención.
Optimizar el hardware para el contexto. Samsung podría aventajar al resto si ideara la manera de optimizar el hardware y los sensores de sus teléfonos para que percibieran su entorno y lo que el usuario está haciendo. El objetivo debería ser crear un Siri que respondiera a tus preguntas antes de que las formularas.
Hemos visto pincelazos de esto en Google Now, o aplicaciones como Aviate, que fue adquirida recientemente por Yahoo.
Minimizar los artilugios. Samsung tiene que darse cuenta de que los clientes pronto distinguen entre una función útil y una inútil.
Si Samsung quiere incluir el desplazamiento tilt scrolling y la multitarea en un smartphone, que lo haga. Pero esos aditamentos no deberían ser una parte medular de la experiencia ni tampoco encarnar la gran idea innovadora de Samsung.