El lujo parisino de Cartier renueva su brillo en México

Una de las casas más emblemáticas de la joyería acaba de reinaugurar su boutique en Polanco, la más grande de América Latina.

Nada puede ser demasiado ostentoso si lo portas con elegancia, como lo hacía la legendaria María Félix, La Doña, quien tenía un look que era para complacerse a sí misma y a nadie más. Es por ello que gustaba tanto de la joyería de Cartier, porque contrastaba con su particular manera de ser.

Así, la historia de Cartier en el país inició desde 1973 pero fue en 1981 cuando la marca inauguró su primera tienda en Amberes 9, en la Zona Rosa. En la siguiente década, en 1990, abrió sus puertas la boutique en Polanco. Posteriormente, a fines de los noventa, estrenó una sucursal en Monterrey, otra en Cancún y tres más en la CDMX.

Aunque, sin duda, uno de los eventos más memorables en la historia para esta firma parisina fue cuando la exposición “El Arte de Cartier” llegó al Palacio de Bellas Artes, en 1999, una muestra donde resaltaron las joyas dedicadas a María Félix, quien fue una de las invitadas de honor, además de otras personalidades.

A partir de 2002, inició una nueva etapa en la residencia ubicada en el número 465 de la avenida Presidente Masaryk, en Polanco, la cual tiene una fachada catalogada, por lo que su restauración ha sido muy cuidadosa al detallar su arco en la entrada y destacar la tonalidad crema que le da mayor distinción.

Esta sede fue reinaugurada el 12 de diciembre de 2019, luego que durante 10 meses estuviera en remodelación para fusionar la estética del universo Cartier con elementos representativos de la cultura mexicana.

Al respecto, Bruno Carraz, Presidente de América Latina y el Caribe de la firma, aseguró que la nueva boutique resuena con una metrópoli siempre cambiante como la CDMX, al mismo tiempo que despliega un nuevo concepto en el segmento retail al ser la más grande del continente.

La renovada boutique que brilla en Polanco

En el interior, los tonos dorados, bronce y ocre aportan un exquisito toque al lugar, custodiado por las panteras (animal emblemático de la Maison) y decorado con candelabros hechos a al medida que se entremezclan con la iluminación natural. La paleta de colores neutros la realzan las vitrinas con los mejores elementos de las colecciones de joyería y relojería.

Por su parte, la instalación Chichiní estuvo a cargo de la diseñadora textil Marisol Centeno, quien enlazó el sello parisino con el arte mexicano. De esta forma las cuatro columnas cubiertas con tejidos de fibras naturales simbolizan un reencuentro con la tradición de la danza de los Guaguas de Veracruz.

Otro espacio que sobresale es, por supuesto, el salón María Félix. Su sofisticado mobiliario con tintes en esmeralda encuadra el retrato, pintado por Jean-Philippe Delhomme, donde la gran actriz porta un collar de cocodrilos de oro con diamantes y esmeraldas.

“Hay un imaginario surrealista atado a ella, más fuerte que la vida misma y que se extendía desde su personalidad hasta su joyería, como este fascinante collar de cocodrilos, que me llamó particularmente al pintar el retrato. Atractivo y amenazante al mismo tiempo, la luz y la sombra”, expresó Delhomme acerca de la obra.

Por su atracción hacia animales como cocodrilos, serpientes y panteras, pero sobre todo a las joyas, la diva del cine mexicano incluso hizo peticiones especiales a Cartier. Hoy, basados en esa predilección, el mismo artista de esas creaciones en la Maison ha diseñado finas piezas que evocan aquellos cocodrilos y aretes en los que las esmeraldas colombianas relucen en el metal precioso.

Actualmente Cartier ofrece en esta tienda, y en sus otras boutiques, joyería, relojes, perfumes y una gama de elegante marroquinería para el mercado mexicano. Esto considerando que, de acuerdo con el informe Potencias Globales de Artículos de Lujo 2019 de Deloitte, la expansión del mercado del lujo continuará y México encabeza la lista de los países de América Latina en este rubro.