Al participar en el espacio de Expansión Live: Las claves del regreso a la industria manufacturera, José Román subraya que en una conferencia escuchó la frase: “No hay que desperdiciar una crisis”, es así que la compañía ha sabido adaptarse a esta situación global.
La armadora en México aprendió de la experiencia de otras instalaciones de Nissan en el resto del mundo que comenzaron a vivir antes los efectos de la pandemia.
Además de las fábricas, Nissan México tiene su oficina central en la avenida Insurgentes, en la Ciudad de México, donde no se interrumpió el trabajo, sino que se ha hecho home office lo cual resultó un gran desafío técnico y para las personas.
Mientras que en las plantas automotrices, ahora que regresan a sus actividades, han implementado nuevos protocolos de seguridad e higiene.
“Es evidente que tendremos un costo adicional. No sé si es caro o barato. Yo creo que es barato, si es la salud de la gente la que está en juego. Básicamente lo que está sucediendo es que nosotros estimamos que necesitamos un par de máscaras por operario al día. Somos 15,000 personas, vamos a necesitar millones de máscaras en el año. Entonces lo que decidimos es hacer nuestra propia fábrica de máscaras”, señala el director general de Nissan México.
José Román está consciente que: “Esto (la situación por el COVID-19) no va a acabar de un día para otro. La manera correcta de ver este tema es que tenemos que aprender a convivir con esto”, pero menciona que no solamente tendrán que preocuparse de la seguridad en las fábricas, también deben apostar por el entrenamiento de las personas para que se cuiden cuando no están en las plantas.