La ansiedad y el estrés ataca a 30% de los universitarios de nuevo ingreso
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) – El estigma y los diagnósticos tardíos rodean los trastornos mentales en México, aun cuando las cifras son preocupantes, sobre todo entre universitarios. El 30.2% de los alumnos de nuevo ingreso a una carrera ha referido un posible problema de salud mental y, de estos, 15.8% registra conducta suicida, arrojó la investigación sobre Deserción Escolar en Universitarios, que acaba de presentar la Universidad Nacional Metropolitana (UAM) Cuajimalpa, en coordinación con el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y la Universidad de Harvard.
“Los casos de trastorno mental, que pueden terminar en suicido, van en aumento. Y el problema empieza por identificar los casos. Hay mucha negación en este tema: los jóvenes, por vergüenza o desconocimiento, no hablan de ello”, comentó el académico Álvaro Julio Peláez Cedrés, secretario de la Unidad Cuajimalpa.
El estudio, que incluyó preguntas orientadas a identificar las conductas de riesgo entre 400 alumnos de nuevo ingreso de la UAM Cuajimalpa, encontró que 13. 3% de los estudiantes refirió algún episodio de depresión en los últimos 12 meses; a 14.7% se le identificó con trastorno de déficit de atención. En menor medida, pero con un porcentaje que no deja de ser significativo, 5% refiere abuso o dependencia de drogas, 4.2% dependencia al alcohol, 3.7% tuvo episodios de manía y 2.8% dice experimentar ansiedad generalizada.
Además, el 16% de los encuestados ha ideado terminar con su vida, un 10% llevó esta intención a tener un ‘plan’, mientras que 1% intentó suicidarse.
Peláez Cedrés asegura que estos números pueden extrapolarse a lo que se vive en otras universidades y alerta sobre el problema que supone identificar los casos. 25% de los estudiantes refirió no alertar sobre su situación por temor a que esto le perjudique profesionalmente.
El estigma es una barrera para diagnosticar, pero el otro gran obstáculo son los recursos. En un espacio como la UAM Cuajimalpa, con una comunidad que supera los 3,000 estudiantes, se cuenta con dos psicólogas (una para el turno en la mañana y otra para la tarde) para dar servicio a más de 800 alumnos.
Esta carencia de profesionales es una foto de lo que ocurre a nivel nacional. En 2016, otro estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Nacional de Psiquiatría sobre prevalencia de depresión en la población, calculó que en el país existen 4,393 psiquiatras, una tasa de menos de cuatro doctores por cada 100,000 habitantes en el país. Menos del 2% de los estudiantes de medicina escogen esta especialidad. En contraste, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en un estudio de 2015 que el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de 15 a 29 años.
Alerta ante suicido
El impacto de la ansiedad y la depresión se da en diferentes magnitudes y las consecuencias sobre el desempeño escolar son relevantes. El estudio que realizó la UAM Cuajimalpa, y donde participaron 400 encuestados, muestra que 42.3% de la población refirió que en el último año se ha sentido totalmente incapaz de realizar sus actividades cotidiana entre 1 y 9 días. Un 4.8% de los entrevistados presentó tal estado durante 10 días o más.
Para Peláez Cedrés un foco rojo en el incremento de casos de ansiedad es la violencia que viven los universitarios, en diferentes niveles. No todo tiene relación con los picos de estrés, por exámenes, y por cumplir con un estándar de rendimiento académico. Por ejemplo, 50% de los universitarios de recién ingreso ha referido violencia verbal y sexual.
“El problema está latente y las universidades, aun con el rol de procurar la salud de sus alumnos, de alguna manera ha dado la espalda a esta situación por variadas razones. El reto está en asumir la responsabilidad institucional en este tema”, dijo el académico.
Como primer paso, el estudio de la UAM Cuajimalpa tendrá un periodo de seguimiento hacía los universitarios por cuatro años. Además, el centro creará una unidad enfocada en atender violencia de género, así como protocolos de atención sobre trastornos que enfrentan los universitarios.