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Cómo escribir una carta de renuncia en medio de una crisis

Decir adiós a una empresa cuando las circunstancias laborales, financieras, organizacionales o reputacionales son complicadas no es un paso simple. Requiere paciencia, estrategia y claridad.
mié 10 julio 2019 05:00 AM
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En el mundo corporativo es imprescindible comunicar adecuadamente las razones por las que se decide salir de la empresa. (Foto: AFP/BSIP/CHASSENET)

Discrepancias en materia económica. Decisiones sin el suficiente sustento. Imposición de funcionarios que no tienen conocimiento. La carta pública de renuncia del ex secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Carlos Urzúa, acumula frases que manifiestan su inconformidad con la toma de decisiones dentro del gobierno federal.

Elegir este tono para una carta de renuncia es inadecuado y hasta contraproducente, según Arleth Leal, directora de la firma de reclutamiento de ejecutivos Red Ring.

“La renuncia de Urzúa fue una actitud muy millennial. No cuidó la forma en la que informó su salida y esto, a la larga, genera rencillas", indica Leal. "No era necesario remarcar los desacuerdos en su carta, bastaba con hablarlo frente a frente con el presidente de México para dejar la puerta abierta. Tampoco había que difundirlo, mucho menos en redes sociales”.

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En el mundo corporativo es imprescindible comunicar adecuadamente las razones por las que se decide salir de la empresa. La carta de renuncia es una de las vías indicadas para hacerlo y tiene dos propósitos: negociar una indemnización o finiquito y obtener la recomendación para futuros trabajos en otras empresas.

"Una carta de renuncia es un documento voluntario que se redacta de forma clara, concisa y cordial, una vez que quien la redacta habló previamente con su superior sobre los hallazgos y las incomodidades que lo llevaron a tomar esa decisión", detalla Alma Lagunas, directora corporativa de Consultoría y Capacitación de la firma de gestión de talento GINgroup.

En unos tres o cuatro párrafos, el colaborador debe expresar el agradecimiento hacia la compañía, el periodo en que se prestó el servicio y el sueldo final, así como los motivos de por los que se termina la relación laboral.

Manuel Hernández, experto en capital humano y catedrático de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), dice que es importante cuidar el tono de la carta y la reputación, pues seguramente los colaboradores estarán buscando oportunidades laborales en otras compañías. “¿Quién va a querer contratar a alguien que se ‘queja’ de su antiguo empleo?”, cuestiona.

El riesgo de redactar una carta visceral es sufrir el veto. "Dejarte llevar por las emociones y actuar sin reflexión puede ser muy perjudicial para quien la escribe y para el equipo a su cargo”, comenta Lagunas.

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La carta ‘ideal’

Según Arleth Leal, cuatro de cada 10 líderes en México tiende a renunciar de forma similar a como lo hizo Urzúa. Esto, dice, es inaceptable, ya que entre más alto rango ocupen en el organigrama hay más responsabilidad de cumplir con el protocolo de dimisión.

“Cualquiera tiene derecho a renunciar, sin importar el puesto que ocupen. Pero los directivos no se pueden dar el lujo de mandar un mensaje de Whatsapp, por ejemplo”, menciona.

La despedida debe ser cordial, no es recomendable utilizar palabras negativas ni interrogantes. Se debe escribir en presente, en primera persona y usando los conceptos de continuidad y agradecimiento, según Lagunas.

El experto en capital humano y catedrático de la EBC sugiere que las cartas de renuncia incluyan las siguientes etapas:

1. Inicio. En este apartado se colocan los motivos por los que el líder decidió renunciar. Entre más honesto el mensaje, mejor. Hay que ser concretos y directos para no generar polémica.

2. Desarrollo. Aquí se hace una evaluación y un balance sobre los buenos y malos momentos en el cargo, se agradece por la confianza y el apoyo de los que ocupan los más altos puestos de la empresa.

Pero hay que omitir los desacuerdos y las confrontaciones, eso debe quedar en una conversación y no impreso.

3. Conclusión. Para cerrar la carta, el directivo que dimite tiene la obligación de colocar quién se hará cargo de las responsabilidades que dejó inconclusas.

La empresa no puede quedar descuidada, así que toca designar encargados de proyectos.

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