Jeanne Sahadi / CNN — Un Chief Executive Officer (CEO) tiene derecho a una vida amorosa. Pero cuando involucra a alguien del trabajo, las cosas se complican muy rápido: para el director ejecutivo de una empresa, para el empleado y, si es mal manejado, para la misma compañía.
¿Salir con el CEO? Una relación arriesgada
Dicho esto, hay una razón por la que la idea de que directivo se case con su secretaria es un cliché. Estos líderes encuentran pareja en la oficina , y no solo a nivel de asistentes.
Johnny C. Taylor, Jr., presidente ejecutivo de la Society for Human Resource Management (SHRM), dijo que una vez le preguntó a una sala llena de CEO cuántos habían salido con alguien del trabajo y aproximadamente el 70% levantó la mano.
Pero en el mundo corporativo actual, especialmente a raíz de la campaña #MeToo, todos están en alerta máxima por cualquier cosa que represente un riesgo para la reputación o las finanzas de la empresa.
Lee más: 6 tips para sobrellevar un romance con tu jefe
A finales de octubre, el director ejecutivo de McDonald's, Steve Easterbrook, renunció abruptamente a su cargo por tener lo que se describió como una relación consensual con una empleada. La junta directiva dijo que el ejecutivo “violó la política de la empresa y demostró falta de juicio” .
El mismo Easterbrook dejó claro a los empleados, en un correo electrónico, que iniciar la relación fue “un error” y que estaba de acuerdo con la decisión de la junta.
Nada más se sabe públicamente sobre esta relación, aparte de que se describió como consensuada.
Pero incluso en el mejor de los casos, donde el CEO y el empleado son adultos solteros que consienten y que no tienen ningún trato directo entre ellos en el trabajo, eso puede plantear dos principales problemas.
1. No hay control sobre las percepciones de los demás
Tener una relación con el jefe hará que otros en la compañía sospechen que existe un favoritismo . Y eso socavará los logros profesionales y la reputación del empleado.
“También socava la idea de la meritocracia y la idea de que todos tienen una oportunidad justa”, dijo Taylor.
2. Un amor que salió mal es una demanda potencial
Si un romance entre un CEO y un empleado se echa a perder, puede resultar que la relación no fue tan consensual como el director ejecutivo pensaba.
“En última instancia, muchas relaciones que comienzan de manera consensuada terminan como quejas de acoso ”, menciona Cari Domínguez, expresidenta de la Equal Employment Opportunity Commission y miembro del consejo de la National Association of Corporate Directors.
Eso, por supuesto, crea problemas legales para el director ejecutivo y la empresa.
Algunas políticas de las compañías no prohibirán directamente las relaciones entre ejecutivos y subordinados. Pero es probable que los clasifiquen como posibles conflictos de intereses sujetos a revisión por parte de la junta, refiere Taylor.
En ese caso, se requeriría que tanto el director como el empleado revelen que están teniendo una relación consensual. Eso hace que el colaborador declare en el registro que es consensual, lo que podría socavar cualquier reclamo potencial en el futuro que alegue lo contrario.
¿Qué pasa si la relación va en serio?
El amor se burla de las reglas. Si una relación entre un CEO y un empleado es seria , y no están dispuestos a renunciar a ella, podría tener sentido que el subalterno abandone la empresa, asegura Taylor.
Eso podría no ser lo ideal. Pero, en primer lugar, no es algo ideal que un director salga con un empleado.
Y podría tener más sentido que arriesgarse a que la junta despida al presidente ejecutivo, empañe la reputación del empleado y cree incertidumbre sobre el liderazgo de la compañía.
“Hay sacrificios una vez que asumes el rol de CEO. Se trata de tomar decisiones”, comenta Taylor.