La inteligencia artificial ha ampliado sus aportaciones a la ciencia en la Tierra, ahora llegan incluso a la Luna, ya que ayudó a detectar dos posibles entradas de cuevas, hasta ahora desconocidas, que podrían facilitar la supervivencia humana en misiones espaciales.
La IA descubre pozos secretos en la Luna que podrían proteger a astronautas en futuras misiones espaciales

El hallazgo estuvo a cargo de Daniel Le Corre, investigador de doctorado de la Escuela de Ingeniería, Matemáticas y Física de la Universidad de Kent, y publicado en ScienceDirect.
Para el estudio, se entrenó un modelo de IA de aprendizaje profundo para detectar fosas y claraboyas lunares a partir de imágenes satelitales. Esta inteligencia fue llamada ESSA, en abreviatura de Entrances to Sub-Surface Areas (Entradas a Áreas Subsuperficiales, en español) y en referencia al nombre córnico de la ciudad natal de Le Corre, Saltash.
ESSA fue entrenada con miles de imágenes de la Luna y de Marte, incluyendo algunas “imágenes falsas” creadas por computadora, para que aprediera a reconocer formaciones en la superficie lunar.
La IA demostró ser muy buena en su trabajo, ya que en las pruebas pudo identificar estas características con alta precisión, alcanzando un puntaje de más de 90% para las máscaras predichas y más de 82% para detectar formas.
IA detecta posibles cuevas desconocidas en la Luna
Lo más relevante de la investigación es que ESSA encontró dos nuevas posibles entradas en la Luna, solo tras haber explorado menos del 2% de las llanuras volcánicas.
“Tras haber rastreado una fracción tan pequeña de toda la superficie lunar, me sorprendió que ESSA ya hubiera detectado dos nuevas posibles entradas a cuevas. Me sorprendió aún más que SMHP se encontrara en una región previamente estudiada, y que BAP estuviera tan cerca del polo norte”, expresó el investigador principal, Daniel Le Corre.
Ambas cavidades fueron demominadas como:
Pozo de South Marius Hills (SMHP): Un agujero elíptico de unos 80 por 60 metros en la región de Marius Hills, que parece tener un saliente rocoso y es como un cuenco, con una profundidad de entre 14 y 15 metros.

Pozo de Bel'kovich A (BAP): Un agujero más grande, de unos 170 metros de ancho, que también parece tener un saliente. Se estima que tiene una profundidad de alrededor de 26 metros.

En el primer caso, el SMGP está cerca de una zona donde se sospecha que hay un tubo de lava colapsado, y BAP está en un sitio que antes no se había explorado bien para buscar cuevas.
“Gracias a ESSA, ahora podemos analizar grandes volúmenes de datos espaciales a velocidades que habrían sido inalcanzables manualmente, acelerando así la búsqueda de las fosas más favorables para futuras exploraciones o asentamientos”, comentó Le Corre.
De acuerdo con la Universidad de Kent, los dos hallazgos complementarán el Atlas de Pozos Lunares existente, y “algún día podrían convertirse en un objetivo para futuras misiones espaciales, o incluso en un hogar para los aspirantes a astronautas de la actualidad”.
El artículo especifica que estos pozos pueden ofrecer un refugio natural contra la radiación y los micrometeoritos.