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Los alimentos ultraprocesados desencadenan enfermedades crónicas, y la solución no es reformularlos

Según estudios, el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados, realizados por Nestlé, Unilever o FEMSA, están asociados un mayor riesgo de contraer al menos 12 enfermedades crónicas.
vie 28 noviembre 2025 12:26 PM
Los alimentos ultraprocesados desencadenan enfermedades crónicas, y la solución no es reformularlos
De acuerdo con The Lancet, los alimentos ultraprocesados ​​(UPF) en la dieta humana está perjudicando la salud pública, agravando las enfermedades crónicas en todo el mundo y profundizando las desigualdades en salud. (ugurv/Getty Images/iStockphoto)

Los alimentos ultraprocesados se han establecido como parte de la dieta en América Latina. Se calcula que en la región se consumen entre 100 y 150 kilos de estos productos por persona al año. Sin embargo, no son beneficiosos para la salud. Una serie de artículos publicados en la revista The Lancet, los relaciona con enfermedades crónicas.

No solo eso, al agravar los padecimientos crónicos, se profundizan las desigualdades en salud.

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The Lancet , una revista médica internacional e independiente, publicó tres artículos en serie los cuales abordan los diferentes efectos a la salud que ocasiona el consumo de los alimentos ultraprocesos (UPF, por su nombre en inglés).

Este grupo de alimentos se caracteriza por la presencia de aditivos sensoriales que mejoran la textura, el sabor o la apariencia de los mismos, pero producen un daño a la salud. Un alto consumo se asocia a mayor riesgo de padecer obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras.

La industria de los UPF realiza el procesamiento a gran escala de varios productos básicos baratos, como el maíz, trigo, soja y aceite de palma para obtener una amplia gama de sustancias y derivados de alimentos, controlados por un grupo pequeño de corporaciones transnacionales, entre ellas destacan los fabricantes Nestlé, PepsiCo, Unilever y Coca-Cola.

De acuerdo con el equipo editorial The Lancet, los UPF representan cerca del 50% de la ingesta alimentaria de los hogares y su consumo está aumentando rápidamente en países de bajos y medianos ingresos.

Los riesgos a la salud de los alimentos ultraprocesados

De acuerdo con la información, los UPF están desplazando los alimentos más saludables en varios países, lo que representa una “amenaza urgente para la salud pública”. Por ejemplo, México y Brasil crecieron en el consumo de estos alimentos del 10% al 23% en cuatro décadas. Mientras que en Argentina el aumento fue del 19% al 29% en 30 años.

El auge de los alimentos ultraprocesados ha sido un factor clave en el crecimiento de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Se analizaron 104 estudios prospectivos sobre la influencia en el consumo de los UPF en la salud, y 92 de ellos concluyeron que generan mayor riesgo a 12 enfermedades crónicas como diabetes tipo 2,hipertensión, afecciones cardiovasculares, depresión y mortalidad prematura.

Entre los riesgos asociados están en desequilibrios de nutrientes, mayor ingesta de compuestos tóxicos, una explosión de aditivos y mezclas potencialmente dañinas, así como comer en exceso.

Los expertos señalan que no solo es cuestión de la cantidad de azúcar, grasas o sodio, sino la manera en que fabrican estos productos, como su densidad energética y aditivos, activa mecanismos fisiológicos ligados a inflamación y deterioro metabólico.

La solución no reside en reformular los alimentos, el daño proviene de su misma naturaleza ultraprocesada.

El problema no es el consumidor

Las políticas de salud pública se han centrado en educar al consumidor a evitar las grasas, azúcares y sal, pero han sido insuficientes para disminuir el consumo. No se trata de un acto voluntario por las personas, sino de un sistema que privilegia las ganancias sobre la salud, al llenar al mercado con productos baratos, hiperpalatables y disponibles en cualquier esquina.

Los artículos en The Lancet señalan a las empresas de emplear tácticas políticas y de marketing sofisticadas para continuar con sus negocios. Esta industria tiene ventas anuales globales de 1.9 billones de dólares, y la hace la más rentable en el sector de alimentos.

Los autores llaman a una urgente necesidad de establecer políticas integrales, ya que funcionan mejor que las aisladas. El objetivo debe ser revertir el aumento del consumo de ultraprocesados.

Algunas sugerencias son la incorporación de marcadores de ultraprocesados, como colorantes, aromas y edulcorantes sin azúcar, a los modelos de perfil nutricional utilizados para identificar alimentos poco saludables; etiquetas de advertencia obligatorias en el frente de los envases; la prohibición de la publicidad dirigida a niños; restricciones a este tipo de alimentos en instituciones públicas; y el aumento de los impuestos sobre los UPF.

¿Cómo se clasifican los alimentos?

Los autores utilizan la clasificación de alimentos NOVA, basadas en el grado y la finalidad del procesamiento industrial:

  1. Alimentos sin procesar o mínimamente procesados: Aquellos que son separados de la naturaleza o preservados por procesos que mantienen la estructura original, y no agregan sal, azúcar, aceites o grasas. Aquí entran las frutas, verduras, carnes y lácteos.
  2. Ingredientes culinarios procesados: Sustancias extraídas de alimentos del grupo anterior, y son utilizados para preparar, cocinar o sazonar alimentos del grupo 1. Como aceite, mantequilla, azúcar, sal o miel.
  3. Alimentos procesados: Alimentos del grupo 1 que fueron modificados agregando sal, azúcar, aceites o grasas para preservarlos y/o aumentar sus propiedades sensoriales. Por ejemplo, quesos, pan y alimentos enlatados.
  4. Alimentos ultraprocesados: Combinaciones de sustancias de alimentos procesados y aditivos, diseñados industrialmente y vendidos como reemplazo de otros alimentos de las categorías anteriores, para ser sobre-consumidos y maximizar ganancias. Aquí entran los refrescos, hamburguesas, pizzas o dulces.
Crédito: iStock / beats3

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