Las manos de Pakistán, presentes en la Copa del Mundo de futbol soccer
A pesar del tráfico sofocante y las calles ásperas, escenas campiranas y campos de trigo, hay una jornada de trabajo que hay que cumplir en el corazón de Punjab que le llevará al corazón de un deporte maravilloso.
Para un país que algunos han conocido como exportador de terrorismo, es inimaginable la idea de que por décadas Pakistán ha sido líder en la exportación de pelotas de futbol soccer hechas a mano.
No se trata de ninguna empresa artesanal. En un año típico, Pakistán produce casi la mitad de las pelotas hechas a mano en el mundo. En una Copa del Mundo, como ésta, la demanda se incrementa en casi el 70 por ciento.
El arte ha sido transmitido por generaciones y ahora empresas de costura se localizan en terrenos agrícolas de la región.
“Un buen deportista siempre jugará con este tipo de pelota, me hace sentir bien, engrandece la reputación de nuestro país y me hace sentir orgulloso”, dijo un joven mientras continúa cosiendo una de las ocho pelotas que crea por día.
Estos trabajadores ganan entre seis y 10 dólares al día, el doble del salario mínimo en Pakistán.
Khawaja Masood Akhtar es el propietario de la firma Forward Sports. Aunque parezca imposible, ha ganado contratos con grandes empresas por casi dos décadas y es el principal proveedor de Adidas.
“Las pelotas hechas a mano en Pakistán serán definitivamente, las de mejor calidad”, dijo Akhtar. Y añadió que siente una gran admiración por los costureros que dejan las pelotas perfectamente redondas.
“Es un trabajo difícil, tienes que ser muy fuerte en la parte superior de tu cuerpo, y no es sencillo".
Por algunos años, Forward Sports ha continuado investigando y desarrollando la tradición artesanal. Su meta no es sólo cumplir con los estándares de la FIFA, sino superarlos.
Las pelotas son pateadas y presionadas por horas para probar su resistencia. Después pasan por pruebas de calor para simular lo que les sucederá después de dos años.
También hay una máquina tiradora, en donde las pelotas son pateadas más de 3,500 veces. El hilo con el que se cosen se estira, e inclusive hay máquinas que simulan tiros de cabeza, todo esto es parte de la lucha que se sigue para impedir que los fabricantes chinos dominen el juego.
“Sin competir con China, nadie puede quedarse hoy en esta industria. Las cosas son muy sencillas, se tienen que cumplir exactamente con las necesidades del cliente”, dijo Akhar.
Akhtar sonríe cuando esta reportera le comenta que la pelota oficial de la Copa del Mundo de este año será china. Lo admite, y le molesta un poco.
De hecho, aquí, China es la amenaza por su producción masiva y la paridad tan baja de su moneda, no los talibanes. También el terrorismo es un estigma que debe vencerse.
“Afecta de forma seria, porque detiene a mucha gente del extranjero… especialmente los turistas de E.U. no quieren viajar a este país. Muchas grandes firmas tienen restricciones de viaje”, dice Akhtar.
Pero Pakistán sigue en la jugada. Forward Sports ha trabajado duramente para mantener su producto con altos estándares de calidad y bajos precios, y ha erradicado el trabajo de los niños de la línea de producción.
“No somos de esa clase de gente, somos honestos, realizamos bien nuestro trabajo, el mundo conoce nuestros productos. Nosotros hacemos productos no guerra”, dijo un empleado de muchos años.
Esta industria desafía al estereotipo pakistaní, sin pretender fingir que les apasiona este juego.
A ellos les apasiona el cricket, el negocio de este juego es el que se lleva toda la gloria.