Boris Yeltsin: el aficionado número uno del tenis en Rusia
Uno puede discutir mucho sobre su legado político, pero cuando se trata de tenis la mayoría de personas tienen la misma opinión sobre Boris Yeltsin.
El fallecido presidente ruso transformó la suerte del deporte en su país.
"Él puso los cimientos para el desarrollo del tenis en Rusia y fue el renacer en nuestro país después de que todo el mundo vio a Yeltsin, como presidente, en pantaloneta, corriendo alrededor de una cancha de tenis", le dijo a CNN su ex entrenador Shamil Tarpischev.
Esas famosas imágenes pueden inducir a una rabieta tipo McEnroe en los expertos en comunicación política: los resultados hablan por sí mismos.
Antes de que Yeltsin llegara al poder, los jugadores de la ex Unión Soviética habían aparecido en un total de tres finales de Grand slam: dos en Wimbledon y un Abierto de Francia.
Hoy, Rusia ha ganado 10 títulos de Grand slam: seis femeninos y cuatro de hombres.
"Básicamente, el tenis quedó a la par de otros deportes como el hockey de hielo y el futbol. De lo que yo llamo un deporte afeminado y burgués pasó a ser uno muy popular", dijo Tarpischev.
Tarpischev, ahora presidente de la Federación Rusa de Tenis, conoció a Yeltsin en 1988, en una playa báltica, extrañamente, en donde retó a Yeltsin —que en ese entonces había caído en desgracia política por haber criticado al líder soviético Mijaíl Gorbachov el año anterior— a un partido que el político eventualmente aceptó.
Se reunieron periódicamente el año siguiente, dice Tarpischev, esta vez en una cancha de Moscú.
Cuando Yeltsin hizo su controversial pero triunfal regreso a la política rusa en 1991, el nuevo presidente invitó a Tarpischev a volverse su entrenador. Para 1994 Yeltsin lo había hecho su ministro de deportes.
"Era madrugador, se levantaba a las 5 am. Después de dos horas de trabajo íbamos a la cancha por 40 minutos y era la cantidad de tiempo adecuada para que se relajara y volviera al trabajo", dijo Tarpischev.
Así que, ¿era bueno? Era muy ágil y tenía un gran sentido del humor, recuerda.
"Era un jugador profesional de voleibol, así que tenía buen servicio —las acciones son similares— pero su manejo de los pies dejaba algo que desear".
Lo que más puso lento a Yeltsin durante su periodo fueron los problemas del corazón. Fue hospitalizado en varias ocasiones y se sometió a una cirugía de bypass cuádruple en 1996.
Aunque la mala salud limitaba sus propias apariciones en la cancha, no le impedía apoyar a otros.
Y con jugadores como Yevgeny Kafelnikov surgiendo, él tenía mucho para apoyar.
"Su influencia fue enorme y fue un gran presidente de nuestro país por mucho tiempo", le dijo Kafelnikov a CNN.
El dos veces ganador de Grand slams recuerda que Yeltsin lo llamó cuando ganó su primer título de grand slam —y el de Rusia— en el Abierto Francés de 1996 y en 1999 cuando se volvió el primer jugador ruso en ser número uno del mundo.
Las notas y llamadas de Yeltsin eran frecuentes, así como lo fue la aparición creciente de estrellas rusas. Algunos de ellos fueron invitados a su dacha –casa de campo- en Moscú.
Kafelnikov dice que el líder ruso también tenía un conocimiento enciclopédico del tenis juvenil.
“Conocía a todos los jugadores en el top 100 y a cada niño o niña rusa participando”, dijo.
El final de la carrera política de Yeltsin en 1999 simplemente le dio más tiempo para dedicarse a ver tenis.
“Cuando jugábamos en Moscú siempre estaba en los partidos”, le dijo a CNN Anastasia Myskina, la primera rusa en ganar un grand slam.
Yeltsin fue uno de los famosos asistentes cuando Rusia ganó en la final de la Copa Davis de 2002 contra Francia en París.
El periodista de tenis Mikhail Ivanov le dijo a CNN: “Él fue uno de los que saltó a la cancha después de que Mikhail Youzhny ganara el match point. Todos los aficionados al tenis en Rusia recordarán eso por el resto de sus vidas”.
Rusia triunfó de nuevo dos años después y asimismo las mujeres rusas sellaron su primer título en la Copa Davis en 2004, una hazaña repetida en 2005, 2007 y 2008.
Cuando no podía estar ahí en persona, Yeltsin a veces hacía cosas increíbles para estar al tanto, como despertarse en mitad de la noche para ver el Abierto de Australia.
La muerte de Yeltsin por fallo cardiaco en 2007 significó que Rusia había perdido a su "más grande aficionado", según Myskina.
Tarpischev dice que Yeltsin "nos dio las oportunidades que ni siquiera soñábamos tener". Su obvio legado es el logro de 10 títulos de Grand slam —seis de mujeres, cuatro de hombres— y contando. Pero va mucho más allá de eso.
"El tenis se volvió en verdad un deporte de la gente y es el tenis amateur el que pone las bases para el desarrollo profesional", dijo Ivanov.
Es gracias a Yeltsin, dice Tarpischev, es que el entrenamiento y la participación en tenis han estado al mismo nivel de otros deportes.
"En este momento hay 2,384 torneos en Rusia en todos los niveles con más de 6,000 niños menores de 16 años participando en los torneos", dijo Tarpischev.
Las estrellas rusas del tenis también quedaron exentas de las viejas reglas comunistas que les prohibían quedarse con el dinero de los premios y que sólo les permitían viajar fuera del país 40 días por año.
Pequeñas quejas permanecen, no obstante. No hay suficientes canchas bajo techo —en un país en donde los inviernos son largos y duros— y Tarpischev dice que el deporte podría ser mejor con un poco más de dinero.
Tarpischev también desea que al menos uno de los biógrafos de Yeltsin intente retratar su lado humano.
"Ninguno de ellos ha logrado mostrarlo en toda su grandeza y alma. Pero nuestra gran suerte fue que Boris Yeltsin haya sido un aficionado al tenis".