El destino de River Plate, una advertencia para gigantes de Latinoamérica
En 1978, cuando Daniel Passarella era una estrella del River Plate levantó el trofeo de la Copa del Mundo para la selección de Argentina en el Estadio Monumental. Fue el mismo estadio donde el domingo, como presidente del club, experimentó la humillación de ver descender a los Millonarios por primera vez en su ilustre historia .
Muchos aficionados furiosos de River culparon al ex capitán y técnico del club por el descenso del equipo, pero las razones tienen raíces más profundas. Esto se estuvo cocinando desde hace mucho tiempo.
Passarella es uno de los culpables. En al menos una década, presidentes y directores deportivos destruyeron al equipo al vender a sus activos más valiosos y reemplazarlos con jugadores de talento mediocre y al contratar y despedir entrenadores a una velocidad alarmante.
Hay dos cifras que saltan cuando uno considera la historia más reciente de River: en las últimas tres temporadas de la liga argentina, el club tuvo seis directores técnicos y vendió a un total de 64 jugadores. Es una rotación que demuestra la historia de la inestabilidad tanto dentro como fuera de la cancha.
Cada técnico tuvo un promedio de 19 partidos disputados, mientras que la prisa del club para vender a sus jugadores jóvenes antes de alcanzar su potencial simplemente fue autodestructivo.
Durante los últimos seis años, River vendió a jugadores de la talla de Javier Mascherano, Lucho González, Gonzalo Higuaín, Radamel Falcao y Diego Buonanotte, todos ellos estrellas brillando actualmente en Europa. Por supuesto, todos son jugadores que tarde o temprano hubieran dejado el equipo, pero fueron vendidos muy rápidamente. Salieron antes de madurar y antes de que el equipo encontrara reemplazos adecuados.
Sería muy ingenuo no entender que los equipos latinoamericanos necesitan vender jugadores para poder ganar dinero y equilibrar las cuentas. Sin embargo, la política de River no tuvo ningún sentido.
Mientras vendían a los jóvenes jugadores sólidos y talentosos, contrataron a gente como Ariel Ortega, Matías Almeyda y Marcelo Gallardo para reemplazarlos; estos jugadores tuvieron en el pasado unas grandes temporadas en el Monumental, pero cuando regresaron al club, tuvieron poco que ofrecer además de cobrar grandes sueldos. Lejos de tener una influencia positiva en el vestidor, ellos lucharon para mantenerse en forma y abandonaron al club cuando más los necesitaba.
Todo esto cuenta una historia verdaderamente trágica. No sólo porque River es el equipo argentino más exitoso o porque ya no lo vamos a ver jugar el Superclásico contra Boca Juniors la próxima temporada, lo es por que podría pasar mucho tiempo antes de que regrese y por que podría ser una señal de las cosas que vendrán para otros poderosos equipos sudamericanos.
Mientras en Brasil, equipos como el Palmeiras y Vasco da Gama descendieron recientemente, ¿auién se atreve a decir que Boca no seguirá los mismos pasos en Argentina? Los xeneizes sólo han ganado uno de los últimos seis títulos de liga y terminaron en el lugar 12 y 7 en los torneos de apertura y clausura, respectivamente, de esta temporada. Al igual que River, Boca también ha cambiado a sus entrenadores y jugadores sin darle a nadie una oportunidad.
Así que esto podría ser un momento crucial para la élite del futbol en Latinoamérica. Los equipos deberán aprender de los errores de River para evitar caer en el abismo.